-afg-guerra.jpgEl 7 de octubre de 2001, bajo el nombre de Operación Libertad Duradera, comenzó la que se ha convertido en la guerra más larga de la historia de EEUU: la guerra de Afganistán. Nueve años después, han gastado casi 400.000 millones de dólares y han muerto más de 2.000 soldados. La guerra no parece tener final y cada día es más evidente que, como sucedió en Vietnam, terminará en otra ignominiosa derrota.


Para la población afgana la guerra representa un terrible sufrimiento, casi 2 millones de afganos tuvieron que salir de su país, decenas de miles abandonaron sus casas y tierras, malviviendo a la intemperie en campamentos improvisados sin disponer de las necesidades básicas, más de un tercio de la población vive en la pobreza absoluta, la esperanza de vida es inferior a los 44 años de edad y en cuanto a las bajas civiles de la guerra no hay datos porque ningún organismo se encarga de cuantificarlas, aunque no es difícil de imaginar que se pueden contar por miles, sólo este año según la ONU, aumentarán un 31%.


Hace unas semanas Obama anunció que el próximo verano, julio de 2011, comenzarían a salir las tropas norteamericanas de Afganistán. Pero tanto el general estadounidense David Petraeus, a cargo de las tropas de ocupación en Afganistán, como el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, en diversas declaraciones públicas, han dejado claro que esa sólo es una fecha orientativa y que dependerá de las "circunstancias y las condiciones". ¿En qué circunstancias y en qué condiciones se encuentran los imperialistas en Afganistán?


La guerra se ha intensificado durante los últimos dos años, desde principios de 2009 han muerto 1.077 soldados, casi la mitad de todos los militares muertos en estos nueve años. La perspectiva es que en 2010 puedan alcanzarse los 600 o 700 soldados muertos, un récord, "más que durante toda la administración Bush" (New York Times, 10/8/10). Además el coste económico supera el de la guerra de Iraq, para EEUU supone ya más de 100.000 millones de dólares anuales. Actualmente hay 150.000 soldados además de 100.000 contratistas privados.

Los talibanes ganan terreno

Las fuerzas de ocupación acaban de lanzar la Operación Atacar al Dragón, pretenden una vez más recuperar Kandahar, la segunda ciudad del país, un intento que hasta ahora ha resultado infructuoso. Los talibanes controlan más del 70% del país y la zona de influencia del gobierno afgano apenas va más allá de Kabul. El Pentágono reconoce que el gobierno afgano sólo controla 29 de los 121 distritos estratégicos claves del país.
Para iniciar la retirada el año próximo el primer objetivo es crear un ejército y policía afganos (quieren tener 171.000 soldados y 134.000 policías en 2011) en los que poder delegar parte de la seguridad. Esta tarea comenzó en 2008, han destinado 27.000 millones de dólares y se ha presentado como un gran avance. Pero, como reconocen fuentes oficiales del propio Pentágono, para conseguir sus fines tienen algunos problemas. El primero es que la tasa de deserción supera el 20%. En la revista Star and Stripes, el coronel William Caldwell, a  cargo de dicha formación, cuestionaba la fecha de salida de las tropas porque "muchos reclutas no superan las 17 semanas de entrenamiento". El problema es que se llevan consigo las armas y el equipamiento, pero no se van a sus casas, se integran en la insurgencia y eso explica el nivel de conocimiento que los insurgentes tienen del movimiento de las tropas imperialistas.

¿Elecciones democráticas?

En medio de esta situación, a finales de septiembre se celebraron las elecciones a la Wolesi Jirga, la cámara baja. Es increíble cómo los medios de comunicación de la burguesía dedican páginas a sembrar dudas sobre la legalidad de las elecciones en Venezuela, mientras no vacilan en aceptar unas elecciones en un país donde, de antemano, la propia Comisión Electoral reconoce que el 15% de los colegios electorales no puede abrir por falta de seguridad. 


Las evidencias de fraude y corrupción son innumerables, entre los 2.513 candidatos no hay ninguno contrario a Karzai, porque previamente fueron vetados. El periódico británico Daily Telegraph informaba de funcionarios a los que se les había ofrecido más de 500.000 dólares por falsificar las tarjetas electorales, sólo en la ciudad de Ghazni se habían encontrado 3.000 tarjetas falsas. En muchos colegios votaron apenas unas docenas de personas, no sólo por problemas de seguridad, sino también por el boicot masivo de la población a las elecciones. Sin embargo, milagrosamente, al final de la jornada electoral las urnas aparecieron llenas de papeletas. Hay más de 3.000 denuncias por irregularidades. Y, aunque el gobierno pretende que la participación ha aumentado respecto a las presidenciales de hace un año, la realidad es que del censo electoral misteriosamente han desaparecido más de 5 millones de electores. 


Tampoco es muy difícil predecir los resultados que se conocerán el próximo 30 de octubre, sin duda serán favorables a Karzai. Al fin y al cabo la Welosi Jirga tiene pocos poderes y su objetivo principal es afianzar el control territorial de los señores de la guerra y barones de la droga que se presentaban como candidatos y que son firmes aliados de Karzai.

Oposición a la ocupación imperialista

EEUU, la OTAN y los distintos gobiernos que participan en la ocupación imperialista, incluido el gobierno del PSOE, persisten en la idea de presentar la guerra imperialista como una misión donde el ejército ocupante lucha única y exclusivamente contra los talibanes para liberar a la población afgana. Pero como están demostrando los acontecimientos, los imperialistas no sólo están luchando contra los talibanes, están luchando contra un auténtica insurgencia popular, en la que participa la mayoría de la población. 
Uno de los motivos del aumento de este apoyo popular a la insurgencia son las atrocidades cometidas por las tropas imperialistas, muchas de ellas salieron a la luz este verano en los 90.000 documentos publicados por la web Wikileaks: torturas, bombardeos indiscriminados, redadas nocturnas, asesinatos selectivos... Según aumentan este tipo de actos también aumenta el apoyo a los insurgentes y el odio hacia los ocupantes. 


A finales de agosto, por ejemplo, hubo una redada nocturna en Jalalabad (al sur de Kabul) en la que murieron dos mujeres y un niño. Este incidente desencadenó protestas en las que participaron miles de personas. El 10 de septiembre, en Faizabad se produjo otra manifestación con 10.000 personas que intentó asaltar una base alemana de la OTAN tras el asesinato de un joven afgano. Al día siguiente, en la provincia de Logar otra multitud intentó asaltar los edificios del gobierno... Estos son sólo algunos ejemplos de protestas habituales contra las tropas ocupantes.


La oposición a la guerra cada vez es mayor en aquellos países cuyos gobiernos participan directamente en la ocupación imperialista, recientemente Holanda y Canadá han retirado sus tropas. En EEUU más del 60% de la población está en contra de esta guerra. En el Estado español, según un estudio publicado en septiembre por la Fundación BBVA, el 70% de la población cree que se deben retirar inmediatamente las tropas, como muy tarde en 2011. Es un escándalo que el gobierno del PSOE siga participando en una ocupación imperialista que sólo sirve para provocar sufrimiento a millones de personas, por no hablar de los más de 2.000 millones de euros que lleva gastados, mientras al mismo tiempo reduce drásticamente los gastos sociales.
[Fuente: www.antiwar.com]


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