Mujer

El caso de María Elena Ríos es uno de los muchos ejemplos que demuestran la terrible violencia de género que sufren muchas mujeres en México, en especial las que viven en situaciones vulnerables por condiciones de desigualdad, es un ejemplo más de que vivimos en un sistema de justicia patriarcal y en donde tenemos que alzar la voz para que esta violencia machista se detenga, pero es claro que en este sistema patriarcal y capitalista no se detendrá y la justicia no llegará sino arrebatando.

El próximo 28S, Día de Acción Global por el Acceso al Aborto Legal y Seguro, el movimiento feminista anticapitalista y revolucionario se organiza rumbo al Encuentro Feminista, con el puño en alto, en la lucha por la legalización del aborto en México y todas nuestras demandas urgentes pendientes.

En julio de este mismo año, por fin fue aprobada la Ley Paola Buenrostro, que en lo general tipifica los transfeminicidios y los castiga con una pena de 35 a 70 años de prisión. Esta ley fue impulsada por la activista trans y defensora de los derechos humanos Kenia Cuevas, y nació del trágico transfeminicidio de su amiga Paola Buenrostro en 2016. Kenia ha luchado durante estos últimos años por la consumación y aprobación de esta ley, la cual no solo establece un castigo severo para los perpetradores, sino que también tipifica el transfeminicidio, que es, entre otras cosas, el asesinato violento de una mujer trans ya sea por motivos de odio, discriminación o transmisoginia.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2022, 66 mil 581 mujeres renunciaron a su empleo como consecuencia de la violencia en el ámbito laboral.

Parecía imposible, pero el histórico día de la mujer trabajadora ha vuelto a llenar las calles de todos los territorios del Estado español en manifestaciones multitudinarias, masivas, abarrotadas de mujeres, de jóvenes, de trabajadores, mostrando una fuerza extraordinaria y una rabia que concentra todo el sufrimiento de nuestra clase. Y una vez más, el carácter de las marchas, su contenido netamente anticapitalista expresado en una crítica furiosa a la ultraderecha negacionista, al genocidio sionista contra el pueblo palestino, y a ese feminismo burgués, de postureo, representado por las ministras tránsfobas del Partido Socialista, se ha sentido con una fuerza estruendosa.

El pasado 8 de marzo, vimos de nuevo las calles tomadas por miles de mujeres. Tras la pandemia, hemos recuperado la movilización masiva de manera histórica, para demostrar nuestra rabia contra un sistema machista, capitalista y patriarcal que no tiene nada que ofrecernos más que violencia sin fin.

Durante la jornada de lucha del 8M, día de la mujer trabajadora, mujeres e infancias que protestaban en contra de la violencia machista, la precariedad laboral y el genocidio en Gaza, fueron detenidas y/o brutalmente reprimidas por las fuerzas coercitivas del Estado en varias partes del territorio.

Tras 5 meses de una ofensiva genocida sin cesar contra el pueblo palestino de la franja de Gaza, el gobierno sionista de Israel ha asesinado a 30 mil personas, dos terceras partes son mujeres e infancias. Más de 60.000 heridos y 1,9 millones de desplazados, prácticamente la totalidad de la población de Gaza. Y una perspectiva de hambre y epidemias que amenaza con un exterminio masivo.

Las mujeres trabajadoras hemos estado a la vanguardia en cada coyuntura histórica, en primera línea en las revoluciones sociales, en manifestaciones contra la guerra, por los derechos democráticos, en defensa de nuestro cuerpo y nuestros territorios y también en la lucha sindical.

Como ya es una tradición para nosotras en el mes de febrero, decenas de compañeras llegadas de València, Barcelona, A Coruña, Gijón, Málaga, Sevilla y otras localidades del Estado, nos reunimos en el Espacio Rosa Luxemburgo de Madrid para debatir y cargar las pilas al máximo para el 8 de marzo.

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