En los últimos meses el ambiente dentro de las universidades públicas del país ha sido de gran efervescencia como resultado del impulso de la lucha del Movimiento #YoSoy132, quien puso en evidencia el potencial combativo de la juventud. Ahora con la imposición de Peña Nieto los ataques a la juventud, y en especial a los trabajadores, aumentarán, por lo que se hace indispensable dar una ofensiva unificada entre trabajadores y estudiantes.

El proceso que desde hace meses se ha desarrollado dentro de diversas universidades es un fiel reflejo del periodo por el cual atraviesa la lucha de clases en nuestro país. Dos ejemplos significativos de ello son el de la Universidad Michoacana de San Nicolás Hidalgo y el de la Universidad Nacional Autónoma de México; aunque con características distintas, así como procesos con matices particulares, en el fondo se expresa una idea que desde Militante hemos defendido durante años, y que ahora muestra su absoluta validez: la lucha de los estudiantes y los trabajadores en defensa de sus conquistas es sola una, la de transformar la sociedad en términos socialistas.

El caso de la Universidad Michoacana es sintomático del proceso por el cual atraviesa la mayoría de las universidades estatales del país, abandonadas por el gobierno federal y cooptadas por grupos que han hecho de las casas de estudio verdaderos feudos a costa de los estudiantes y los trabajadores. La postura del rector de dicha casa de estudio hacia la problemática de la institución y en particular hacia los problemas que aquejan a trabajadores y estudiantes no dista de la de sus semejantes, incluso es exactamente igual. El discurso hipócrita y vacio de defensa de la educación pública y la preocupación por los estudiantes, es una calca de las posturas del rector de la máxima casa de estudios José Narro. El caso de la UNAM en esencia no es distinto, incluso expresa la estrategia de la burguesía y sus representantes para desmantelar las conquistas de la clase trabajadora.

La lucha que los trabajadores de la Michoacana comenzarán en demanda de una serie de retribuciones contractuales (como las despensas) es en el fondo la defensa de sus condiciones de vida. Ello explica que no sea ninguna casualidad la negativa de las autoridades universitarias al pago de dichas retribuciones, su intensión es clara: sobajar a los trabajadores y minarlos políticamente para preparar el terreno a más ataques. La misma estrategia implementada en la UNAM contra los trabajadores de los centros más combativos, como los de la FCPyS. 

En el contexto de la contrarreforma laboral impulsada por Calderón, la unificación de la lucha de los trabajadores se vuelve cada vez más indispensable como única medida para frenar los ataques e incluso para defender sus organizaciones de lucha. La imposición de Peña Nieto significará para los explotados ataques agudos a nuestras ya deplorables condiciones de vida y la mejor forma de frenarlas es la unidad de todos los trabajadores. Por ello se vuelve necesario que nuestras organizaciones además de reivindicar nuestras condiciones de vida enarbolen la lucha contra la imposición, de lo contrario tarde o temprano ella significara un retroceso en ellas. 

La estrategia de la derecha ha consistido en dividir a los trabajadores y a los jóvenes para con fragmentar su potencial de lucha. Por ello mismo, nuestra estrategia, de trabajadores y jóvenes, debe consistir en unificar nuestras luchas. El ejemplo que han puesto los trabajadores de SUEUM ante la medida impulsada por el rector Salvador Jara contra cerca de cuarenta estudiantes, a los cuales no sólo expulsara sino incluso boletinará para impedir que sean aceptados en otras universidades del país, debe ser el preludio de medidas más fuertes para unificar las luchas. La contrarreforma laboral refleja la necesidad de dicha unidad, que no es otra sino la unidad de los trabajadores y sus hijos en la lucha por defender sus intereses de clase.

El próximo dos de octubre los trabajadores y los jóvenes tenemos una oportunidad de oro para demostrar nuestra fuerza, es por ello que nuestras organizaciones deben hacer un llamado claro a la lucha contra la imposición y contra la reforma laboral, que son otra coas que la intentona de la burguesía por que seamos nosotros quienes paguemos los platos rotos de la crisis capitalista. Ese llamado debe ser acompañado con medidas claras como la huelga general, un método de lucha. Ese día debe convertirse en una jornada nacional de lucha con distribución de volantes y movilizaciones que pongan sobre la mesa quiénes llevan la batuta en la sociedad. Y aunque se han perdido semanas valiosas aún hay tiempo para frenar la imposición de Peña Nieto y de detener los ataques que con ella vendrán. 

¡Contra la imposición y la reforma laboral: huelga general!

¡Trabajadores y estudiantes, unidos y adelante!


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