El pasado 11 de agosto se dieron a conocer los resultados del Examen de Admisión 2012 para ingresar a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Para mal, como en años anteriores, cerca del 50% de estudiantes que presentaron el examen, no encontraron su matrícula en las listas de aceptados. Con lo que nuevamente miles de jóvenes quedaron privados de la oportunidad para continuar su formación académica en el nivel medio superior y superior.

 Esta situación no es por casualidad, si buscamos las causas veremos que el verdadero problema es el funcionamiento del sistema capitalista, el cual no está dispuesto a invertir en la educación científica para los hijos de los trabajadores, pues la única y despreciable finalidad de los empresarios es no perder sus ganancias.

Siguiendo las políticas neoliberales dictadas por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, entre otros organismos internacionales, desde los años 90, bajo la rectoría del priísta José Doger Corte se empezó a implementar el examen de admisión que no es gratuito y está manejado por el College Board, una empresa extranjera.

El hecho de poner una barrera a los jóvenes para el ingreso a la universidad, financiada con los impuestos pagados por los trabajadores, sólo deja ver el interés comercial que el gobierno y las altas esferas universitarias tienen para asegurarse la entrada de estudiantes a sus escuelas privadas. Pues es bien sabido que los altos funcionarios de la BUAP, incluido el rector, algunos de sus subordinados, amigos y gente con cargos importantes en la SEP, son dueños de universidades privadas. Estas escuelas aprovechan para atraerse a los estudiantes rechazados de la universidad pública, invitándolos a engrosar las filas de la educación privada con promesas que deslumbran o son una especie de premio de consolación para los jóvenes desesperados, tales como becas, ingreso a la BUAP después de un año, condonación o descuento en la inscripción, etcétera.

Las autoridades universitarias argumentan que sólo se puede aceptar al 50% del total de los aspirantes por razones de espacio en las instalaciones. Esto en parte es cierto, ya que la universidad no ha invertido lo suficiente para ampliar su infraestructura, que le permita aceptar a 25 mil estudiantes más. ¿Acaso no es obligación de las autoridades gestionar los recursos para poder brindar educación científica, gratuita y de alta calidad a todos los jóvenes que lo soliciten?

Cuando hablamos de calidad no sólo nos referimos a cuántas computadoras hay en una escuela o de si el internet es rápido o no; también nos referimos al grado de análisis con el que se imparte cada materia, cada tema; pues de eso deriva el atraso o desarrollo de cada país: la educación científica y analítica se traduce en ciencia, en investigación, y a su vez, ésta última da pie para crear tecnologías nuevas, que nos permitan romper con la hegemonía científica y tecnológica de los países capitalistas desarrollados y acabar con la dependencia económica de la que somos parte.

Existen contradicciones muy evidentes en la BUAP. El ejemplo más claro es el hecho de que el examen de admisión, las inscripciones, reinscripciones, titulaciones, reposición de credenciales y la mayoría de los trámites burocráticos que necesitan los alumnos, tienen costos muy altos, pero al mismo tiempo, la universidad recibe anualmente más de cuatro mil millones de pesos de las arcas públicas, dinero con el cual esos trámites deberían ser gratuitos. También, en muchas facultades los alumnos estudian en condiciones precarias: sobrepoblación en las aulas, carencia de materiales en los laboratorios, falta de equipo deportivo, etc. Todo esto conlleva a prácticas antipedagógicas y al mediocre desarrollo de la formación de cada estudiante; y la pregunta correspondiente es ¿quién administra los recursos de la universidad y con qué intenciones?

Si el 50% de los aspirantes a preparatorias y licenciaturas son rechazados, y estos no tienen la capacidad económica para costear sus estudios en una escuela privada, ¿qué opciones les quedan? Uno de los objetivos de rechazar a miles de estudiantes en las universidades es el de convertirlos en un ejército de desocupados y mano de obra barata, para laborar en fábricas o en el campo, con sueldos miserables, en condiciones peligrosas e insalubres y generalmente privados de sus derechos más inmediatos, como seguridad social y demás prestaciones reglamentarias. También, los jóvenes que no encuentran empleo suelen ser presa fácil de la delincuencia, el narcotráfico y las drogas. Es aquí donde la política de Calderón para enfrentar al crimen organizado fracasó completamente, pues la raíz del problema se encuentra en la pobre o nula formación académica de los jóvenes,  y en la educación que se da en la familia, la cual es hasta cierto punto impuesta por el mismo capital.

Ante la impotencia que sufren los jóvenes rechazados de la universidad pública y carecer de los recursos para ingresar a una escuela privada, su única opción es la organización y movilización en las calles. Un ejemplo claro de lucha son las masivas movilizaciones estudiantiles desarrolladas en los últimos meses en Chile; país en donde los estudiantes, al ver violados sus derechos, salen a las calles a protestar en contra de las políticas gubernamentales burguesas que el presidente Piñera busca imponer en el sector educativo, a pesar de ser brutalmente reprimidos por la policía.

Los estudiantes que integramos el Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública (CEDEP), sabemos que la única manera de defender las conquistas que han costado sangre a la clase trabajadora, es la organización permanente de los jóvenes más conscientes de cada universidad. Pero esta organización debe trascender las estrechas fronteras de cada escuela, facultad o aula y aglutinar a estudiantes de todo el país para expresar de manera unificada las demandas de estudiantes y trabajadores universitarios.

En pocas palabras, la única manera de defender nuestros derechos es mediante el fortalecimiento de una organización estudiantil con un programa de lucha que incluya las demandas más inmediatas de los jóvenes, las vincule con las reivindicaciones de la clase trabajadora en nuestro país y se plante la transformación socialista de la sociedad.

En el CEDEP, luchamos por una educación gratuita, científica, democrática y de calidad; por un puesto de trabajo digno al acabar los estudios; por una organización estudiantil nacional permanente que pugné por la transformación profunda de la sociedad y el derrocamiento del sistema capitalista, porque sabemos que mientras este sistema existiendo, ninguna de nuestras más mínimas demandas se harán realidad, y las que pudiéramos conseguir, tarde o temprano serían destruidas.

Como métodos de lucha, retomamos la movilización y la huelga, como derechos que hemos conquistado los jóvenes y trabajadores para que obligar a ceder a los empresarios y su gobierno ante nuestras demandas. Dichas acciones son la única forma de demostrar el poder que tenemos los estudiantes y la clase trabajadora en la sociedad, presionando a la burguesía y arrebatándole mayor financiamiento a la educación, mejores salarios y  prestaciones para nuestros padres trabajadores.

A ti compañero estudiante que conseguiste o no un lugar en la universidad, te invitamos a organizarte y luchar junto a nosotros, por tu derecho a una educación pública y de calidad, así como por una vida digna y con perspectivas de desarrollo favorables. Derechos que no preservaremos si permitimos la imposición de Peña Nieto en la silla presidencial, pues él pretender seguir privatizando la educación pública en nuestro país. Por eso: ¡Impulsemos el Paro Universitario el 2 de octubre contra la imposición de Peña Nieto!

¡Afíliate al CEDEP y defendamos juntos la educación pública!

Obreros y estudiantes… ¡Unidos y adelante!


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