El 7, 10 y 11 de febrero Grecia volvió a vivir nuevas huelgas generales, la participación fue masiva, el martes 7, según los sindicatos “un 80% de los trabajadores del sector privado y un 90% de los funcionarios han secundado la huelga” (Público, 7/2/12). El país quedó totalmente paralizado y miles de trabajadores participaron en las manifestaciones. Las consignas más coreadas fueron: “¡Que se vaya la troika!”, “¡La troika fuera de Grecia!” y “¡Abajo las medidas de miseria!”*.

Una asociación de la policía griega, la Federación Panhelénica de Oficiales de Policía (POASY), ha exigido la emisión de órdenes de arresto contra los representantes de la troika por los cargos de "extorsión", de "promoción encubierta de la eliminación o reducción de nuestras políticas democráticas y de la soberanía nacional" y de "interferencia en procesos legales esenciales" del Estado. "Quedan avisados de que, como representantes legítimos de la policía Griega, requeriremos que nos sean emitidas órdenes de arresto hacia ustedes por unagran cantidad de delitos contemplados por la legislación y de acuerdo al Código Penal griego". (Público. 11/2/12)

Las huelgas se han producido en medio de las conversaciones entre el primer ministro Lucas Papademos y los partidos que conforman el gobierno (Pasok, Nueva Democracia y el ultraderechista LAOS) para aprobar un nuevo plan de recortes, una imposición de los acreedores internacionales (UE, FMI y Banco Central Europeo) para que Grecia pueda acceder al segundo rescate, de 130.000 millones de euros. Si el rescate no llega el Estado griego entraría en bancarrota el próximo 20 de marzo, ya que tiene que hacer frente a un pago de 14.500 millones de euros, con las repercusiones económicas y políticas que tendría para la UE. Tras unos días de tensas negociaciones finalmente llegaron a un acuerdo. Las medidas incluyen un recorte de 1.100 millones de euros del sistema de salud, nueva ronda de despidos en el sector público, 15.000 sólo este año; en total, desde el inicio de la crisis y hasta 2015, se prevé despedir a 150.000 funcionarios.

También se incluye una reducción del 22% del salario mínimo, pasará de 750 a 600 euros. Para los trabajadores menores de 25 años habrá un recorte adicional del 10%. Los salarios en el sector privado se reducirán un 25%, se congelan todas las pagas hasta que el nivel de desempleo pase del actual 19,2% a un 10%. No se negociarán ni renovarán convenios colectivos a nivel de empresa Además se acabaron los contratos fijos en las empresas y bancos estatales. El subsidio de desempleo tampoco se libra y pasara de 460 a 360 euros mensuales.  Además se reducirán las pensiones complementarias un 15%.

Declive social sin precedentes

Los ataques a los trabajadores griegos están adquiriendo proporciones espantosas que significan la ruina de la clase obrera griega. Las medidas de austeridad implantadas hasta ahora han provocado un declive social sin paralelo. Según los últimos datos publicados por el gobierno griego, tres millones de personas viven por debajo del umbral de pobreza, un 27,7% de la población. Uno de cada cinco adultos y uno de cada dos jóvenes están en paro, el número de “sin techo” se ha incrementado de manera dramática, un 25% sólo en el último año.

Reuters informaba el pasado 7 de febrero de un aumento del desempleo superior al 20%, eso significa más de un millón de griegos. Casi la mitad de los parados entre 15-24 años no encuentran empleo. Y sólo una cuarta parte de los parados reciben subsidio.  Desde el inicio de la crisis han desaparecido decenas de miles de empresas, sólo entre 2010 y 2011 cerraron 68.000 pequeñas y medianas empresas, se espera el cierre inminente de otras 53.000 (datos de la Confederación Nacional de Comercio Griego).

Mientras los trabajadores cargan sobre sus hombros con todo el peso de la crisis, los capitalistas griegos se dedican a sacar su dinero del país, según el principal periódico económico alemán, Handelsballt, desde el inicio de la crisis han sacado del país 560.000 millones de euros, dos veces la deuda estatal griega.  Y los bancos griegos conseguirán, gracias al último acuerdo, otros 40.000 millones de euros para su “recapitalización”.

Peligro de explosión social

Aunque todos los partidos que participan en las negociaciones están de acuerdo en un nuevo paquete de recortes, las diferencias vienen por el miedo a las repercusiones políticas y sociales que tendría un nuevo ataque. George Karatzaferis, líder de LAOS, fue bastante explícito ante las posibles consecuencias: “No voy a contribuir a una revolución que nos humillará y que incendiará Europa” (www.egovmonitor.com, 6/2/12); una semana antes ya había advertido del peligro de una “explosión social”. Nada más firmarse el acuerdo y sólo a 48 horas de que el Parlamento apruebe las nuevas medidas de austeridad, estalló una nueva crisis de gobierno, tres ministros han dimitido, dos del ultraderechista LAOS, los ministros de transporte y marina mercante, aunque sí han dejado claro que votarán a favor del acuerdo el 12 de febrero en el parlamento, y la otra dimisión es el ministro de interior, del PASOK. También han dimitido varios parlamentarios del PASOK, vinculados a las direcciones sindicales, un síntoma más de la enorme presión que hay por abajo.

En abril está prevista la celebración de elecciones, aunque el 19 de febrero el gobierno debe confirmar oficialmente la fecha, algunos, como el ministro de economía, condiciona la celebración de elecciones a la llegada del plan de rescate. Las encuestas pronostican una caída estrepitosa del PASOK, con una perspectiva de voto del 8%, convirtiéndose en el quinto partido, una debacle histórica. También señalan un aumento del voto a otras organizaciones de izquierda: el Partido Democrático de Izquierda, conseguiría el 18% de los votos, mientras que el Partido Comunista y Syriza conseguirían un 12% de los votos cada uno, casi 4 puntos más que en las últimas elecciones (New York Times, 6/2/12).


La clase dominante griega, y de la UE, está aterrorizada ante las repercusiones sociales que tendrá su política de ataques salvajes a la clase obrera, ven asomarse el fantasma de la revolución en Grecia y temen que los trabajadores en Europa, que se enfrentan a los mismos ataques puedan emprender el mismo camino. El 7 de febrero, el secretario general de la federación sindical ADEDY, Ilias Iliopoulos, explicaba acertadamente a Reuters cuál era la situación. “Las dolorosas medidas que crean miseria para los jóvenes, parados y pensionistas no nos dejan mucho margen de maniobra. No las aceptaremos. Nos movemos hacia una insurrección social”. (http://digitaljournal.com/article/319379#ixzz1m4bTetEj)
* La “troika” hace referencia al trío de acreedores internacionales, Unión Europea, FMI y Banco Central Europeo


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