Desde Libres y Combativas hemos dado una lucha sin cuartel contra la violencia machista.

Hemos emprendido campañas contra un violador recurrente y potencial feminicida con al menos 10 víctimas, tras la cual arrebatamos más de 80 años de sentencia, una condena histórica. 

Hemos dado la batalla con firmeza y valentía contra la violencia machista que se esconde y reproduce dentro de las escuelas, misma que no ha sido en vano, pues logramos la salida del contralor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y su vinculación a proceso, un hecho histórico y sin precedentes en la lucha feminista. 

Hemos enfrentado la violencia patriarcal y capitalista que reproduce esta sociedad en todos los espacios que ocupamos y nos desenvolvemos, incluso lo hemos hecho dentro del mismo movimiento social que pretende acabar con este sistema decrépito que se ensaña especialmente con las mujeres trabajadoras y la sexodisidencia. 

Nuestras conquistas son fruto de la organización, de la voz colectiva que se niega a callar, de la rabia transformada en fuerza, de la convicción de que ninguna mujer debe volver a enfrentar sola la violencia. Cada paso que avanzamos es una victoria no solo para nosotras, sino para todas las que vendrán.

Es por ello que hoy denunciamos públicamente la escalada de violencia machista contra una de nuestras compañeras dentro del movimiento por Palestina.

A mediados de septiembre, tuvimos conocimiento de una campaña de difamación, deslegitimación y desprestigio en contra de nuestra compañera, orquestada a través de WhatsApp, en la que se reenviaba reiteradas veces un mensaje iracundo con acusaciones diversas y falsas, su nombre completo, datos particulares y fotografía, incurriendo claramente en un tipo de violencia llamada doxeo. Esta clase de acoso cibernético supone un acto delictivo de violencia patriarcal diseñado para silenciar, amedrentar y vulnerar gravemente la integridad y seguridad de nuestra compañera. El responsable de esta campaña es Horacio “N”,  colaborador de uno de los periódicos más importantes en México, un individuo de quien hemos conocido acusaciones previas de violencia política y machista dentro del movimiento social. Cabe mencionar, además, que previo a su ataque contra nuestra compañera, el mencionado había sido expulsado de la Asamblea Interuniversitaria y Popular por Palestina (AIPP), como efecto de una serie de actitudes que se contraponen a los protocolos de género y normas de convivencia de tal espacio.

Este no es un caso aislado, durante una movilización llevada a cabo el 17 de agosto de 2025, otro sujeto, José “N”, integrante del sindicato de una de las universidades públicas más importantes del país, agredió físicamente a esta misma compañera, lo que evidencia una alarmante tolerancia hacia la violencia machista en estos espacios. 

A estos ataques se suman otras agresiones y actitudes hostiles y de intimidación que nuestra compañera ha sufrido por parte de distintos miembros del movimiento.

Estos acontecimientos son inaceptables dentro del movimiento social y de izquierda. Aunque las generaciones más jóvenes han marcado una línea clara contra el machismo, persisten sectores que se niegan a la autocrítica, bloqueando los debates necesarios y perpetuando así las mismas estructuras de poder que dicen combatir. No puede haber una lucha genuina contra el capitalismo, el colonialismo o el imperialismo si reproducimos sus lógicas de dominación dentro de nuestros espacios. Es incongruente dar la batalla contra la violencia y el asesinato de miles de mujeres al mismo tiempo que se agrede a nuestras compañeras que se ponen al frente de la lucha, dándolo todo por empujarla hacia adelante. 

Esto último cobra aún más relevancia cuando ponemos en contexto que nuestra compañera ha jugado un papel significativo en el movimiento por Palestina, y un ataque de estas características, dirigido a destruir su legitimidad, generar desconfianza y desalentar su participación, solamente debilita nuestra causa común y beneficia al sionismo. Es un escándalo que desde el interior del movimiento surjan este tipo de ofensivas, y llamamos a detenerlas de inmediato. 

Sabemos que estas violencias responden a sistemas de opresión múltiples que determinan nuestras prácticas, y que desmantelarlas es responsabilidad de todxs. Por ello, hacemos un llamado fraternal al movimiento por Palestina en particular, y al movimiento de izquierda en general, a combatir la violencia de género y LGBTIfobia, comprometiéndose con un proceso colectivo de desaprendizaje de las conductas patriarcales; a crear y aplicar protocolos con los que se pueda erradicar y combatir toda violencia machista y LGBTIfóbica, mismos que garanticen procesos de reparación centrados en las víctimas; y a luchar, activa y permanentemente, por espacios seguros para que las jóvenes y trabajadoras encontremos lugares políticamente coherentes en los que podamos participar y contribuir a la lucha social. 

Celebramos y respaldamos el pronunciamiento y las medidas adoptadas por la AIPP, y acompañaremos a nuestra compañera en las acciones necesarias para salvaguardar su seguridad e integridad, así como para detener estas agresiones. 

¡No puede haber emancipación social sin emancipación de las mujeres y no puede haber emancipación de las mujeres sin emancipación social!

 

Libres y Combativas

Izquierda Revolucionaria

Sindicato de Estudiantes 

 

 

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