¡Que los objetivos del presupuesto sean decisión democrática de la comunidad!

¡Que los libros de cuentas sean abiertos y auditables en cualquier momento!

Durante el último periodo, se han profundizado las tensiones en la Universidad de Guadalajara. Alcanzando un clímax a mediados del año pasado. La UdeG es la segunda más antigua del país e igualmente, la segunda más grande en México. Y como todas las instituciones de educación pública, está siendo atacada por la crisis del sistema. Estos ataques se han manifestado en muchos modos, llevando a la institución a un grado de degeneración tal, que el ex rector Carlos Briseño terminó suicidándose, dando banderazo de arranque a una oleada de violencia alrededor de la universidad.

Las condiciones objetivas

En el último periodo, una camarilla burocrática (representada por el Grupo Universidad) se apoderó de la institución y su presupuesto. Durante un largo periodo, han llevado a cabo una tremenda malversación de fondos de la universidad. Un ejemplo es la Feria Internacional del Libro. Que, desde 1989 se ha organizado a costillas de los fondos de la universidad. Casualmente, el responsable de la feria del libro es Raúl Padilla, ex rector de la UdeG y cabecilla del Grupo Universidad

La Universidad enfrenta un tremendo problema de rechazados de la educación superior. Por dar ejemplos, Arquitectura oferta 135 lugares y hacen trámites 984, Derecho 352 y hacen trámites mil 582 o en Medicina hay lugar para 340 y hacen trámites 3 mil 423; dejando fuera a más del 80% de los jóvenes.

Por otro lado, el importante aumento al transporte público pone en una situación aún más precaria a la economía de los estudiantes. Esto obliga a muchos estudiantes a entrar a trabajar y, gradualmente, incluso a dejar sus estudios. Cualquier estudiante, hijo de trabajador, conoce el efecto que estos aumentos han tenido en todo el país.

Pero, con todo esto, salta una fuerte duda ¿Adónde se va el presupuesto de la universidad? La respuesta está en la malversación de fondos.

 Presupuesto y malversación de fondos

Durante el último periodo, la gente del Grupo Universidad ha estado muy ocupada con la distribución del presupuesto. Pero, ¿en qué se ha gastado el presupuesto? ¿En ampliar la matrícula? ¿En becas? ¿En profesores?

La verdad es mucho más cruda, aquí hay algunos ejemplos: La construcción del teatro Diana costó 120 millones de pesos. El auditorio Telmex costó alrededor de 600 millones de pesos, por mencionar algunos.

Los gastos en su llamada “difusión de la cultura” han sido igual de espectaculares. En 2008 la universidad gastó más de 50 millones de pesos en tiempo aire en Televisa Guadalajara. Y los eventos “culturales” no están en una situación distinta. La feria del libro y la Muestra de Cine, aunque se dicen autofinanciables, son verdaderos pozos sin fondo para el presupuesto universitario.

La burocracia de la UdeG y sus grupos de poder están seriamente vinculados con este tema de la malversación de fondos. Y estas sumas exorbitantes han jugado, sin duda, un papel en la fuerte ola de violencia, al estilo del crimen organizado, que se ha desatado en la universidad.

Carlos Briseño: la presión lo sobrepasa.

Durante 20 años, Carlos Briseño había sido parte del Grupo Universidad y había identificado a Raúl Padilla como su mentor. Esto llevó a que, después de la salida de su hermano José Padilla dejara el cargo, Raúl Padilla designó a Carlos como rector.

El problema fue que, conforme el periodo avanzaba, las diferencias entre el rector y el Grupo universidad empezaron a profundizarse. Esto fue debilitando la autoridad del rector dentro y fuera de la universidad.

En varias ocasiones, como la Feria del Libro de 2007 y el informe del rector del mismo año, Padilla y su camarilla despreciaron al rector. Todo esto fue la respuesta a varias declaraciones en que el rector aseguraba que él no era un títere de los Padilla (Raúl y José).

Para responder al desaire, Carlos Briseño decidió lanzar una amenaza que solamente profundizó las tensiones. Advirtió que realizaría auditorías a los negocios financiados con fondos universitarios. Especialmente al auditorio Telmex y a la Feria del Libro que durante años se manejó sin rendir cuentas a nadie. Incluso amenazó con pedir que se auditara a toda la casa de estudio. Esto no hizo nada de gracia a los burócratas enquistados en las altas cúpulas de poder de la universidad.

Ya hacia el 2 de julio de 2008, Carlos Briseño empezó a buscar alejarse de la férula de Padilla en declaraciones cada vez más escandalosas. Estas declaraciones fueron acompañadas de la presunción de su amistad con el gobernador Emilio Gonzales. Aparentemente, la apuesta de Briseño era apoyarse en el gobernador para independizarse del Grupo Universidad y poder apoderarse de los feudos que la universidad implica.

Durante agosto, las críticas del rector fueron subiendo de todo, hasta el punto de desconocer la autoridad política de Raúl Padilla y describir sus acciones como un daño enorme para la institución de estudios superiores.

Cuando ya la tensión era demasiada, se llevó a cavo la reunión del Consejo Universitario. Cabe señalar que el consejo estaba bajo control de Padilla, el líder del “feudo” universitario. En esta reunión, y en condiciones muy cuestionables, desconocieron a Carlos Briseño como rector y, en su lugar, pusieron a Marco Antonio Cortez.

Durante meses, Briseño intentó todas las rutas legales para recuperar su puesto, pero no resultaron. Primero se enfrentó a la pérdida del amparo a nivel local. Y mientras esperaba el amparo federal, pasó lo inevitable.

“Ya no aguanto las presiones…”, así se despidió Briseño en su carta de suicidio. El jueves 19 de noviembre fue encontrado su cuerpo. Después del suicidio, abundaron las sospechas del vínculo del grupo de Padilla en el supuesto “suicidio” de Briseño. Pero, no casualmente, las autoridades descartaron esta posibilidad automáticamente.

Pero los acontecimientos posteriores abrirían más dudas sobre las razones oscuras de la violencia.

La violencia avanza

El 26 de octubre, el chofer de Raúl Padilla sufrió un atentado en que le dispararon en la cabeza. Y, aunque sobrevivió, perdió un ojo. Pero esto llevó a otro acontecimiento violento entre las cúpulas universitarias.

El 14 de diciembre del año pasado, ex escoltas de Raúl Padilla asesinaron a Fernando González Sandoval director de la Preparatoria 7. Aparentemente, el director dio información para intentar esclarecer el atentado del 26 de octubre que, casualmente, involucraba a ex escoltas de Padilla.

Casualmente, las autoridades universitarias no tardaron en desmentir a las autoridades policiales, asegurando que no existía ningún vínculo entre los dos homicidios.

Con toda esta violencia, parece que la UdeG vuelve a los tiempos de la represión del movimiento estudiantil. Un tiempo en que no era nada raro encontrar a líderes estudiantiles o activistas muertos.

Todos estos fenómenos son señal de la fuerte degeneración de la burocracia. Una burocracia que no ven a la universidad más que como un botín político. Pero a todo esto, es necesario dar una respuesta organizada ¿Qué organización tenemos?

La bancarrota de la FEU

La FEU es la organización estudiantil oficial reconocida por la UdeG. Está muy a tono con la tradición de las federaciones del siglo XX. Realmente estas organizaciones solamente sirven para repartir los derechos estudiantiles (en el mejor de los casos). La FEU no es una organización tradicional de lucha del estudiantado, Y en el fondo, juega un papel muy diferente.

Al igual que las Federaciones de los años 50’s, la FEU ha desarrollado una fuerte capa de burócratas en su dirección. Personajes que no están interesados realmente en las necesidades de los estudiantes, sino en sus propios intereses.

Una prueba fehaciente de esto es que muchos de sus ex líderes son hoy miembros del gobierno o la burocracia universitaria.

Pero con todo esto, ¿Qué alternativa necesitan los estudiantes de la UdeG?

La alternativa de lucha

El movimiento estudiantil tiene mucho potencial, pero no puede llevar su lucha a la victoria sin una dirección clara. La tarea de la capa más avanzada de estudiantes es construir esa dirección.

La organización que el estudiantado necesita es una organización capaz de aprender de los errores del pasado. Capaz de dotar al movimiento de un programa consecuente y auténticamente revolucionario. Un programa capaz de vincular sus demandas con la lucha obrera y campesina. Un programa capaz de escapar las barreras de la universidad.

Hoy es necesaria la construcción de una organización estudiantil nacional, revolucionaria, permanente y con carácter de clase. Una organización que prepare cuadros estudiantiles que puedan llevar el movimiento a la victoria. Una organización con miras más allá de los muros de la universidad que luche por la unidad con la clase obrera, por la transformación socialista de la sociedad.

La podredumbre en el seno de las autoridades de la UdeG no hace sino expresar la irracionalidad del sistema capitalista. Los detalles sobre éste o aquel aspecto que haya realizado tal o cual personaje, no son en realidad el foco de atención al que debemos atender. Historias como esa las podemos encontrar en cualquier institución de cualquier nivel y función. El punto es, ¿cómo defendernos de la irracionalidad? ¿Cómo organizarnos como comunidad universitaria para que el presupuesto de la universidad se use en beneficio de los universitarios? Lo que buscamos es que en vez de que el presupuesto se quede en manos de un puñado de corruptos, el dinero se use de forma transparente, auditable y que los objetivos sean decisión democrática de la comunidad universitaria.

Una vez dicho lo anterior, insistimos en que la corrupción es un fenómeno intrínseco al capitalismo, de no ser el Grupo Universidad, sería cualquier otro, de hecho, las pugnas en el seno de la burocracia no hacen sino manifestar una lucha intestina por el poder que expresa a su vez la crisis del régimen panista. La única alternativa real está en luchar por una organización desde abajo que permita tender un puente entre la lucha por lo inmediato, que en este caso se traduce en el uso democrático del presupuesto universitario, y la necesidad histórica de la transformación socialista de la sociedad.

¡Abajo los privilegios de la burocracia universitaria!

¡Que los objetivos del presupuesto sean decisión democrática de la comunidad!

¡Que los libros de cuentas sean abiertos y auditables en cualquier momento!

¡Aumento a la matrícula de emergencia, ni un rechazado más!

¡Becas del 100% a los estudiantes hijos de trabajadores, transporte gratuito, comedores y dormitorios!

¡Por la construcción de la organización nacional de estudiantes!


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