Escrito por Coraina Camacho. A casi 3 años de los violentos actos suscitados en contra de los estudiantes del 2 de octubre del 68, estudiantes en el Casco de Santo Tomás se manifestaban en apoyo a los estudiantes de Monterrey para defender la reforma universitaria y demandaban libertad de presos políticos del 68. La respuesta del gobierno fue la misma que el 68, pues dicha movilización fue violentamente reprimida por un grupo paramilitar al servicio del Estado llamado "Los Halcones". Durante su sexenio, Luis Echeverría, dio algunas concesiones como el regreso de algunos líderes del 68 exiliados en Chile y la excarcelación de otros y se habló de reformas estudiantiles. Ante este panorama los estudiantes se entusiasmaron y creyeron que habría oportunidades de volver a salir a las calles, el conflicto suscitado en la Universidad Autónoma de Nuevo León fue el preámbulo para volver a tomar las calles, la UNAM y el IPN inmediatamente respondieron y los estudiantes convocaron a una manifestación masiva en apoyo a la UANL el día 10 de junio. Los estudiantes marcharon desde las 5 p.m. dentro del Casco eran miles de estudiantes los que asistieron a la manifestación, pero a unos minutos de iniciada estalló una granada y después aparecieron grupos armados, tanques antimotines, camiones de bomberos y patrullas, además de francotiradores produciéndose la masacre. La policía no intervino porque no tenía órdenes de hacerlo y permaneció como espectadora permitiendo la masacre. Algunas versiones mencionan que el enfrentamiento duró alrededor de 2 horas, y al llegar la noche alrededor de 80 cuerpos de estudiantes fueron encontrados sin vida y muchísimos más lesionados. Este terrible acontecimiento quedó grabado como Jueves de Corpus o Halconazo, pues el grupo señalado como responsable del ataque fue el de Los Halcones, grupo paramilitar creado por Díaz Ordaz a finales de su sexenio. Como suele suceder en estos casos el entonces presidente, Luis Echeverría Álvarez, se desligó de los hechos; pero nunca aclaró la situación, de estos hechos sangrientos nunca nadie se responsabilizó. Los estudiantes que participaron en el movimiento de 1971 demandaban la democratización de la educación, y que éste representara un 12% del PIB, así como libertad política para obreros, campesinos y estudiantes. Pero lo que no contemplaron los estudiantes es que las concesiones que les había dado el gobierno se las cobraría tarde o temprano y con esta matanza queda demostrado nuevamente que lo que te dan con la derecha te lo quitan con la izquierda. En el panorama actual podemos decir que en el Casco el espíritu de lucha sigue latente así lo demostraron las marchas y paros en contra de la nueva ley del ISSSTE, y estamos seguros que en los próximos acontecimientos los estudiantes del Casco tomaran nuevamente las calles, para demostrar que el 10 de junio sigue presente y no descansaremos hasta conseguir el derrocamiento de este sistema caduco, que solo ofrece represión, muerte y miseria. 10 DE JUNIO ¡NI PERDON! ¡NI OLVIDO! ¡EL CASCO SIGUE EN PIE DE LUCHA! ¡ALTO A LOS ATAQUES EN CONTRA DE LOS ESTUDIANTES!

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