Son tiempos de rumores que alertan sobre la presencia de terroristas en territorio nacional, especialmente en la Isla de Margarita. Agentes del imperio publican noticias donde señalan la complicidad del Gobierno Nacional con redes terroristas internacionales y la complacencia con la guerrilla colombiana, que tendrían campamentos de entrenamiento en la Sierra de Perijá. A todas estas acusaciones se ha respondido insistiendo en la falta de pruebas presentadas y en los intereses que estrían detrás de tales acusaciones. Incluso, el periodista Walter Martínez le extendió una cordial invitación a la periodista del US News and World Report para llevarla a la frontera cuando quiera.
Lo importante de todo esto es que hay que sincerarse y admitir que algo de razón tienen: en Venezuela operan actualmente redes del terrorismo internacional y hay organizaciones paramilitares que se movilizan libremente en territorio venezolano. También habría que darles la razón cuando hablan de las torturas y violaciones a los Derechos Humanos en Cuba. (¿Acaso se le olvida al lector dónde queda la base estadounidense de Guantánamo?), pero eso no es lo que nos ocupa en estas líneas. Cuando hablamos de organizaciones paramilitares nos referimos a los cuerpos policiales que se encuentran actualmente en manos de la reacción y que las han equipado cuidadosamente con un armamento sofisticado para emplearlo en contra del proceso revolucionario que vivimos actualmente en la patria de Bolívar. Su poder de fuego ya nos fue mostrado durante el golpe de estado de Abril del año pasado.
Es claro que cuando el imperio y sus secuaces denuncian a grupos armados irregulares en territorio venezolano no se refiere a los ejércitos de sicarios que custodian las fincas de los grandes hacendados y se encargan de asesinar a los dirigentes agrarios que se vuelven molestos para sus intereses, ni que cuando hablan de organizaciones terroristas financiadas por redes internacionales como la CIA y el MOSSAD se refieren a la ultraderecha criolla que se ha dado a la tarea de colocar explosivos por toda la capital, al mejor estilo de los fascistas de Patria y Libertad chilenos. Tampoco se refieren a la vanguardia paramilitar que tiene la reacción venezolana en las policías locales y que manejan a su antojo.
Ahora acabamos de recibir con indignación la noticia que han sido retirados los efectivos militares que custodiaban las instalaciones de la Policía Metropolitana, principal brazo armado de la reacción en la capital. Aún recordamos verlos pasear portando subametralladoras Heckler & Koch MP5 y UMP. También recordamos a aquellos oficiales disparando sus fusiles de asalto Colt M4A1 desde los techos de los vehículos blindados hacia los patriotas que protegían Miraflores durante el asalto al Palacio Presidencial el 11 de Abril. Además están los cuentos cotidianos de miles de caraqueños que prefieren toparse con un malandro que con un PM.
Pero ésta no es la única policía que actúa impunemente para reprimir al pueblo y producir acciones violentas que luego el otro bastión de los reaccionarios, los medios, se encarga de transmitir adaptada a sus intereses. Por ello, debemos movilizarnos junto con los sectores militares revolucionarios para desarmar y desarticular estos pequeños ejércitos, especialmente cuando el desespero del imperio puede llevar a un ataque a nuestra soberanía y que estos grupos podrían apoyar internamente. Las sentencias y decretos emanados dentro de un marco jurídico burgués no nos pueden limitar en nuestro accionar revolucionario. Vacilar en estos momentos puede conducirnos a la derrota.

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