Las cooperativas de buzos de la Costa Oriental del Lago (C.O.L) son un ejemplo clamoroso de la explotación y precarización que está suponiendo para la industria petrolera el mantenimiento de las contratistas y de la estructura capitalista de PDVSA. Los buzos son esenciales para la industria  en Occidente: la mayor parte de pozos se encuentran en el Lago de Maracaibo y su tarea es reparar los derrames de petróleo, escapes de gas, averías y fallas que se producen constantemente en el sinfín de tuberías e instalaciones que tiene PDVSA.


“En estos momentos en el Lago de Maracaibo trabajan según nuestros cálculos, que son aproximados ya que no tenemos cifras de PDVSA, unos 1.000 buzos de manera permanente, unos 400 aproximadamente lo hacen como trabajadores de contratistas, unos 300 o más están absorbidos por PDVSA y alrededor de 300 o 400 formamos parte de cooperativas”, nos explica uno de los compañeros que intentan organizar a los cooperativistas y luchar por mejorar sus condiciones.

 

“Durante el paro patronal todas las contratistas se pararon, los buzos no podíamos salir a trabajar. Entonces PDVSA sólo tenía una lancha. Tras aquello se planteó construir 12 lanchas y que tuviese su propia flota e incorporase a la gran mayoría de buzos a su plantilla. Pero, sólo fue incorporada una pequeña parte y  seis años después, las 12 lanchas no han sido terminadas. De alrededor de 50 lanchas que trabajan regularmente para PDVSA sólo 4 pertenecen a la industria”, explica otro buzo , trabajador de PDVSA pero que está apoyando a los cooperativistas. “Al resto, sobre todo a los más jóvenes,  en lugar de ser incorporado a la empresa se le propuso crear cooperativas”

 

¿Cooperativismo o tercerización?

 

“En aquel momento la línea lanzada fue crear cooperativas”, explica  uno de los cooperativistas “Muchos le echamos pichón y nos montamos en hacer los exámenes, sacar la certificación de buceo (que nos acredita como buzos y es bastante costosa) y crear cooperativas. Se planteaba como un proyecto del Presidente, revolucionario, y había mucha ilusión entre la gente. Pero hoy muchos estamos decepcionados. Como las lanchas son propiedad de las contratistas, las cooperativas nos vemos obligadas a hacer solamente prestación de servicios a éstas. En la práctica es como si ellos alquilaran los recursos humanos. En otros casos las cooperativas deben alquilar las lanchas, lo que supone un gran riesgo por los elevados precios que fijan”. En cualquier caso, los propietarios de las contratistas, sin  arriesgar nada, ganan más dinero y los trabajadores son sobreexplotados.

 

“Como trabajador de la contratista, están obligados por ley a pagarte además del salario, HCM, beneficios, etc. En muchos casos intentan incumplirlo pero al menos el trabajador puede pelear esos derechos. Ahora ni eso. A nuestra cooperativa la contratista no le ha pagado. Fuimos a PDVSA para que interviniese y el gerente lo que hizo fue decirle a la contratista que ellos ya les habían pagado y que hiciesen el favor de pagarnos a nosotros. Cuando llamé al patrón de la contratista dijo que no tenía nada que hablar conmigo”, explica un camarada, coordinador de una de las cooperativas de buceo.

 

“Si tienes un accidente o te enfermas tienes que pagar tu la atención médica porque legalmente ya no eres asalariado sino cooperativista”, añade otro trabajador. “Incluso antes de salir a bucear las empresas contratistas te obligan a firmar que si sufres un accidente, una picadura de algún pez venenoso o lo que sea el responsable no son ellos sino tu”.

 

“El problema, además, es que muchos gerentes corruptos tienen acuerdos con las contratistas y si denuncias algo no te llaman más y tampoco puedes reclamar ante PDVSA porque te dicen que eres cooperativista y no un trabajador asalariado”, añade otro compañero, “Es imposible romper esa maraña de  intereses”.“Ahora, con la crisis, la situación  está empeorando. Las contratistas, aprovechándose de su poder, han reducido la cantidad que pagan por día y el volumen de contrataciones. Como no hay trabajo para que todos salgamos a bucear todos los  días nos repartimos: uno sale dos días, otro otros dos, y así... Eso significa menos ingresos a fin de mes cuando el costo de la vida está aumentando”.

 

Otro problema muy comentado es el de que desde hace más de un año una buena parte de las contrataciones y pagos que realiza directamente PDVSA van a dos grandes buques en el Lago traídos del extranjero y cuyo personal son buzos de distintas nacionalidades.  “PDVSA  paga a las  empresas privadas propietarias de estos barcos más dinero por buzo y trabajo realizado del que cobramos los trabajadores cooperativistas y de las otras contratistas. La excusa es que tienen mejor tecnología, pero en la práctica están haciendo menos reparaciones por día e incluso recurren a las coopertivas y contratistas para subcontratar con ellas muchas reparaciones que son anotadas como realizadas por ellos en los registros de PDVSA”.

 

Toda esta situación hace que crezca el malestar y el desencanto en un sector integrado en su mayor parte por jóvenes trabajadores y donde predomina claramente el apoyo a la revolución. “Hace unos meses 200 de casi 400 buzos de las cooperativas fuimos a Caracas a pedir en Miraflores y PDVSA que nos incorporasen a la empresa y que, como mínimo, mientras esto se ve  sea PDVSA la que contrate directamente y pague a las cooperativas para evitar todas estas prácticas de las contratistas. Pero hasta el momento nadie nos ha llamado ni ha resuelto nada”.

 

Estos jóvenes deberían ser incorporados a la plantilla de PDVSA y mientras tanto crear una empresa estatal con los buzos y que PDVSA pague directamente a estos garantizando salarios y derechos sociales, acabando con la corrupción, precariedad y explotación que generan las contratistas privadas en connivencia con la burocracia.


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