Los planes de imponer [por parte del gobierno de derechas] la prohibición total del aborto ha provocado una masiva e incontrolada explosión de furia en Polonia: el lunes 3 de octubre se convocó una huelga de mujeres inspirada en el ejemplo de las islandesas que en 1975 hicieron una huelga nacional de mujeres.

En Varsovia más de 50.000 mujeres se manifestaron bajo una lluvia torrencial, 30.000 en Breslavia y 25.000 en Cracovia, decenas de miles más lo hicieron por todo el país. En Poznan hubo enfrentamientos con la policía, mientras en Kielce los manifestantes derribaban una controvertida exposición homofoba. Incluso los cálculos conservadores de la policía hablan de 98.000 personas en más de 143 protestas en todo el país. El partido de izquierdas Razem situaba la cifra en más de 140.000 personas. Probablemente son las protestas más grandes en defensa del derecho al aborto que ha vivido Polonia, superando con creces a las de 1993 cuando se aprobó la prohibición actual del aborto.

La primera oleada del movimiento comenzó en primavera cuando un grupo de presión de derechas anunció que había recogido más de 100.000 firmas (al final recogieron 400.000), las necesarias para presentar un proyecto de ley en el parlamento polaco para imponer la prohibición total del aborto y que castigaría a las mujeres con más de tres años en prisión. La atrocidad de esta propuesta queda reflejada en que todos los abortos involuntarios se considerarían abortos sospechosos y serían sometidos a una investigación criminal.

Polonia ya tiene una de las leyes anti-aborto más restrictivas de Europa, permitiendo el aborto sólo en caso de violación, amenaza para la salud o la vida de la mujer, o la deformación del feto. Pero en la práctica, incluso cuando estas condiciones se cumplen, con frecuencia se impide el aborto debido a los médicos que recurren a la denominada “cláusula de conciencia”, y de esta manera imponen sus creencias religiosas a los pacientes negando un tratamiento que es vital.

Esta ley fue aprobada a principios de los años noventa cuando Polonia vivía la restauración capitalista, una auténtica contrarrevolución económica y social acompañada de un puñado de reformas “democráticas”. El engaño que representaban las reformas democráticas se pudo comprobar cuando a pesar de la oposición de la aplastante mayoría de la sociedad (más del 70% de la población estaba en contra de la prohibición del aborto y lo apoyaba por “razones sociales”, que básicamente significaba el aborto libre), la ley contra el aborto fue aprobada. Al mismo tiempo, se introdujo la religión en las escuelas y se firmó el concordato que concedió a la Iglesia Católica enormes privilegios políticos y materiales. Los políticos de todos los partidos defendieron esta medida. Sin embargo, este acuerdo fue una desgracia nacional que creó un infierno para las mujeres

El movimiento espontáneo estalló en primavera

Como una respuesta a la restrictiva ley que se propuso esta primavera pasada, las redes sociales sirvieron para que surgiera un gran movimiento espontáneo entre la población. Un grupo de Facebook, Dziewuchy Dziewuhom, recogió más de 100.000 seguidores en menos de una semana. Inmediatamente se extendieron los grupos e iniciativas por todo el país, y finalmente hubo una serie de manifestaciones por todo el territorio polaco reuniendo cada una de ellas a miles de personas.

Una de las acciones se centró en recoger más de 100.000 firmas para promover un proyecto de ley de “iniciativa ciudadana” que liberalizaría la ley del aborto, permitiendo abortar independientemente de la razón en las primeras doce semanas. A pesar de las muchas voces dentro del movimiento que se limitaban sólo a defender la actual ley, muy restrictiva, la idea de la “iniciativa ciudadana” finalmente se convirtió en un movimiento más amplio que recogió más de 250.000 firmas y presentó su proyecto al parlamento.

Después del parón de los dos meses de verano, a finales de septiembre se reiniciaron las protestas, exactamente el mismo día que se presentaba el proyecto de ley al parlamento. Esta segunda oleada de movilizaciones comenzó con las llamadas “Protestas Negras” (Czarny Protesta) que se organizaron en todo el país: hombres y mujeres vestidos de negro en señal de luto por la muerte de los derechos de las mujeres. Se celebraron manifestaciones en muchas ciudades y numerosas personas colgaron fotos vestidas de negro en las redes sociales con los hashtags #CzarnyProtest y #BlackProtest.

Como era de prever, el Parlamento rechazó el proyecto de ley que liberalizaba los derechos del aborto, mientras permitía que el otro borrador de ley que defendía la prohibición total pasara a la siguiente fase. Al mismo tiempo se anunció la posibilidad de prohibir la fecundación in vitro y el acceso a la contracepción de urgencia. Este anuncio provocó más indignación, alimentada por la arrogancia y el desprecio que los políticos y la Iglesia muestran hacia las mujeres, incorporando a la movilización capas más amplias de la población.

Las mujeres polacas en huelga

En ese momento, inspiradas por la huelga de mujeres islandesas de 1976, se propuso organizar una huelga de mujeres. No fue convocada por los sindicatos, la propuesta llegó del movimiento y por mujeres que nunca antes habían pertenecido a un sindicato o no tenían experiencia en una huelga. Sin embargo, debido a las leyes antisindicales y a la dificultad de organizar una huelga legal incluso para un sindicato, se evitó convocar a la huelga y en su lugar se pidió a las mujeres que se tomaran ese día libre en el trabajo para participar en el denominado Lunes Negro. Por desgracia, muchas mujeres no pudieron participar en esta huelga debido a la mala calidad de los contratos laborales que ni siquiera recogen el derecho a pedir un día libre en el trabajo. Por ejemplo, la cadena de supermercados Lidl amenazó a la plantilla con el despido si no se presentaban a trabajar ese día.

Al final la OPZZ, una de las tres principales federaciones sindicales, apoyó la movilización y se comprometió a defender a sus afiliadas de las represalias empresariales por participar en la protesta. Gracias a este apoyo muchas trabajadoras de la administración pública, en particular los de los ayuntamientos, pudieron ir a la huelga. Varios teatros y pequeñas empresas anunciaron que cerrarían ese día para que participasen sus trabajadores. Muchas mujeres que no tenían otra opción que trabajar lo hicieron vestidas de negro para expresar su apoyo a la huelga.

El apoyo del OPZZ probablemente también animó a muchas profesoras que organizaron fotografías en grupo con sus alumnos vestidos de negro. En muchas escuelas de secundaria los estudiantes organizaron sus propias huelgas y abandonaron los centros de estudio durante la primera hora lectiva, a menudo con el apoyo de los profesores. Llegaron noticias de mujeres jóvenes que, por participar en la huelga, recibieron amenazas y escupitinajos de grupos de hombres.

En Varsovia varios miles de personas se congregaron a primeras horas de la mañana frente a la sede del partido gobernante, Ley y Justicia. Por la tarde marcharon bajo la lluvia por todo el centro de la ciudad hasta la Plaza del Castillo, donde se reunieron aproximadamente 50.000 personas. En las protestas predominaban las mujeres y los estudiantes. A principios de semana surgió la iniciativa de que los manifestantes se pintaran la cara de negro, pero en su lugar, miles de mujeres se pintaron dos franjas negras en las mejillas similares a las marcas de un guerrero.

Las manifestantes llevaban pancartas en las que se podía leer consignas como: “El gobierno no está embarazado, puede ser derribado”, “La revolución es mujer”, “¡Liberemos Polonia de los fanáticos!”, “El aborto es la defensa de la vida”, “Mi cuerpo, mi fortaleza”, “Mi útero es asunto mío”, “No soy una incubadora”, “No soy de vuestra propiedad”, “Si morimos no daremos a luz”, “El infierno de las mujeres”, “No hay nada malo en elegir”.

Desgraciadamente los discursos estuvieron dominados por celebridades y líderes de los grandes partidos políticos, como el partido liberal Nowoczesna y el movimiento democrático pro-liberal KOD. Estas dos organizaciones políticas se han subido al vagón y ahora intentan utilizar el movimiento para sus propios intereses. Se oponen a defender el aborto libre argumentando que el movimiento debería limitarse a defender la actual ley. Es un escándalo que los representantes de organizaciones feministas y grupos defensores del aborto no estuvieran en el estrado, a pesar del papel importante que han jugado durante muchos años en la lucha por el derecho al aborto.

Los organizadores sólo habían previsto una manifestación de unas 5.000 personas, así que la mayoría no pudo escuchar los discursos. Pasado un tiempo, los manifestantes comenzaron a gritar que se iban hacia el parlamento, e inmediatamente se alejó un mar de paraguas dejando atrás a los organizadores. La marcha ahora era ilegal pero la policía juiciosamente decidió no intervenir, limitándose a vigilar desde los márgenes cuando pasaban las manifestantes por el centro de la ciudad, permitiéndoles elegir el itinerario y paralizar el tráfico durante más de una hora.

Fuera del parlamento se concentraron bajo la lluvia unas 10.000 personas. No hubo oradores, pero el ambiente era combativo y de indignación. Llegaron rumores de que varios miles de personas se dirigían hacia Teatr Polski, el lugar donde Jaroslaw Kaczynski, el líder del partido en el gobierno, mantenía una reunión.

La Iglesia Católica reaccionó ante la huelga de mujeres y la Protesta Negra condenándolas como un carnaval del demonio, mostrando así lo alejada que está de la realidad. Al día siguiente los obispos acaparaban espacios en los medios de comunicación, compartiendo su experto conocimiento sobre la violación y la infertilidad. Uno de los obispos dijo que era muy difícil que una mujer pudiera quedarse embarazada en una violación debido al estrés que la experiencia provoca en la mujer.

El movimiento pilló totalmente por sorpresa al partido Ley y Justicia que no planeaba introducir cambios en la actual ley del aborto, al menos no este año, pero al final tuvo que tomar partido por los elementos más a la derecha y la Iglesia que habían organizado su propia “iniciativa ciudadana”.

¿Qué debe hacer ahora el movimiento?

Debido a la magnitud del movimiento, Ley y Justicia ha reaccionado anunciando que preparará su propio proyecto de ley, que probablemente permitirá el aborto en el caso de violación y peligro para la vida de la mujer, pero no en el caso de malformación del feto. Esto, por supuesto, en absoluto representa un avance, es una nueva restricción de la ley y es inaceptable. Sin embargo, es una prueba de que el gobierno comienza a sentir la presión.

Sin duda es una señal de que la lucha por el derecho al aborto debe continuar. Sin embargo, Nowoczesna y la Plataforma Cívica, ayudados por la KOD, están intentando tomar el control político y descarrilar lo que ha sido un movimiento espontáneo. Los resultados de la votación parlamentaria y las declaraciones de los representantes de Nowoczesna y la neoliberal Plataforma Cívica, el anterior partido gobernante, demuestran que no tienen lugar en el movimiento y deben ser expulsados. Hay que combatir enérgicamente la estrategia de defender únicamente la ley del aborto actual.

Por otro lado, es un error introducir la política de “ningún símbolo” que prohíbe a todas las organizaciones políticas intervenir con sus banderas y material impreso, algo que ha sucedido en muchas ciudades. Esto es lo que permite que los partidos políticos entren por la puerta de atrás mientras se impide que organizaciones más pequeñas y radicales lleguen al movimiento con sus ideas y propuestas.

La huelga de las mujeres polacas del Lunes Negro fue un momento culminante, pero también ha desatado nuevas fuerzas que hasta ahora no han estado presentes en el movimiento. Miles de mujeres jóvenes enojadas con la situación acaban de entrar en la lucha, pueden hacer oír su voz y ganan confianza. Una de las tareas inmediatas del movimiento es ayudarlas a organizarse.

Han surgido iniciativas muy buenas, pero a menudo no encuentran eco en las redes sociales. Uno de los problemas frecuentes es que las personas que originalmente formaron el grupo son también los “propietarios” del grupo y controlan las convocatorias de Facebook, decidiendo si es buena o no la política de ‘no símbolos’, incluso censurando discusiones en los grupos de Facebook.

Faltan estructuras democráticas a nivel local que permitan involucrar a los activistas de las diferentes iniciativas que han surgido. También faltan comités democráticos vinculados a nivel nacional para coordinar las actividades y planificar la próxima acción. Los representantes nacionales de estos comités deberían ser elegidos democráticamente.

Hace falta un programa de lucha

Sobre todo, para ganar es necesario tener un programa claro. Las últimas semanas han demostrado que podemos convencer a la opinión pública, pero no lo haremos si comenzamos diciendo, como hace Nowoczesna, que nos oponemos al aborto libre. Eso equivale a admitir que los defensores de la prohibición del aborto tienen buenos argumentos y significaría rendirse sin luchar

Si defendemos el aborto libre y contrarrestamos los argumentos de la derecha, podemos confiar en que ganaremos a la población para nuestra parte. Necesitamos explicar la necesidad del derecho al aborto libre y seguro, que salvará la vida de numerosas mujeres. Esto debería ir unido a la necesidad de luchar por una sanidad pública decente, gratuita y de buena calidad que pueda ocupar a profesionales bien pagados y no fanáticos religiosos que bloquean los tratamientos a muchas mujeres que no han podido evitar quedarse embarazadas ya que los métodos contraceptivos son poco accesibles y demasiado costosos. Además, los menores de 18 años sólo pueden visitar al ginecólogo con el consentimiento de sus padres, y eso les impide ser capaces de conseguir la receta de los anticonceptivos. Por esa razón Alternatywa Socjalistyczna defiende el acceso universal a la contracepción gratuita. Defendemos la educación sexual en la escuela en lugar de religión obligatoria impartida por monjas y curas católicos.

Sobre todo, las mujeres quieren el derecho real a elegir, no sólo si tienen el niño o no, también elegir el momento en que lo quieren. Por eso apoyamos el tratamiento gratuito de fertilidad in vitro, además de que cada niño tenga una plaza garantizadas en las guarderías públicas. Estas medidas deben ir acompañadas de la defensa de otras cuestiones sociales y económicas más amplias que afectan también a la elección de la mujer. Es necesario luchar por el acceso a viviendas sociales públicas y un salario mínimo decente, además de la seguridad en el trabajo. Los contratos de mala calidad deben ser eliminados y sustituidos por contratos fijos, que impidan que las mujeres pierdan el empleo al quedarse embarazadas.

La lucha por estas medidas requerirá vincularse a la clase obrera organizada en los sindicatos. Un buen comienza sería estrechar los lazos entre los sindicalistas de la base del sindicato de profesores ZNP y de la federación OPZZ. El movimiento debe llegar a los trabajadores de la administración pública y a los sanitarios que apoyaron la huelga del Lunes Negro. Pero en última instancia, esta lucha supondrá un enfrentamiento con el sistema económico, el capitalismo, que es incapaz de garantizar viviendas y empleos decentes para la clase trabajadora.


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