A TODOS LOS ESTUDIANTES:

A LAS ORGANIZACIONES DEMOCRÁTICAS Y A LOS COMITÉS DE LUCHA:

La embestida reaccionaria contra el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) ha puesto en evidencia que la necesidad más acuciante de la burguesía mexicana en estos momentos es cargar el costo de la crisis a los trabajadores. No obstante, el decreto de extinción de la compañía de Luz y Fuerza del Centro ha llevando la lucha de clases en nuestro país a un punto límite: o los trabajadores derrocan a Calderón o su gobierno se lanzará ferozmente para tratar de terminar por desmantelar todas las conquistas sociales emanadas de la revolución mexicana. Desde el CLEP CEDEP nos vemos impulsados a abrir un debate fraternal entre los estudiantes y las distintas organizaciones democráticas con la finalidad de dar a conocer nuestra posición en torno a las tareas que plantea para el movimiento estudiantil la convocatoria de la próxima huelga general.

La importancia de la Huelga General

Un viejo dicho menciona que "la pasividad invita a la agresión", y durante ya casi diez años los gobiernos de la derecha han violentado una y otra vez los derechos del pueblo trabajador sin ninguna consideración. Primero con las reformas a las Jubilaciones y Pensiones de los trabajadores del IMSS en 2004, más tarde con el fraude electoral en 2006, luego con la reforma a la ley del ISSSTE en 2007 y como este, muchos más ejemplos. En todos estos episodios los tribunales favorecieron a los empresarios, y la pasividad en la dirección de los sindicatos animó al gobierno una y otra vez a profundizar sus agresiones.

Pero, la situación política en nuestro país ha llegado a un punto límite. El brutal ataque para borrar del mapa al SME, ha dejado en claro a cientos de miles de trabajadores que la verdadera intención del gobierno es desmantelar los Contratos Colectivos, el sindicalismo independiente y los derechos democráticos en su conjunto. A esto se debe que por primera vez en muchas décadas la consigna de la Huelga General este cobrando fuerte eco en los sindicatos. Si el golpe al SME prospera, el gobierno se animará a desarticular el resto de los sindicatos y con ello a las universidades públicas, la salud y los demás recursos estratégicos del país.

En esta ocasión las medidas legales y a las movilizaciones callejeras no bastarán; sólo una huelga general podrá echar para atrás este decreto. Pero la situación no termina ahí. Desde el inicio de su sexenio Calderón ha estado obligado a seguir las indicaciones de los grupos más recalcitrantes de la burguesía, puesto que sabe que emanó de un fraude electoral y no cuenta con la legitimidad necesaria entre la población. Además se ha visto obligado a fortalecer el aparato de represión policiaco militar contra los movimientos sociales y a violentar las libertades democráticas.

El asalto militar a Luz y Fuerza y el decreto de su desaparición son las medidas más enérgicas que el Estado mexicano ha empleado contra los trabajadores en décadas. Calderón no se ha arriesgado tanto para luego arrepentirse. Ha decidido jugarse el pellejo a sabiendas del enorme descontento que generaría entre la población, y está dispuesto a correr el riesgo. Por todo esto, tarde o temprano la lucha por la derogación del decreto de extinción de LyFC planteará al movimiento la necesidad de derrocar al gobierno de Calderón.

La huelga general es un recurso fundamental para defender los intereses de la clase trabajadora y la juventud, sirve para agruparla y hacerla consciente de su fuerza frente a los capitalistas y la preparara para tomar el control de la sociedad. Una huelga general pondría en evidencia qué clase tiene el control real de la situación, demostraría que sin el permiso de los trabajadores no se mueve una rueda, no se enciende un foco y no suena un teléfono. Pero ¿cuáles son las dificultades para construirla y cómo debemos insertarnos los estudiantes?

La preparación de la huelga

¡El punto nodal de la situación no es convocar a la huelga general sino prepararla! Sin la participación masiva de los trabajadores y los estudiantes sólo los núcleos de activistas se involucrarían y se terminarían desgastando. ¡¡Debemos evitar que esto suceda!! La táctica del movimiento estudiantil debe ser adecuada al ritmo de los acontecimientos. No debemos pensar que la lucha se resolverá en un par de semanas con algunos bloqueos de avenidas y algunas acciones aisladas.

Por supuesto la participación de los estudiantes será decisiva, pero al gobierno no le afectará en nada el cierre aislado de las universidades. Por el contrario, si la huelga general logra arrastrar al grueso de los trabajadores y consigue una acción unificada asestaremos un duro golpe al Calderón y a la burguesía, y prepararemos el terreno para acciones más contundentes y radicales.

Una pregunta recurrente es ¿cómo involucrar a los estudiantes? Es preciso entender que la lucha electricista ha rebasado su carácter gremial y ha pasado a ser la lucha de todos los oprimidos. La medida más efectiva para involucrar a los estudiantes en la huelga general es levantando sus propias demandas: ¡Aumento al presupuesto educativo!, ¡Aumento del monto y número de becas!, ¡Comedores estudiantiles gratuitos!, ¡Copias gratuitas!, ¡Abolición de todo tipo de cobros!, ¡Democratización de la enseñanza! Un estudiante no muy informado no sentirá la necesidad de respaldar la lucha sindical, pero si le explicamos que la extinción del LyFC preparará el terreno para la privatización de la universidad pública –como ya está ocurriendo- tomará una actitud muy distinta sobre este punto.

Lo fundamental para los estudiantes y sus organizaciones es comprender que el movimiento apenas está empezando, que está en una fase de acumulación de fuerzas y que para echar atrás el decreto de extinción de LyFC será necesario ganar al grueso de la población. Este será un proceso largo que requerirá del trabajo político y los esfuerzos comunes de todos los activistas. Sería ridículo pensar que los trabajadores se levantarán de la noche a la mañana en huelga indefinida y que en 24 horas se lograrán derribar el decreto de Calderón como por arte de magia.

Antes que nada, será necesario que el movimiento acumule fuerzas. Una primer huelga general de 24 horas serviría para agrupar, aumentar la conciencia, medir el respaldo social y generar organización. ¡De esta misma forma se construyó la huelga en la UNAM y el CGH en 1999! Antes del 20 de abril del 99 la Asamblea Estudiantil Universitaria (AEU) convocó a toda una serie de paros previos para convencer a los estudiantes que el rector Barnés no estaba dispuesto a dialogar. De la misma forma, antes de que los estudiantes y los trabajadores estén convencidos de la huelga indefinida agotarán todos los recursos –incluso los legales- a su alcance, para convencerse de que no hay otra salida. Los comités y las organizaciones estudiantiles debemos estar a su lado, codo a codo, convenciéndolos de que es necesario ir más adelante, pero en ningún caso debemos separarnos de ellos. El movimiento estudiantil no debe aislarse planteando paros al margen de los trabajadores o acciones sectarias.

Algunos grupos sectarios han propuesto la realización de acciones precipitadas como la imposición de paros en las escuelas. Este tipo de acciones son recetas acabadas para el fracaso, que lo único que conseguirán será desgastar y desmoralizar a los sectores más activos. Es preciso insistir: la lucha no se definirá con unas cuantas "acciones heroicas", será necesario trabajo de agitación de fondo y una perspectiva de largo plazo. Debemos rechazar todo intento de ponerle plazos al movimiento obrero y pensar que sólo la acción estudiantil podrá resolver el conflicto.

¡Ir a los sindicatos!

Es innegable que las direcciones de muchos sindicatos no son consecuentes con las exigencias de las bases, también que generalmente éstas son burocráticas y que plantean la colaboración antes que la lucha de clases. Sin embargo, esto no es algo nuevo para los trabajadores, ellos lo saben perfectamente, saben que sus dirigentes tienen privilegios y que se han alejado de las bases. Sin embargo los sindicatos son sus organizaciones tradicionales, ellos las crearon a costa de la persecución y la represión, y antes que abandonarlas intentarán transformarlas.

No es correcto pensar que las condiciones del movimiento estudiantil son las mismas del movimiento obrero. Un trabajador enfrenta muchas más dificultades que un estudiante para poder organizarse y salir a la lucha. El movimiento estudiantil puede aportar mucho si comprende que su principal labor se encuentra en ayudar a los trabajadores en sacar las conclusiones necesarias.

De hecho los dirigentes más conservadores en los sindicatos serán los primeros en respaldar acciones aisladas del estudiantado para que estos no contagien el ánimo de lucha en las bases de los sindicatos. El ejemplo histórico de la huelga general del Mayo Francés de 1968 tiene muchas lecciones que brindarnos. La política de organizaciones estudiantiles como la Unión Nacional de Estudiantes de Francia (UNEF) y el Snesup, estuvo dirigida a ganar a las bases de los sindicatos y en hacerles ver la necesidad de la huelga general. En ningún modo plantearon un ultimátum al movimiento, ni adoptaron una actitud de superioridad frente a los trabajadores. Un movimiento que inicio como una protesta estudiantil terminó como la insurrección revolucionaria más importante desde la posguerra gracias a la política de unidad en la acción del estudiantado:

"La huelga general del 13 de mayo marcó un punto de inflexión cualitativo. Cientos de miles de estudiantes y trabajadores se lanzaron a las calles de París… Los dirigentes de los sindicatos esperaban que esta manifestación bastaría para detener el movimiento, no tenían intención de continuar y extender la huelga general. Para ellos la manifestación sólo era una forma de soltar vapor. Pero una vez comenzó, el movimiento pronto adquirió vida propia. La convocatoria de huelga general fue como una roca pesada lanzada sobre un lago tranquilo. Las ondas se extendieron a cada rincón de Francia. Aunque sólo había aproximadamente tres millones y medio de trabajadores organizados en sindicatos, en la huelga participaron diez millones y comenzó una oleada de ocupaciones de fábrica en toda Francia." (Alan Woods, La revolución francesa de mayo de 1968).

Los estudiantes debemos orientar nuestra agitación a las bases de los sindicatos y animarlos a la huelga general. Nosotros no podemos sustituirles, necesitamos de sus fuerzas y de su colaboración en la lucha. Sin una huelga unificada seríamos presas fáciles de la represión del Estado y del aislamiento. No es una labor sencilla, pero es la estrategia más adecuada y la que asegura la consecución de los objetivos del movimiento en su conjunto.

Por una organización nacional de estudiantes.

La Asamblea Nacional Representativa del Movimiento Estudiantil convocada por el SME el pasado 30 de octubre ha marcado un parteaguas en la historia del movimiento estudiantil al lograr reunirlo para impulsar la lucha por un mismo objetivo. Sin embargo también ha reflejado la carencia de una organización permanente que recupere las tradiciones y la memoria histórica del estudiantado.

Desde el CLEP CEDEP creemos indispensable la construcción de una organización nacional, permanente, combativa y con carácter de clase que asuma la estructura organizativa del movimiento obrero y sus mejores tradiciones como la discusión democrática, la elección de representantes desde las bases con revocabilidad, la unidad en la acción y la toma de decisiones por mayoría.

Hacemos un llamado a todos los estudiantes, así como a los comités de lucha de las universidades e instituciones educativas del país a abrir la discusión sobre la construcción de esta organización y la política que debe orientar la lucha estudiantil en el próximo periodo. Los invitamos a contactarnos y enviarnos informes de las actividades que organicen con motivo de la huelga general que se ha empezado a discutir.

¡Unidos y organizados, venceremos!

Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública-Comité de Lucha Estudiantil del Politécnico


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