El día de hoy, lunes 29 de abril de 2019, alrededor de las 3 pm, se reportó la agresión a Aidée Navarrete con un arma de fuego dentro de las instalaciones del Colegio de Ciencias y Humanidades, Plantel Oriente, mientras tomaba clase de matemáticas en el edificio P. Al percatarse de ello el profesor suspendió clase, para que Aidée fuera atendida en las instalaciones médicas del plantel. Por la gravedad de su herida, Aidée fue trasladada al Hospital Regional del ISSSTE en Zaragoza, pero lamentablemente falleció. Las autoridades del Colegio decidieron suspender las clases hoy y mañana 30 de abril, sin explicar claramente lo ocurrido.

Diversas versiones han comenzado a circular, promovidas por las propias autoridades quienes en un primer momento señalaron el desalojo del Plantel por la supuesta enfermedad padecida por Aidée. Es claro que esto no ha sido con otro objeto más que generar confusión entre la comunidad, así como evitar responsabilizarse de la situación a la que nos enfrentamos miles de estudiantes que acudimos regularmente a las escuelas públicas. Esto se suma al reciente caso de secuestro y feminicidio de Miranda, alumna también del CCH-O, ocurrido el pasado septiembre.

Las autoridades de la UNAM no han sabido contener la violencia dentro la Universidad. Basta señalar las decenas de acusaciones de agresiones a compañeras por parte de profesores que ejercen violencia machista contra nuestras compañeras o el carpetazo a las agresiones porriles de septiembre pasado. Es evidente que no se ha generado una estrategia real para garantizar mejores condiciones de estudio y vida dentro de los planteles y sus alrededores, no se ha profundizado en las denuncias, ni se ha hecho justicia a ningún caso reciente de violencia dentro de la Universidad. Es esto lo que propicia que la violencia siga pululando en nuestros centros de estudio.

Ni sus lamentaciones, ni sus “enérgicos rechazos”, como los de septiembre pasado, son suficientes ante la barbarie a la que nos enfrentamos miles de jóvenes cotidianamente. Tampoco lo es la mayor presencia de policías lo que nos garantizará mayor seguridad, seguramente intentaran insistir en esto en los próximos días. Los jóvenes tenemos la fuerza y la voluntad para organizarnos y dar la batalla de forma colectiva contra quienes atentan contra nuestras vidas y derechos. Basta ver y seguir el ejemplo de miles de mujeres, la mayoría jóvenes compañeras nuestras, que en México y el mundo están saliendo a las calles a decir “basta de violencia machista en contra nuestra”. Ese es el camino que tenemos que seguir, salir a las calles y parar nuestros centros de trabajo para parar de una vez por todas la violencia contra la juventud.

Lo ocurrido hoy a nuestra compañera es una muestra de este sistema putrefacto que condena a millones de jóvenes a la pobreza, a la violencia y al desempleo, mientras una capa muy minoritaria de la sociedad se dan la gran vida a costa de las nuestras. Los culpables de esta situación son los que día con día nos recortan el presupuesto y aprueban las reformas que nos arrebatan derechos, desde el Sindicato de Estudiantes, Libres y Combativas e Izquierda Revolucionaria esclarecimiento, deslinde de responsabilidades y castigo a los responsables concretos, pero también nos sumamos hoy más que nunca a la lucha y exigencia de una educación pública y libre de violencia.


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