El viernes 15 de abril de 2022, se tomó por parte de la policía de la CDMX el espacio conocido como Okupa Cuba, anteriormente edificio de la CNDH, que fue tomado por familiares de víctimas, principalmente del Frente Ni Una Menos y después ocupado por el Bloque Negro. La intervención policiaca fue totalmente desproporcionada y las tres ocupantes del inmueble, ahora presas en el penal de Santa Martha, enfrentan cargos graves y que demuestran el ensañamiento hacia ellas para que mediante esa vía se mande un mensaje aleccionador e intimidante al movimiento en su conjunto. 

Si bien, Libres y Combativa no pertenecemos al Bloque Negro y no concordamos con sus métodos, tampoco celebramos la toma de la Okupa Cuba, en especial, porque en ella se ha hecho gala de la criminalización y desprestigio hacia la lucha feminista, así como el uso abusivo de las fuerzas policiacas para someter a tres de las ocupantes, el operativo de más de 200 policías y la tanqueta en la que fueron trasladadas al penal, contrastan totalmente con los recursos y fuerzas destinados a detener a los feminicidas, violadores y todo tipo de agresores machistas.

El origen de la Okupa Cuba

La actitud machista institucionalizada en todos los niveles de gobierno desprecia los crímenes contra nosotras, con su impunidad mandan el mensaje de que nuestras vidas no importan, se nos puede agredir de mil formas incluso asesinar y no habrá justicia. Esta situación es la que ha llevado a acumular tanta rabia y le dan vida y nutren expresiones ultraizquierdistas como las de la Okupa Cuba.

Miles de mujeres luchamos todos los días contra la violencia machista e institucional y en diversas ocasiones hemos llegado a la conclusión: Si las instituciones no sirven, hay que tomarlas y ponerlas a funcionar en beneficio de las víctimas. En este sentido se tomó el edificio de la CNDH el 2 de septiembre de 2020.

Tras una reunión de familiares de víctimas de violación, feminicidio y desaparición (provenientes de San Luis Potosí) con Rosario De Piedra, la titular del organismo. La respuesta a las denunciantes reunidas fue las de siempre: más trámite, más papeleo, más denuncia en el papel, más promesas; pero ninguna acción contundente, la consecuente desesperación de estas familias sometidas a la tortura que significa la lucha por justicia en el país, dijeron ¡Ya basta! Marcela Alemán, madre de una pequeña que fue violada a los cuatro años con la complicidad de su propia escuela, se amarró a la silla y no se movió de ahí hasta que le aseguraran soluciones; la secundó Silvia Castillo quien pide justicia por su hijo Alán. 

La solidaridad no se hizo esperar y decenas de mujeres llegaron en solidaridad, días después, las iniciadoras se retiraron, con el compromiso del gobierno de darles seguridad y atención a los casos y finalmente el Frente Ni Una Menos tomó la dirección y declaró la ocupación del edificio para convertirlo en casa refugio. Cada día el impacto de la toma animaba a más compañeras a hacer lo mismo en otros sitios de Ecatepec, Michoacán, Puebla, Aguascalientes, Veracruz, Tabasco, Yucatán, Quintana Roo, etc., ninguna de las tomas en estos lugares se pudo mantener, pues la mayoría fueron reprimidas inmediatamente.

Los métodos de organización y lucha sí importan

El deseo de justicia, la indignación y el hartazgo le dio solidaridad a la toma entre amplias capas del movimiento feminista, pero cada vez estaban siendo más cuestionados los métodos de la dirección de la ocupación, en especial de un sector del bloque negro. El lugar se convertía cada vez más en un espacio para intereses particulares, sin ningún beneficio para el conjunto del movimiento. El debate democrático, amplio y una crítica constructiva nunca fueron bien recibidos. 

Estos métodos le abren paso al oportunismo de la derecha, un ejemplo fue el financiamiento y “apoyo” recibido por las ocupantes por parte de María Beatriz Gasca, exfuncionaria de la empresa GINgroup, investigada por el gobierno de Sheinbaum por ser parte de la red de corrupción de factureras.

Desde Libres y Combativas defendemos un método de lucha que permita extender el movimiento entre todas la oprimidas y oprimidos, entre más amplio y más fuerte, será más combativo y eficaz, pero los actos de un pequeño grupo por muy radical que se diga nunca tendrá el poder de lograr grandes cambios si no es capaz de atraer al conjunto de la población. Los métodos del Bloque negro, en vez de sumar, han mermado y servido para golpear al movimiento, en lugar de dar confianza y llamar a más mujeres a la movilización, las ahuyenta y peor aún con nuestros compañeros que, aunque sean familiares de víctimas, más de una vez han sido agredidos y expulsados de las movilizaciones, dividiendo y confrontando intereses comunes.  

El ataque al auto de una trabajadora jubilada de 61 años de edad llevado a cabo por el grupo a cargo de la Okupa Cuba el pasado 13 de abril, no nos representa, no abona a nuestra lucha y por el contrario les abre la puerta a más ataques contra el movimiento. 

Para nosotras no tienen más peso los edificios ni las pinturas, ni los autos, ni el mobiliario, que los miles de mujeres violadas, agredidas y asesinadas, pero sería ingenuo pensar que con la destrucción de estos –así destruyéramos todos los edificios de gobierno- conseguimos una transformación social. Rechazamos cualquier represión contra el movimiento, pero tampoco respaldamos las acciones que confunden, generan miedo, desorganizan y permiten la infiltración de elementos ajenos a los intereses de nuestra lucha y desmovilizan, para nosotras tanto la represión como estos métodos tienen costos altos contra la organización y el avance del movimiento.

Los que más se han beneficiado de la toma de la Okupa han sido los medios de comunicación y el Estado, que utilizan todo recurso a su mano para alimentar toda clase de prejuicios contra el conjunto del movimiento feminista, criminalizarlo y deslegitimarlo. 

Exigimos la liberación de las tres mujeres detenidas, tratadas como delincuentes de máxima peligrosidad, sabemos muy bien el abuso y la saña con la que tratan a las presas y en especial a las que tienen alguna relación con el movimiento. Es tarea del únicamente del movimiento discutir sobre los métodos más adecuados para lograr nuestros objetivos, para nada celebramos ni avalamos la intervención policial.

También denunciamos la vacuidad de la CNDH, el principal motivo de tanta rabia es la impunidad, corrupción y negligencia y esta institución no es la excepción, las víctimas una y otra vez reciben no más que palmadas en la espalda y en muchas ocasiones el mismo trato de revictimización e indiferencia que en cualquier institución de gobierno.

Necesitamos más casas refugio dignas, acogedoras y adecuadas para la enorme cantidad de víctimas que siguen en el desamparo. La pandemia de la violencia machista no ha terminado, sigue extendiéndose y profundizándose, siguen siendo en promedio 11 mujeres asesinadas cada día y no se ven acciones urgentes y eficientes para detenerla, por eso la lucha en las calles y la organización amplia de todas y todos los oprimidos es más que necesaria, un feminismo revolucionario y anticapitalista, con métodos democráticos y que luche por ampliar el movimiento sigue siendo una tarea urgente.


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