La crisis actual del capitalismo demuestra que dentro de éste sistema las crisis son inevitables y recurrentes, demuestra que bajo el sistema capitalista sólo podemos esperar pobreza, desempleo, hambre, delincuencia, miseria y barbarie. Demuestra además que el sistema capitalista ha cumplido su papel histórico, el capitalismo ha dejado de ser progresista, las contradicciones dentro de su aparato ya son insuperables, y lo único bueno que ha demostrado este sistema putrefacto de producción, es que la única salida de sus crisis recurrentes y a la barbarie que provoca, es el socialismo.

El capitalismo es un sistema que se guía por la obtención de la máxima ganancia y de esta forma, lleva la producción a una anarquía total; es decir que, en su búsqueda de beneficios, produce más de lo que el mercado puede consumir. Pero cuando a pesar de que hay muchos productos en el mercado, incluso a bajo precio por causa de la enorme competencia, y éstos no se venden, el capitalista se empieza a preocupar porque ve reducida su ganancia y porque es señal de crisis.

Así que en esencia,  las crisis dentro del capitalismo no son más que periodos, resultado de la contradicción entre la sobreproducción industrial y los límites objetivos del mercado. Y resultado de ello son los cierres temporales o definitivos de empresas “insolventes”, el despido de millones de obreros y la reducción de salarios a otros tantos millones. Así como el desuso de maquinaria y de materia prima.  En un periodo de crisis (como en el que nos encontramos) el capitalismo se ve forzado a reducir drásticamente la producción a pesar de que hay fuerza de trabajo, materia prima y medios de producción en abundancia; y actúa de esa manera porque ya no obtiene la máxima ganancia, porque para él las fábricas dejaron de ser productivas y se volvieron “insolventes”, y lo único que refleja ésta situación es que el capitalismo debe sucumbir ante el control y administración de la clase obrera.

No hay otro camino que el control obrero de la producción

En el periodo actual de crisis en el que nos encontramos las huelgas que estallen en defensa de la jornada de trabajo, de los salarios y del empleo, deben de ser huelgas con ocupación de fábricas, que terminen con la administración y control capitalista; ya que la huelga con ocupación de la fábrica es el preámbulo para la formación de un Comité de Fábrica. Ya al formarse un Comité, éste resulta un golpe a la administración capitalista y a la propiedad privada, golpe que desata una dualidad de poder: por un lado el régimen burgués y por el otro el régimen proletario. Dualidad que enfrenta al obsoleto régimen burgués con el nuevo régimen proletario, que no es otra cosa que un periodo de transición al socialismo.

El Comité de Fábrica surge como un nuevo frente en la lucha de la clase obrera, ya que los capitalistas han demostrado su total ineptitud para seguir al frente de las fábricas, pues han llevado a la ruina a una infinidad de ellas; además el Comité responde en cierta medida a los intereses de los obreros y del pueblo en general, y sirve de base para la transición al Estado obrero.

El Comité es electo democráticamente por todos los obreros de la fábrica y cada representante en el comité es revocable en cualquier  momento, además se les dan todas las facilidades para desempeñar sus funciones, pero sin dejar de trabajar, de esta forma se rompe la creencia del derecho “divino” de la propiedad privada del que hacían alarde los capitalistas, como también la idea de que los obreros no saben hacer otra cosa que estar frente a una máquina.

Trotsky menciona y con mucha razón que “Los comités de fábrica y solamente ellos pueden asegurar un verdadero control sobre la producción...” (León Trotsky. El Programa de Transición).  Quién si no los obreros conocen el funcionamiento de la fábrica, desde la producción hasta la venta de la mercancía, en cambio el patrón sólo sabe gastarse el dinero que la clase obrera produce, el patrón es innecesario para que una fábrica funcione, el patrón es el virus del capitalismo, virus que es aniquilado por el Comité de Fábrica. Ya que a diferencia del capitalismo, bajo el control del Comité, la producción no se rige por la competencia ni por la obtención de la máxima ganancia, sino en satisfacer las necesidades de la sociedad.

Cuando un Comité de Fábrica pone bajo sus manos la producción, paso fundamental para la economía planificada, se produce sólo lo que la sociedad necesita, se reducen las horas de trabajo y los salarios aumentan, además de asegurar el empleo. Pero no sólo se benefician los obreros y sus familias sino que además el Comité extiende los beneficios a las comunidades cercanas a la fábrica.

Actualmente hay Comités o Consejos de Fábrica como los hubo en la Rusia revolucionaria, en Alemania, los de Turín en Italia en 1919 y otros países de Europa, hoy están en Venezuela y se agrupan en el Frente Revolucionario de Trabajadores de Empresas en Cogestión y Ocupadas (FRETECO). INVEVAL, INVETEX, INVEPAL, Sanitarios Maracay, etc. (http://freteco.elmilitante.org) son ejemplos de que los obreros son capaces de producir, son muestra de que sin patrón las cosas pueden funcionar de mejor manera que con él, además se demuestra que puede existir una economía planificada, los Comités de Fábrica son la punta de lanza para la transformación de la sociedad, porque han demostrado que sí los obreros son capaces de dirigir una fábrica, los serán para dirigir un Estado.

Luchemos por los Comités de Fábrica  y su extensión a nivel nacional para defender el empleo y el salario, y para derrocar Calderón y expropiar a los capitalistas.

En México este 1º de mayo la lucha es por el control obrero.

Obrero: únete a Militante y lucha con nosotros por el Socialismo.


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