Hemos llegado a 4 años desde la represión del 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, contra estudiantes de la normal “Raúl Isidro Burgos” quienes estaban luchando por mejoras en la normal rural y preparar la jornada de lucha hacia el 2 de octubre.
Uno de los asesinados durante la noche de Iguala, Aldo Gutiérrez Solano, recibió un disparo que le dañó el 65 por ciento del cerebro, por lo cual sus familiares están llevando un juicio en tribunales de Alemania contra la empresa Heckler & Koch que entre los años 2006 y 2009, vendió más de nueve mil armas de asalto en México. Casi el 50 por ciento llegó a diversos estados mexicanos donde se cometen graves violaciones a los derechos humanos y a los que el permiso de exportación prohibía suministrarlas, entre ellos Guerrero.
México ha sido gobernado por asesinos y represores los cuales nos han llevado a niveles críticos de barbarie, siendo un país que oficialmente no está en guerra, al día se cuentan 85 homicidios, cifra que le hace una competencia macabra a países como Siria.
Por otro lado, el cinismo y la incompetencia del Estado se demuestran cuando nos tratan de imponer investigaciones falsas, disfrazadas de “verdad histórica” para proteger a criminales que están dentro de las instituciones gubernamentales.
La única “verdad histórica” que nos es cierta es que en Iguala nos fueron arrebatados a 43 hermanos, 43 hijos y 43 futuros maestros. Esto representa la violencia del Estado que a merced del capital no repara en todos los asesinatos, desapariciones, violaciones y feminicidios que comete y permite para proteger los intereses de un grupo de poder minoritario de la población a costa de no ceder ningún derecho de la mayoría.
Ahora está en discusión dentro de la Suprema Corte de Justicia la creación de la Comisión de Investigación para la Justicia y la Verdad para el caso de Ayotzinapa. Ésta necesita ser una comisión autónoma pero dentro del orden jurídico, que no tenga sólo la función de dar recomendaciones como las cientos que el gobierno mexicano ha ignorado en materia de derechos humanos, sino que tenga la facultad de dar castigo a los culpables, sin importar qué puesto ocupen. No es por nada que las 200 impugnaciones que se han presentado a la SCJN hayan sido promovidas por militares, marinos y policías federales, los primeros señalados en casos de tortura, desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales a indígenas, activistas, periodistas, entre muchos otros.
¡No más fuero a funcionarios públicos y agentes de seguridad!
Se ha propuesto la Fiscalía para la Paz para atender “futuros crímenes” del sexenio, omitiendo los pasados, exceptuando el caso de Ayotzinapa, a esto nos queda cuestionar si vamos a permitir que ocurran nuevos crímenes de Estado, igual de impunes como las víctimas de la guerra sucia, el Halconazo, las y los abatidos en la guerra contra el EZLN, Acteal, Aguas Blancas, la guerra contra el narco, Atenco, Tlatlaya, Apatzingán, Nochixtlán, los miles de feminicidios y ahora a 50 años del movimiento estudiantil del 68, seguimos exigiendo Memoria, Verdad y Justicia para las más de 4,.000 víctimas desaparecidas y los más de 240,000 muertos.
Éste pequeño paso se ha conseguido a través de la lucha de las madres y padres, junto con el apoyo de miles de estudiantes y trabajadores que desde hace 4 años buscamos a sus hijos, nuestros hermanos. Desgraciadamente ésta lucha ya no cuenta con la presencia de Minerva Bello, madre de Everardo, quien murió de un cáncer que se agravó desde la desaparición de su hijo.
Hacemos un llamado claro a la administración entrante, queremos justicia para el presente y el pasado, no queremos más violencia de ningún tipo en el futuro y queremos que las autoridades hagan los que les toca y que si son incompetentes se vayan, porque a Andrés Manuel y a todo su gabinete no le dimos un voto de confianza, le dimos un voto de trabajo.
“¡Hasta que la justicia se siente entre nosotros!”
¡Juicio a Peña Nieto!¡El Ejército a sus cuarteles!
¡Derogación de la Ley de Seguridad Interior!
¡Ni un desaparecido y ni un feminicidio más!
¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!
