En México como en el resto del mundo la explotación capitalista, es decir la explotación de los trabajadores por parte de los patrones, es la fuente de la que emanan enormes fortunas para un puñado de empresarios y de la que brota la miseria, al hambre, la desesperanza y toda clase de humillaciones y calamidades para millones de seres humanos. Pero contradictoriamente son precisamente esos millones los que generan todos los días con su trabajo la enorme riqueza de la cual se apropian de forma parasitaria los patrones.

Ello es producto de la propiedad privada sobre las fábricas, la banca, las cadenas comerciales, el monopolio del trasporte, la tierras; es decir lo anterior es obra del gran capital que todos los días exprimen hasta los huesos a millones de trabajadores que están obligados a laborar a cambio de una salario al no tener más posesión que su fuerza de trabajo para venderla.

Y los gobiernos del PRI y del PAN, son aliados de los patrones al imponer toda una serie de leyes para asegurar la explotación capitalista, incluso por medio de la fuerza de ser necesario.

En México toda esa realidad se ha traducido en que, en cálculos de 2012, un grupo de obreros con salario mínimo (62.33 pesos diarios) necesite apenas 9 minutos de trabajo para producir la cantidad suficiente de mercancías y recuperar de esta forma el gasto del patrón en mano de obra. El resto de la jornada de trabajo, es decir 7 horas con 51 minutos, tiempo en el que ese mismo grupo de obreros continuara produciendo más mercancías, estrabajo gratuito para el patrón. Del trabajo gratuito o no retribuido es del que brota la plusvalía, es decir la ganancia del patrón.

Una política adoptada por los empresarios para lograr ese resultado ha sido la de abaratar los salarios a toda costa a lo largo de varios años a tal grado que entre 1977 y 2008, éstos perdieron su valor en un 75%. Ello ha significado que, por ejemplo, mientras un salario mínimo diario de 1994 alcanzaba para comprar 20 kilos de tortilla, ya en 2011 sólo se pudiera adquirir 6 kilos y medio; para el caso del frijol en el primer año se podía adquirir con un salario 8 kilos y medio contra los menos de 5 kilos actuales, por ejemplo.

A lo largo del sexenio de Calderón el salario perdió su valor en un 44%; y ahora con Peña Nieto en 2013 el salario mínimo solo se incrementó 2 pesos con 43 centavos diarios. Además, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en 2011, los trabajadores mexicanos son de los que más horas diarias trabajan en el mundo con jornadas diarias promedio de 10 horas, cuando oficialmente ésta tiene que ser de 8 horas. De ese modo, al extender la jornada de trabajo, los patrones obligan a los obreros a trabajar más tiempo gratis para generar aún más ganancias.

El caso particular de las trabajadoras mexicanas es más grave aún pues la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en 2010 señalaba que este sector de la clase trabajadora de nuestro país laboraba 76.3 horas a la semana, traduciéndose en jornadas promedio para ellas de 12.7 horas diarias sin contar el domingo. Y yendo más lejos la CEPAL también destaca que la mujer trabajadora mexicana tiene que invertir semanalmente 39.3 horas semanales al trabo del cuidado de la familia y quehaceres domésticos. Esa doble jornada suman 18 horas de trabajo diario, una para generar ganancias directas para el patrón en la fábrica y otras para reproducir nueva fuerza de trabajo dispuesta a ser explotada en cuanto el patrón necesite sustituir a los obreros desgastados.

El desgaste y el agotamiento producto de la explotación extrema de los patrones más su falta de inversión en equipo y medidas de seguridad, ha provocado un dramático aumentos de los accidentes laborales en nuestro país, incrementándose éstos de los 300 mil de 2007 a los 553 mil 915 registrados en 2010; en este último año las muertes por accidentes en la fábrica fueron 556. Además para 2011 los registros señalaban que 26 millones de trabajadores no cuentan con seguro social. Para los patrones los trabajadores somos carne de explotación y nuestra salud y nuestra vida misma no les importan nada; ahorrar en IMSS y en medidas de seguridad es un recurso de los patones para recortar sus gastos en mano de obra e incrementar sus ganancias.

Toda esa ello es la que explica que en México haya cuando menos 60 millones de pobre al lado de capitalistas como Carlos Slim, dueño de Telmex y hombre más rico del mundo. En nuestro país las 10 familias más ricas ya acumulaban en 2009 una fortuna total de 135 mil millones de dólares, equivaliendo esto al 13.5% del valor de la economía nacional. Ello quiere decir de cada 100 pesos que hay en México, $13.50 se los apropian esas 10 familias dejando $86.50 para que se mal reparta entre más de 110 millones de mexicanos restantes.

Para luchar contra esa realidad debemos ser conscientes de nuestra fuerza. No hay una sola fábrica en la que se pueda producir algo sin que los trabajadores lo hagamos; lo patrones sin nuestro auxilio son totalmente incapaces de hacer que una empresa produzca. Es por ello que, dada la enorme dependencia de los capitalistas hacia muestro trabajo, nosotros podemos echar mano de paros laborales y huelgas para obligar al patrón a cumplir nuestras demandas.

Para ello es necesario trasformar esa fuerza en lucha organizada, agrupando a la mayor parte posible de trabajadores de la empresa para formar sindicatos, en México se necesitan 20 trabajadores como mínimo para integrarlo, o democratizarlo en aquellos donde éste exista pero esté bajo el control de los charros y de dirigentes que no estén dispuesto a luchar.

Debemos trazar un plan de acción en el que estén muy claras nuestras exigencias y en el que lancemos iniciativas para ganar el apoyo activo para la lucha de otros sindicatos. Ese plan debe contemplar acciones para hacerse de un fondo de resistencia para soportar la lucha, tanto como de recursos propios como los provinieses del apoyo solidario de otros sindicatos y agrupaciones obreras.

También es necesario hacer las asambleas y reuniones necesarios con los compañeros de la fábrica para discutir a fondo la necesidad de luchar, los pasos a dar para impulsarla y el papel que le corresponde a cada trabajador.

En ese marco es importante impulsar la mayor unidad del movimiento obrero para organizar acciones coordinadas seguidas de movilizaciones de masa y huelgas generales, golpeando todos juntos el mismo día y a la misma hora ¡Ni una lucha aislada más! Para ello es necesario adoptar una plataforma reivindicativa que le dé cause a las demandas de los diferentes sectores en lucha.

El capitalismo es un sistema de explotación mundial, es por ello que la clase trabajadora mexicana debe impulsar acciones que la vinculen con la lucha de los explotados de otras partes del mundo.

En última instancia, la solución definitiva frente a la explotación capitalista es eliminando las condiciones objetivas que permiten que un puñado de burgueses vivan parasitariamente del trabajo de millones de trabajadores; es decir la solución radica en la expropiación de los capitalistas a manos de la clase trabajadora.

Por consecuencia para darle coherencia a esta política, es decir a la lucha por el socialismo, se necesita un partido con una política de independencia de clase que sea capaz de ganar el apoyo masivo de los trabajadores para llamarlos a luchar por derrocar al Estado burgués y al capitalismo. Un partido de esa naturaleza no se puede improvisar, solamente puede ser obra de un trabajo paciente de los marxistas que eche raíces profundas en el seno de las organizaciones tradicionales de la clase trabajadora para arrebatarla de la influencia del reformismo.

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