Los hemos alimentado por mil años-
Porque eso fue nuestro destino, usted sabe.
Desde los días que nos encadenaron a los campos,
Hasta la huelga la semana pasada.

Nos han quitado nuestras vidas,
las de nuestros niños y nuestras esposas,
Y nos dicen que es su derecho,
Pero si la sangre es el precio de su riqueza,
Por Dios que ya hemos pagado suficiente.

[Por un trabajador anónimo, 1908]*

En marzo pasado, obreros de la empresa automotriz norteamericana Flex-N-Gate, proveedora de autopartes de la armadora Volkswagen (VW) en Puebla, denunciaron que han sido sometidos a peores condiciones de explotación laboral, tales como el alargamiento de la jornada de trabajo a 12 horas y presentarse a trabajar en sus días de descanso, a cambio de no perder su empleo.

 Además de lo anterior, otros abusos y atropellos que han sido denunciados por el grupo de “Trabajadores Unidos” de Flex–N–Gate son “la revisión de los casilleros de los obreros, una práctica que es aplicada para reducir el monto de una liquidación; prueba de esto es el pago de 30 mil pesos a un trabajador con 17 años de antigüedad, a quien tras una revisión a su casillero durante su día de descanso, supuestamente se le ‘encontró’ material de trabajo y fue acusado de hurto” (La Jornada de Oriente, 23/03/12).

Los obreros también denunciaron que “la empresa separa a los trabajadores de planta de los contratados vía outsourcing, a través de las empresas ASI y STAFF” y que aunque les paga las horas extras, “no vale la pena el esfuerzo, porque nos descuenta por los servicios que ofrece y por impuestos”. Además “se aplican descuentos injustificados y la empresa está despidiendo al personal con mayor antigüedad.” Todos estos atropellos aceptados por el dirigente sindical de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Gonzalo Torres Chetla, quien tampoco les ha dado a conocer el Contrato Colectivo de Trabajo (Ibidem).

Con todas estas prácticas irregulares y condiciones de explotación laboral que enfrentan los trabajadores de Flex-N-Gate, se comprende por qué entre 2009 y 2011, las ganancias del corporativo crecieron 37%, al pasar de dos mil 249 a tres mil 87 millones de dólares por la producción en todas sus plantas. Pues se trata de una empresa norteamericana que tiene 12 Plantas en Ontario Canadá; seis en España (Barcelona y  Navarra);  una en Brasil y una en Argentina; en Estados Unidos 26 distribuidas en Kentucky, Michigan, Missouri, Ohio, Texas, Oklahoma, Indiana, Alabama e Illinois; y en México existen cinco plantas localizadas en Hermosillo, Querétaro, Guanajuato y Puebla.

Flex-N-Gate fabrica frenos de mano, palancas, defensas y otras autopartes automotrices, y es propiedad de Shahid Khan, quien según la revista Forbes (anualmente publica la lista de la gente más rica del mundo), posee una fortuna de 2.5 billones de dólares, con lo que a nivel mundial ocupa el lugar 491 y el 194 en los Estados Unidos.

Pocos días después de haber hecho la denuncia pública los obreros, los empresarios norteamericanos enviaron una delegación de representantes de la empresa para cerciorarse del funcionamiento de la planta en Puebla. Al mismo tiempo, el líder sindical de la CTM inició una campaña de intimidación y amenazas contra los trabajadores, diciéndoles que no “molestaran a la empresa”, pues cerrará sus puertas y se quedarán sin empleo, tal como ocurrió recientemente con Johnson Controls, otra proveedora de VW en Puebla  (La Jornada de Oriente, 28/03/12).

A pesar de las amenazas en su contra, los trabajadores han continuado con la denuncia de las condiciones laborales de explotación que enfrentan; su propia experiencia les ha demostrado que los capitalistas se enriquecen a costa de explotar la fuerza de trabajo de los obreros, pues, por ejemplo, dijeron que en la última década Flex–N–Gate ha aumentado su producción mediante la diversificación de los productos que manufactura, a través de diferentes proyectos que llegaron a la empresa, “y esto sólo es el reflejo del trabajo y el esfuerzo de nuestros compañeros que son altamente productivos”, dijeron (Ibidem). Efectivamente, somos los trabajadores quienes producimos la riqueza y, por lo tanto, debemos administrarla democráticamente para nuestro desarrollo como verdaderos seres humanos.

Otra de las cosas que han observado es que la burguesía tiene sus tentáculos a nivel internacional y que, por lo tanto, los trabajadores, de igual modo tienen que internacionalizar su lucha. Así, pues, como resultado de difundir su lucha la United Electrical, Radio and Machine Workers of America, de Estados Unidos, y la Federación de Industria de España, expresaron su repudio a las “prácticas antisociales y antisindicales”, tanto de la empresa como del “sindicato proteccionista” de la CTM y a su representante Gonzalo Torres Chietla por hostigar a estos trabajadores” (Ibidem).

Finalmente, también se han dado cuenta de que la mayoría de los dirigentes sindicales no representan los intereses de los trabajadores, sino que están coludidos con las empresas para avalar y recrudecer los ataques a sus derechos laborales. Esto explica que, a pesar de estar viviendo la peor crisis del sistema capitalista a nivel mundial, desde los años 30, este sistema se mantenga en pie y la burguesía siga cargando el costo a los trabajadores. No porque supuestamente la clase trabajadora esté apática, al contrario, cuando de defender sus derechos se trata, la vemos por todas partes luchando. Los trabajadores de Flex-N-Gate son un ejemplo de ello. Pero también de la necesidad de que la clase trabajadora cuente con sindicatos democráticos y combativos, que vinculen las demandas económicas con la lucha por el derrocamiento del capitalismo decadente y la transformación socialista de la sociedad.

*Citado en http://www.farmworkers.org/luchacal.html


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