La importancia de dicha Escuela ha radicado no sólo en rememorar los acontecimientos de la década y media pasada, sino explicarlos como producto del proceso precedente y con ello comprender del mejor modo las futuras batallas a las cuales nos enfrentaremos en América Latina. El rescate de la memoria obrera, de sus heroicas luchas, así como de sus derrotas, no como un simple ejercicio de recuerdo sino como un rescate de las experiencias para preparar el próximo periodo, también fue un objetivo cumplido. Un ejemplo claro fueron las luchas contra las dictaduras sangrientas instaladas en los años setenta. A diferencia del relato democrático con el cual la burguesía ha tratado de ocultar sus responsabilidades, hemos señalado que éstas se desmoronaron como producto de la lucha de los oprimidos.

Una idea central ha sido el reconocimiento del triunfo de los gobiernos de izquierda como producto de procesos revolucionarios abiertos en América Latina desde finales de la década del noventa. Ejemplos como el de Venezuela o Argentina en 2001, con las movilizaciones desarrolladas a partir del Argentinazo, han sido la base para el triunfo de la izquierda en las urnas. Con ello hemos rebatido la idea de que la clase trabajadora puede conquistar sus derechos democráticos ciñéndose a la legalidad burguesa. Nada más falso que ello. Las masas únicamente han podido conquistar sus derechos más básicos gracias a su acción revolucionaria en las calles, huelgas, insurrecciones y demás expresiones álgidas de la lucha de clases.

Los golpes de Estado fallidos, impulsados por la derecha y el imperialismo; o los más recientes golpes blandos, donde los mismos que ayer intentaban con las armas tomar el poder ahora lo hacen por medios “democráticos”, demuestran las enormes dificultades que las masas han puesto a la derecha y al imperialismo para frenar la acción política de las masas. Por eso también hemos concluido que pese a que existen posibilidades muy importantes para que la derecha se haga de algunas posiciones en el continente -como en Venezuela, Argentina o Brasil- producto de que en todos los casos los gobiernos de izquierda no han cambiado el régimen social existente, ello no significa el repliegue y la inacción de la clase trabajadora, la juventud y el campesinado. Todo lo contrario, esto augura nuevos y cada vez más desarrollados episodios de conflicto entre las clases, en los que los trabajadores con la experiencia adquirida en la última década volverán a encontrarse y desarrollarán su tradición revolucionaria.


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