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El 8 de marzo pasado, miles de mujeres trabajadoras pertenecientes a sindicatos y no sindicalizadas participaron en la enorme movilización por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, como respuesta a la enorme opresión cada vez más aguda que vivimos.

Violencia machista en el trabajo

Tan sólo durante la pandemia, el 84% de los despidos fueron de mujeres, destacando las mujeres embarazadas. Además, fue fundamentalmente a nosotras a quienes se nos recargó con redoblado peso las labores del hogar debido a la crisis del sistema sanitario y educativo.

En los centros de trabajo también vivimos muchas problemáticas, según cifras de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares ENDIREH (2021), casi 8 millones de mujeres han sufrido algún tipo de violencia en el trabajo, la más común es la violencia sexual. Más de 615,000 mujeres han sido violadas o han sufrido un intento de violación en el ámbito laboral, y casi 2 millones más han sentido miedo de ser víctimas de un ataque sexual; también padecemos la discriminación salarial, penalizaciones por atender problemáticas en casa, etc.

Muchas de nosotras trabajamos en total vulnerabilidad, sin pertenecer a ningún sindicato y las que contamos con alguno no tenemos garantía de protección. El charrismo sindical afecta al conjunto de los trabajadores, pero en el caso de las mujeres se convierte en una mafia que solapa violencia machista, como los casos denunciados por trabajadoras de CFE, en donde se han visto involucrados algunos dirigentes del SUTERM.

La cantaleta de la burocracia siempre es la misma: “no alces la voz porque vulneras al sindicato”, por lo que muchas veces somos revictimizadas, soslayadas o abiertamente atacadas si nos atrevemos a hablar. Lo que realmente vulnera a los sindicatos es la desconfianza, la corrupción y la impunidad.

Tenemos una gran batalla al interior de los sindicatos, pero nadie la dará por nosotras. No se trata de lograr que haya mujeres en los comités ejecutivos, se trata de conquistar espacios seguros para la participación política de nuestras compañeras, de hacer conscientes a los compañeros de la importancia que tiene romper con la violencia machista, se trata de dar la batalla al interior de los sindicatos como afuera, en los centros de trabajo contra la patronal ¿Cómo podemos exigir igualdad salarial o luchar contra la violencia patronal, si al interior de los sindicatos se reproduce esta violencia contra las compañeras?

La lucha de las mujeres en los sindicatos

No es casualidad el papel que están jugando algunas dirigentes sindicales, ¡sigamos su ejemplo! Un referente es Abelina Ramírez, Secretaría General del SINDJA y fundadora del MUDJI. La batalla que dan las compañeras jornaleras es fundamental en la lucha contra la patronal y sus abusos; así como luchan por un salario digno, luchan contra el acoso sexual en los surcos, por el acceso a salud, educación y guarderías, por servicios básicos para sus comunidades y contra el alcoholismo y la violencia machista en sus hogares.

En las huelgas maquiladoras del MOM 20/32 también fuimos testigos del peso político que tienen las compañeras, quienes fueron vanguardia y sin las que no hubiéramos podido arrebatar los bonos y los aumentos salariales, entre muchas otras conquistas políticas.

Ambos sindicatos, junto al SINTTIA, están dirigidos por mujeres que han llegado a la secretaría no por cuotas de género, sino porque se han ganado la autoridad política a pulso, dando la batalla contra la patronal y en el caso de los sindicatos industriales, también contra el charrismo.

Sin duda, la mujer trabajadora está jugando un papel de vanguardia en la lucha contra el sistema y sus lacras: la violencia machista y el charrismo. Es por eso que la burguesía y el Estado atacan y deslegitiman a la lucha feminista con tanta furia. Hemos sido nosotras las que protagonizamos las movilizaciones más grandes de los últimos años, quienes hemos enfrentando al charrismo y la violencia dentro de nuestros sindicatos y centros laborales, como en el caso de las compañeras de la UAM que se enfrentaron a la rectoría y fueron despedidas, el caso de las compañeras de NOTIMEX que son las que fundamentalmente sostienen la huelga o las compañeras maestras quienes son la mayoría en la CNTE. 

Este mismo arrojo es el que nos pone en el blanco de la patronal, nos quieren calladas y sumisas, ahora más que nunca necesitamos no sólo de la movilización masiva, sino de la organización permanente, de la transformación de nuestros sindicatos para atender nuestras demandas particulares como las del conjunto de nuestra clase. Nos toca dar una batalla feroz por reconstruir nuestros sindicatos libres de charrismo y de violencia machista, y convertirlas en verdaderas herramientas de lucha que nos permitan arrebatar demandas como:

  • Derogación de la reforma laboral.
  • Sanciones ejemplares contra empresas que se nieguen a contratarnos o nos despidan por estar embarazadas o no cumplir con estándares estéticos.
  • Jornada laboral de 30 horas semanales sin reducción salarial.
  • A igual trabajo, igual salario, eliminemos la brecha salarial por género.
  • Basta ya de precariedad salarial.
  • Permisos de maternidad de 16 semanas para ambos padres con el 100% del salario.
  • Subsidio de desempleo.
  • Horarios de trabajo compatibles con la familia y la recreación.
  • Plan de inversión masiva en servicios de vivienda social, guarderías, escuelas, hospitales, albergues, casas refugio.
  • Servicios públicos que eliminen la esclavitud domesticas: lavanderias, comedores, limpieza del hogar y todos a cargo de trabajadores en condiciones laborales dignas.
  • Ajuste de jornada laboral para evitar entradas o salidas del trabajo en horarios de riesgo.
  • Estatutos y protocolos sindicales contra la violencia machista.

¡El sindicalismo será feminista o no será!

¡Súmate a Libres y Combativas!


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