Este año se estarán cumpliendo 22 años del inicio del movimiento estudiantil universitario de 1999, esta lucha marcó a toda una generación de jóvenes. Miles de estudiantes de la UNAM, madres y padres de familia, trabajadores y el pueblo salieron a las calles en defensa de la gratuidad en la educación pública. La huelga universitaria también cuestiono la famosa teoría de la “generación X” que aseguraba que la juventud ya no se interesaba en la organización política y que ya no luchaba por transformar su realidad.

El neoliberalismo y la educación pública

Las consecuencias del llamado neoliberalismo en nuestro país supusieron la privatización de más de 80% de las empresas públicas, la eliminación de más del 80% de los Contratos Colectivos de Trabajo, durante el gobierno de Ernesto Zedillo la reforma en las jubilaciones y pensiones beneficio a los banqueros y perjudico totalmente la calidad de vida de los trabajadores jubilados y próximos a hacerlo.

En el terreno educativo significó el endurecimiento en el acceso a la educación media y superior mediante la implementación de los exámenes de selección y el abandono en el terreno de la asignación presupuestal a la educación pública superior, lo que ha traído como consecuencia el estancamiento de este nivel, la reducción y el nulo crecimiento de la matrícula, además de implementar cuotas y colegiaturas en las mayor parte de las universidades públicas, reformas a los planes y programas de estudio en beneficio de los empresarios y la tecnificación de la educación.

Fue el 15 de marzo de 1999 cuando el mafioso gobierno universitario dirigido por el entonces Rector Francisco Barnés de Castro intentó imponer un nuevo Reglamento General de Pagos (RGP) con el que se elevaban las cuotas y se fortalecía el proceso de elitización de la UNAM. El objetivo del Estado mexicano era desmantelar la universidad pública, separarla de su bachillerato y excluir de ella a las y los hijos de los trabajadores convirtiéndola de este modo en un privilegio y no en un derecho.

La desaparición de dos de los cuatro turnos del CCH en 94, la imposición del examen del Centro Nacional de Evaluación (CENEVAL) en 96, la aprobación de las contrarreformas del 97, y toda una serie de ataques contra la educación pública implementados por la Rectoría durante los 90`s, parecían hacer imparable el proceso de privatización de la UNAM en medio de un panorama nacional de ataques contra la clase trabajadora. Para inicios de 1999 nuevamente los empresarios, el gobierno y la Rectoría, embriagados con sus victorias parciales, pensaron que era el momento ideal para imponer las cuotas que históricamente habían sido rechazadas por los estudiantes, imaginaron de esta forma que “la generación X”, denominada así por su aparente despolitización, apatía e inmovilidad se quedaría cruzada de brazos ante tal ataque, no obstante, la realidad les dio un gran golpe en la nariz, la juventud salió a la lucha y dio una batalla histórica.

La UNAM es gratuita y así se va quedar

La Reforma al RGP significaba que las inscripciones se incrementarían en $1,360 pesos anuales a estudiantes de bachillerato y $2,040 pesos anuales a estudiantes de licenciatura, además de cobrar por todos los servicios los servicios universitarios.

La respuesta de los estudiantes no se hace esperar, después de una asamblea en el auditorio de la Facultad de Economía se hace un llamado a que todas las escuelas se reúnan en el auditorio “Ché Guevara” de la Facultad de Filosofía, más de 3 mil representantes de escuelas y diversos grupos estudiantiles responden al llamado, dando origen a lo que se denominó Asamblea Estudiantil Universitaria, la primera movilización contra la reforma al RGP acuden cerca de 20 mil universitarios y emplazan al rector a un dialogo público.

Para inicios de marzo se convoca la segunda movilización, la inconformidad va en aumento esta vez acuden más de 35 mil estudiantes y se convoca al primer paro de 24 horas contra el RGP, el 11 de marzo estudiantes de 25 escuelas de toda la UNAM paralizan las clases y labores como método de protesta.

La mecha estaba encendida en toda la Universidad, la agitación estudiantil se extendía; tras el anuncio de la reunión del Consejo Universitario para el 14 de marzo, miles de estudiantes se movilizan, esta vez cierran la Rectoría para impedir que el Consejo sesione. Al siguiente día el Rector llama a aprobar la reforma en “fast track” en el Instituto de Cardiología, entre granaderos, alambres de púas y el Auxilio UNAM, la aprueba en menos de 3 minutos, a cuya reunión se les impidió la entrada a los consejeros estudiantiles que sabían votarían en contra.

El ambiente en las escuelas era explosivo después de la aprobación, las asambleas son multitudinarias, el 17 de marzo miles de estudiantes y trabajadores electricistas marchan contra la privatización de la Industria Eléctrica y la Educación, el 24 se realiza el segundo paro estudiantil, esta vez 31 escuelas se suman a la protesta.

A principios de abril la Asamblea Estudiantil Universitaria convoca a una Consulta Universitaria y una segunda movilización a la que se suman 50 mil estudiantes, en la consulta 100 mil estudiantes participan, el 70% dice si a la gratuidad y el 90% respalda las demandas del movimiento, se hace un emplazamiento para que se abrogara el nuevo RGP o la huelga estallaría el primer minuto del 20 de abril.

El 15 de abril, tras una golpiza recibida a un estudiante de Preparatoria 2 que se oponía al RGP, la huelga comienza en las Preparatorias y en los CCH´s, el 20 la huelga estalla en toda la Universidad. La Asamblea Estudiantil Universitaria se constituye en Consejo General de Huelga y se elabora el pliego petitorio con los siguientes puntos:

1.- Derogación de las reformas de 1997 a los Reglamentos de Inscripciones y Exámenes, con el correspondiente restablecimiento del pase automático, el respeto a la elección de carrera y la anulación del límite de tiempo en la permanencia.

2.- Rompimiento total y definitivo de los vínculos de la UNAM con el Centro Nacional para la Evaluación de la Educación Superior, A.C. (CENEVAL).

3.- Abrogación del Reglamento General de Pagos y anulación de todo tipo de cobros por inscripción, trámites, servicios, equipo y materiales.

4.- Corrimiento del calendario escolar tantos días como los días efectivos de clase suspendidos por el actual conflicto, con la correspondiente anulación de las clases extramuros.

5.- Congreso democrático y resolutivo pactando antes del levantamiento de la huelga, los tiempos, agenda, composición, forma de elección de los delegados, mecanismos para la toma de decisiones y resolutivas, que garantice que las decisiones del Congreso tendrán carácter de mandato para toda la comunidad universitaria y serán acatadas por las autoridades.

6.- Desmantelamiento del aparato policiaco de represión y espionaje político montado en la Universidad por las autoridades; así como la eliminación de todo tipo de actas y sanciones en contra de los participantes en el movimiento. Esto incluía la entrega de los cheques ilegalmente retenidos a profesores que han apoyado al movimiento y que se negaron a ser parte del fraude de las clases y exámenes extramuros. La anulación y desistimiento de toda acción penal, en particular de las actas levantadas ante la PGR

¿Quién hizo la huelga de 1999?

Miles de estudiantes por primera vez en su vida acudían a una asamblea, tomaban decisiones y se integraban a la lucha política, lo que marcó los primeros meses de la huelga fue la participación nutrida, la creatividad incesante, la entrega total a la lucha. Miles se lanzaban a las calles, a las brigadas informativas y de recolección de víveres. La lucha de 1999 inauguró una nueva etapa de la lucha de clases en nuestro país, la batalla era por la gratuidad de la educación pública, contra la privatización, pero lo que lo provocó era algo más que eso; el régimen priista se mantenía una serie de reformas privatizadoras y laborales avanzaron en beneficio de la patronal, la pobreza en nuestro país se profundizaba mientras los nuevos ricos como Carlos Slim nacían.

La lucha de los estudiantes universitarios reflejaba el ambiente que existía dentro de la clase trabajadora, rápidamente las clases sociales tomaron posición a favor o en contra del movimiento. Las Cámaras Empresariales, el Régimen priista, el PAN, la derecha, la burguesía, los rectores de las universidades e incluso el clero se manifestaron en contra del movimiento; en cambio, la base de los sindicatos, la base trabajadora y campesina del entonces PRD, los estudiantes de otras universidades públicas, nuestros padres y madres, todo el pueblo humilde de una u otra forma manifestaron su apoyo, solidaridad y participó en el movimiento.

La forma de organización del Consejo General de Huelga (CGH) no era incorrecta, desde las primeras reuniones de la Asamblea Estudiantil Universitaria se llamó a que las asambleas de las escuelas eligieran delegados para la asamblea de cada una de las escuelas de lucha, el CGH tomo está estructura, al inicio de la huelga en las asambleas miles de estudiantes opinaban, participaban, decidían el rumbo del movimiento, elegían representantes y esos representantes en pleno se reunían en el CGH, en donde se delineaban las acciones generales y centrales de movimiento; lo que permitía la movilización a una misma hora y un mismo día de decenas de miles de estudiantes bajo una misma bandera.

El CGH no fue obra de ninguna agrupación política a lo interno de la Universidad, la base y el sustento del CGH era la participación política de miles y miles de estudiantes en las movilizaciones, en las asambleas, en las guardias, en las brigadas; la huelga y el movimiento lo hicieron ellos, que no salían en los medios o en las entrevistas; la huelga se mantuvo gracias a esos miles que por primera vez se lanzaban a la lucha, por supuesto que la dirección del movimiento partían de los estudiantes más experimentados en política y forjados en luchas previas, pero el mérito principal es para esos miles de estudiantes de a pie que participaron en cada una de las actividades de la huelga.

Una batalla histórica

La unificación con el movimiento obrero era muy factible, en esos meses los electricistas estaban en la calle luchando contra la privatización de la industria eléctrica, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación comenzaba también una serie de movilizaciones, un llamado serio al SME y a la CNTE para apoyar la lucha con una huelga general hubiera encontrado eco en las bases de esos sindicatos, la lucha estudiantil se hubiera podido resolver en los primeros meses de haber extendido concretamente al sector de los trabajadores.

El 1 de mayo el CGH llama a manifestarse junto a los trabajadores, ese mes se establece el Pliego Petitorio, se dan los primeros acercamientos de la Rectoría la cual forma una “Comisión de Encuentro” pero no se toman medidas claras para resolver el conflicto. El CGH hace un llamado para que el 20 de mayo se tomen medidas para comenzar el diálogo resolutivo, de lo contrario se buscará otro interlocutor por encima de la Rectoría; el 12 de mayo 90 mil personas marchan de Tlatelolco al Zócalo.

Por su parte las autoridades llaman a las clases extramuros y se hace un llamado para la vuelta de clases, en la mayoría de las escuelas estas clases fracasan. El 27 de mayo se realiza la Consulta Metropolitana en Defensa de la Educación Pública, en donde se obtienen más de 650,000 participantes, la mayoría se manifiestan a favor del movimiento.

La rectoría le apuesta a la represión, son detenidos algunos estudiantes que acuden a las clases extramuros para exhortar a sus compañeros a que se sumen al movimiento y se descubre en rectoría un aparato de espionaje hacia el movimiento. Rectoría no da ninguna muestra seria de acercamiento al CGH, lo que provoca que a inicios de junio se le desconozca como interlocutor.

El 10 de junio miles de universitarios de lanzan nuevamente a las calles, las movilizaciones convocadas por el CGH siguen siendo nutridas y el miércoles 23 de junio se conforma el Frente Universitario en Defensa de la Educación Pública con asistentes de diversas universidades públicas del país, lo que demostraba las enormes reservas de simpatía que tenía el movimiento en otras universidades.

Las negociaciones para esa fecha estaban entrampadas, Rectoría y el Gobierno Federal montan una provocación y llaman a recuperar las instalaciones el 7 de julio, dos días después 130 mil estudiantes se manifiestan nuevamente en la Ciudad de México, los abogados de la UNAM demandan ante los tribunales al CGH por despojo, daños en propiedad federal y supuesta posesión de armas.

Tras seis meses de huelga ya había un desgaste que pesaba sobre una capa de estudiantes, además un factor importante eran los diversos grupos estudiantiles que no ofrecían alternativa alguna, las peleas y pugnas políticas entre algunas agrupaciones mellaban y repelían la participación de los estudiantes en algunas escuelas.

En la movilización del 2 de octubre miles de estudiantes de diversas escuelas acuden en esa fecha histórica y vuelven a refrendar el apoyo al movimiento, el contingente principal proviene de la UNAM, la marcha se denominó “La marcha de la resistencia” porque partió de Ciudad Universitaria y llegó a Zócalo.

El 14 de octubre cerca de 800 estudiantes bloquean Periférico, son desalojados por granaderos de la ciudad y heridos 80 estudiantes, por lo que se anuncia una marcha por Periférico en respuesta a la represión, nuevamente miles de estudiantes salen a las calles en la marcha universitaria más custodiada en la historia hasta el momento, los medios de comunicación se proponen “transmitirle al pueblo de México la movilización  sin comerciales, para demostrar los incivilizados que son los estudiantes universitarios”, cientos de miles de personas, tal vez millones observan y conocen por medio de la televisión las demandas justas del movimiento, el plan de los medios y el gobierno fracasa.

Ante el enfrascamiento de las negociaciones y la incapacidad de contener el movimiento el Rector Barnés presento su renuncia el 14 de noviembre, el 17 la Junta de gobierno da a conocer el nombre de su sucesor: Juan Ramón de la Fuente.

Se establecen nuevamente las mesas del dialogo, pero el nuevo Rector junto al Gobierno Federal ya había decidido acabar la huelga por medio de la represión. La batalla fue dura porque realmente la burguesía se estaba jugando mucho, no quiso ceder ni un milímetro porque de hacerlo mandaría un mensaje claro al pueblo: la lucha sirve.   

1 y 6 de febrero no se olvida

En el mes de diciembre se establecen las mesas de diálogo, para entonces la Rectoría y el Gobierno Federal ya habían dado marcha atrás derogando el RGP, pero los demás puntos quedaban pendientes. Rectoría bajo esa excusa da por concluida las negociaciones y satisfechas las demandas y se anuncia un plebiscito fraudulento para el 20 de enero. El CGH por su parte anuncia una contra consulta donde participan 800 mil personas en defensa de la educación pública. El plebiscito de las autoridades fue el pretexto fundamental para romper la huelga.

En diversas escuelas, los estudiantes que se habían retirado ante el estancamiento del movimiento deciden regresar nuevamente a las asambleas. El 1 de febrero el Frente Justo Sierra de la Prepa 3, que aglutinaba a paristas y “no paristas”, estaba en asamblea en el plantel para encontrar solución y proponer acciones para terminar el conflicto.

Ante esa situación, Rectoría envía cientos de porros y gente pagada para enfrentar a los estudiantes y arrebatar las instalaciones; horas después miles de estudiantes acuden a su recuperación, pero a las 6 de la tarde granaderos y la Policía Federal Preventiva PFP atacan las instalaciones y detienen a cerca de 300. El 6 de febrero a las 6:30 de la mañana la PFP ingresa a Ciudad Universitaria, detiene a 998 estudiantes, la huelga de esa forma termina.

El 9 de febrero decenas de miles de personas demandan en las calles de la ciudad la salida del ejercito vestido de policía de las instalaciones universitarias y la liberación de los estudiantes presos, algunos de los cuales permanecieron detenidos meses con cargos como secuestro, motín, portación de armas, robo y un sinfín de cargos absurdos. El 15 de febrero las autoridades llaman al regreso a clases, una vuelta a normalidad totalmente falsa y con un ambiente de lucha aún muy vivo.  

La lucha sigue

La generación del 99 venció, gano con creces y es una fuente de inspiración para la juventud dejándonos lecciones muy valiosas para las presentes y futuras luchas. Una de ellas es evitar el aislamiento a toda costa, los problemas de los estudiantes son sólo una gota en el mar de la opresión del pueblo así que tenemos que tener una táctica muy concreta de orientarnos al movimiento obrero buscando su solidaridad y lucha de manera conjunta.

Otra de las lecciones valiosas es el de contar con una organización democrática, permanente, combativa y con carácter de clase, esta herramienta no sólo nos permite mantenernos organizados y dar una respuesta audaz ante los embates de la burguesía a la educación sino además nos permite asimilar las experiencias de las luchas pasadas no sólo de la lucha juvenil sino también las del movimiento obrero. La organización por comités democráticos unificados son una verdadera arma, la disciplina y unidad en la acción de las tareas previamente discutidas democráticamente serán un paso adelante en la lucha estudiantil.

Vivimos tiempos históricos, la burguesía no puede seguir rigiendo bajo el estado actual de cosas, necesita sustraer todo aquello que no sea fructífero para sus negocios, no puede seguir apuntalando y financiando la educación pública. Existe una situación más convulsiva a la de 1999, las condiciones de estudio día con día van en detrimento de nuestra preparación, también nos enfrentamos a una estampida de desempleo y los existentes son en condiciones miserables, la burguesía atacará y nosotros lucharemos, pero esta vez no sólo combatiremos por mejores condiciones de estudio o por un empleo digno al finalizar nuestros estudios, sino también por una sociedad donde si tengamos una vida digna, una sociedad socialista.


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