Este próximo 2 de junio se realizarán elecciones para gobernador en Baja California y elección de diputaciones y alcandías en tres estados más del norte: Aguascalientes, Durango y Tamaulipas, esto en medio de un giro a la izquierda en todo el país en la conciencia de millones de trabajadores, jóvenes, mujeres, campesinos, indígenas, etc., y que está teniendo consecuencias también en esta región

El norte del país es económicamente más desarrollado que el sur, este desarrollo fue vertiginoso en la última década; consiguió una gran industria, principalmente manufacturera, el acrecentamiento de la población y la reconfiguración del territorio, todo a disposición de las empresas, principalmente transnacionales.

Lo que en algún momento prometía ser un desarrollo esperanzador de mejora en la vida cotidiana para la población, con el tiempo, pese al desarrollo en infraestructura, o la disminución de la pobreza en general, derivó en la proliferación de bandas traficantes, desigualdad social, degradación y despojo de los recursos naturales.

Finalmente la ralentización de la economía de la región junto con la cada vez más cínica depredación de recursos naturales y económicos con escándalos de corrupción, ha llevado a grandes movilizaciones, una de las más emblemáticas la de Mexicali Resiste en defensa del agua.

Este gran movimiento que llegó a aglutinar hasta 80 mil personas en el centro de Mexicali, fue la expresión más potente del cambio en el ambiente que se ha ido gestando en Baja California, pero también en toda la franja fronteriza. La oleada de huelgas en Matamoros es otro ejemplo de ello.

A partir de entonces hemos visto desarrollarse otro tipo de movimientos, a los maestros de diferentes instituciones, a los trabajadores del estado, entre otros movilizándose contra la corrupción del gobierno de Kiko Vega, por pago puntual de salarios, etc.

Como consecuencia de este proceso generalizado, en el norte del país también se observa  una caída del apoyo electoral a partidos como el PRI y el PRD, pero incluso el PAN, fuerza dominante en los últimos 30 años, ha caído estrepitosamente ya desde 2018. Pero la mayor preocupación para todos estos ladrones de cuello blanco es la perspectiva electoral para este 2 de junio, en donde el partido  hegemónico hasta el año pasado, podría conseguir solo un pírrico 14 por ciento. Mientras que al PRI solo se le proyecta un 4 por ciento. Una gran derrota para estos partidos.

Sin embargo, las alternativas no son nada alentadoras, el candidato de MORENA, Jaime Bonilla, es un empresario, con afinidad al Partido Republicano a quien ha apoyado económicamente en sus campañas en San Diego, gracias a su doble nacionalidad, con una escuela de derecha y una historia de corrupción, totalmente alejado de las condiciones de vida de la mayoría, como no puede ser de otra forma si tiene la posibilidad de tener entre sus propiedades una mansión de 24 mdp. Este fiel representante del arribismo que ha proliferado y se ha solapado dentro de MORENA, tan solo enmascara más de lo mismo que se tenía con el PAN en este Estado.

Para estas elecciones el pueblo de Baja California no tiene opciones dentro de los partidos tradicionales de la democracia burguesa, hay un repudio creciente al PAN que se reflejó el 1° de julio del año pasado en donde AMLO aumentó 20 por ciento su preferencia electoral en esta región norteña, y en el caso de BC la participación dio un salto de 30 puntos. Pero el candidato registrado por este partido está lejos de ser una alternativa viable.

Aun así lo más probable es que haya un vuelco masivo al voto por MORENA y por primera vez se echará al PAN del gobierno, lo cual es un avance muy importante, pero no será suficiente, acto seguido queda la necesidad de seguir luchando por una alternativa real, no en la vía de la democracia parlamentaria, sino en la vía de la lucha auto organizada de los trabajadores y la juventud contra todas las medidas propatronales y de despojo.

El ejemplo del Movimiento 20/32 en Matamoros es muy aleccionador para toda la región y el país, lo que necesitamos es trasladar la lucha organizada y contundente del terreno de las demandas locales a una mejora en todos los aspectos de nuestras vidas, contra la violencia y la opresión hacia la mujer en cualquier ámbito, por la seguridad del pueblo, por espacios de estudio dignos, guarderías y comedores gratuitos, etc. Este gran movimiento nos ha demostrado la potencia transformadora de la clase obrera organizada y que no basta usarla para obtener mejoras salariales, sino que nos es útil y necesaria para realizar un cambio profundo de nuestras condiciones de vida y conseguir una sociedad socialista.


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