El pasado viernes 20 de Febrero, en ocasión de conmemorarse los 150 años del inicio de la Guerra Federal, el presidente Chávez lanzó en un discurso transmitido en cadena nacional de radio y televisión importantes líneas que incluyen el rechazo a los "cantos de ballena" de tender puentes de diálogo con la oposición y la oligarquía, hacer un llamado a la necesidad de modificar las estructuras económicas y socializar los medios de producción para darle un contenido concreto y científico al socialismo, así como reflexionar sobre el impacto de la crisis capitalista mundial sobre la economía venezolana.

 

El pasado viernes 20 de Febrero, en ocasión de conmemorarse los 150 años del inicio de la Guerra Federal, el presidente Chávez lanzó en un discurso transmitido en cadena nacional de radio y televisión importantes líneas que incluyen el rechazo a los "cantos de ballena" de tender puentes de diálogo con la oposición y la oligarquía, hacer un llamado a la necesidad de modificar las estructuras económicas y socializar los medios de producción para darle un contenido concreto y científico al socialismo, así como reflexionar sobre el impacto de la crisis capitalista mundial sobre la economía venezolana.

Lecciones de la Guerra Federal

En su discurso Chávez señaló que "La revolución Federal fue la revolución de los pobres, que levantó las banderas de Simón Bolívar, habían pasado ya 29 años desde aquella hora terrible en que murió Bolívar, con él había muerto la Patria, el mismo pueblo explotado traicionado con la oligarquía que se adueñó del poder después de haber expulsado a Bolívar, aquel pueblo con dignidad levantó de nuevo las banderas de la rebelión. También fue una revolución que por primera vez en Venezuela levantó las banderas del socialismo y eso está demostrado en diferentes documentos de la época, 1859, 11 años atrás había lanzado Carlos Marx y Federico Engels el manifiesto comunista y se levantaban las luchas por el socialismo en toda Europa, y aquí a Falcón, a Caracas y La Guaira llegaron distintos documentos y luchadores del socialismo". Sin embargo, la traición de Juan Crisóstomo Falcón y Antonio Guzmán Blanco, dirigentes del ala moderada del bando federal, diluyó el contenido real de las luchas y descarriló la revolución a la derrota y a un simple cambio de opresores: de conservadores (centralistas) a liberales (federales).

En un artículo que publicamos en 2004 a propósito de la Batalla de Santa Inés en el marco del referéndum revocatorio, el camarada Jorge Martín analizaba el papel de los sectores conciliadores dentro del bando liberal en la Guerra Federal. Éstos, encabezados principalmente por Juan Crisóstomo Falcón y Antonio Guzmán Blanco, orquestaron el asesinato del General Ezequiel Zamora: "Estos [los liberales moderados] estaban más asustados del profundo carácter social y revolucionario del movimiento campesino que dirigía Zamora, que interesados en llevar adelante una lucha seria contra la oligarquía. Cuando vieron el camino hacia Caracas despejado, decidieron deshacerse de Zamora, el dirigente que mejor expresaba el deseo de justicia social las masas campesinas."

Como suele citar el camarada Alan Woods, la debilidad invita a la agresión. Tanto entonces como ahora, cuando el bando revolucionario, presionado por los sectores moderados, reformistas y toda clase de traidores, ha intentado tratar a la reacción con guantes de seda, su respuesta ha sido siempre la misma: redoblar los ataques y la ofensiva contrarrevolucionaria. Los intentos de los liberales moderados por conciliar con la oligarquía y encausar la guerra revolucionaria en líneas seguras se transformaron en su contrario, pues la oligarquía pasó a la ofensiva, "con la intención de dar un castigo ejemplar a las masas revolucionarias". Así, se llegó a la Batalla de Coplé, que se desarrolló en la laguna de Coplé, cerca de Calabozo (Guárico), el 17 de febrero de 1860, casi un año después de la Batalla de Santa Inés. Bajo el mando del general León Febres Cordero, las tropas centralistas derrotaron a los federales, que estaban bajo el mando de Juan Crisóstomo Falcón, luego del asesinato de Zamora durante el sitio de San Carlos, el 10 de Enero de 1860. Luego de esta derrota, "Los dirigentes de la fracción conciliadora de los liberales, Guzmán Blanco y Falcón acabaron huyendo a las Antillas y abandonando el terreno de la batalla que habían traicionado. Finalmente la traición se selló en el Tratado de Coche [firmado en abril de 1963], sacrificando los ideales revolucionarios de los pobres, para los cuales la causa federal se resumía en la consigna de tierra y hombres libres, y reduciendo el movimiento a algunas reformas políticas y jurídicas y a un simple cambio de opresores, de conservadores a liberales"

Ni pactos ni concesiones a la burguesía

Decía el Che Guevara que "De los moderados sólo podemos esperar la traición." En este sentido, en su discurso realizado durante el acto de conmemoración de los 150 años de la toma del Cuartel de Coro (Falcón) por parte del comandante Tirso Salvatierra y lanzando el Grito de la Federación (http://es.wikisource.org/wiki/Manifiesto_Inicial_de_la_Federaci%C3%B3n) , hecho que se considera el inicio de la Guerra Federal, el presidente Chávez rechazó los llamados de dirigentes de la contrarrevolución a abrir supuestos puentes de diálogo y las presiones que inmediatamente surgieron para ello de parte de sectores reformistas y burocráticos del movimiento bolivariano. "No tenemos pacto previsto con la oligarquía. La oligarquía derrotada el 15 de febrero, como está derrotada, pide cacao. Pues no hay cacao para la oligarquía", dijo Chávez y luego reiteró "No hay cacao para la oligarquía venezolana, el cacao es del pueblo, no de la oligarquía (...) No habrá pactos con la oligarquía apátrida". Haciendo referencia a la traición de los liberales moderados en la Guerra Federal y al Tratado de Coche, Chávez dijo "Yo no soy Juan Crisóstomo Falcón, ni soy José Antonio Páez. (...) Yo llegué aquí para cumplir con el pueblo o morir en la batalla."

En una nota publicada por la agencia de noticias Europa Press, se hacía referencia a las reflexiones de Chávez respecto a los llamados de diálogo de ciertos dirigentes opositores, incluidos por ejemplo el dirigente de Primero Justicia, Juan José Caldera, y la vil y violenta campaña que desarrolló la reacción previa a la consulta del domingo. Indica la nota que "Chávez criticó que ahora sus opositores pidan abrir un espacio para el diálogo y la reconciliación". La nota indica que "El mandatario venezolano recordó que antes de que la oposición fuese ‘derrotada' en el referéndum constitucional del pasado domingo, algunos líderes de esos partidos políticos mantuvieron sus ‘ofensas' al Gobierno venezolano. ‘Póngase a ver sus discursos hasta el día de las elecciones, insultándome, diciéndome el 'orangután Chávez' e insultando a la Fuerza Armada (...) allá ellos y su odio, allá ellos y su bajeza, nosotros seguiremos cabalgando con el pueblo, su sabiduría, belleza y pureza', expresó."

Pero no sólo sectores de la dirigencia contrarrevolucionaria han hecho llamados al diálogo. Recordemos que varios voceros de los sectores reformistas y burocráticos del movimiento bolivariano aprovecharon las cifras del evento electoral del pasado 15 de febrero para hablar nuevamente de la supuesta necesidad de establecer puentes de diálogo con la dirigencia contrarrevolucionaria, dados los más de 5 millones de votos alcanzados por el NO. Entre estos elementos estuvo el ex vicepresidente de la república, José Vicente Rangel, quien al día siguiente del referéndum aprobatorio declaraba a Unión Radio "Yo creo que a la hora de analizar lo que pasó ayer, hay por un lado que evitar la arrogancia del vencedor que no es buena, y la arrogancia del derrotado es menos buena; así que la conclusión de que aparte del inmenso esfuerzo que tiene que hacer el liderazgo nacional, gobierno y oposición, por enfrentar problemas severos que hay en el país; creo que es un problema de todos los venezolanos". Igualmente declaró que, en su opinión, "es importante que esos dos bloques de venezolanos se reconcilien, (...) para conversar y dialogar, que es el escenario propio de la política en cualquier parte del mundo"

Como otra medida de presión, la prensa burguesa empezó a correr rumores de la supuesta posibilidad de que Rangel volviese a la Vicepresidencia. Así, el diario La Verdad, cuyo slogan es "Por la libertad intelectual en el Zulia", publicaba en su edición del pasado 20 de febrero que "Para refrescar a tren ejecutivo ya se escucha que el primer mandatario devuelva a la vicepresidencia a José Vicente Rangel. La propuesta no suena mal si se toma en cuenta que Rangel podría terminar de tender puentes entre el oficialismo y la oposición". Es claro que la burguesía vería con beneplácito el regreso de Rangel, quien se sumaría al anillo de reformistas y burócratas que rodea al presidente en el gabinete.

Sin embargo, las palabras de Chávez fueron claras: "Nosotros no tenemos pacto prescrito con la Oligarquía (...) Yo no llegué aquí para traicionar al pueblo, yo no llegué aquí para hacer pacto con la Oligarquía".

Reformistas y burócratas insisten en la conciliación

A pesar del discurso de Chávez, Rangel insistió en su planteamiento y en su programa dominical, transmitido por Televen continuó hablando de la supuesta necesidad del diálogo y la conciliación. Rangel insistió en que "Hay que saber administrar la victoria y también las derrotas. Por consiguiente, la superación de barreras beneficia a todos, porque todos somos la patria. La exclusión es rémora, en tanto que la unión es progreso." En su edición del 23 de Febrero, El Universal dedica un extenso y detallado artículo a las declaraciones de Rangel durante su programa. "La revolución puede naufragar víctima de la conflictividad cotidiana. Necesitamos enfrentar la crisis económica y los problemas puntuales. La arrogancia del vencedor y del derrotado son una estupidez. Hay que reconocer al otro para resolver los problemas del país", insistía Rangel.

En el referido artículo, El Universal continúa destacando lo siguiente: "Para Rangel el 15 de febrero destacó la consolidación de dos bloques políticos, ‘incluso sociales (...) hay que aceptar que tenemos un país dividido'" y luego continúa "¿Conviene esa división? ¿Es imposible superarla? ¿Acaso todo está perdido? (...) Insistió en que los factores políticos ‘están obligados a buscar fórmulas que faciliten el alivio de las tensiones y permitan que los venezolanos, sin renunciar a sus posiciones, puedan dialogar'. Rangel destacó que ‘la interlocución es difícil pero no imposible'. Está consciente de que sobre el jefe de Estado recae la mayor responsabilidad, tanto por su cargo como por ser líder de un sector mayoritario, pero subraya que ‘la responsabilidad de la oposición no es menor'." Igualmente insistió en los problemas que enfrenta la revolución en el terreno de lo cotidiano, hablando de "los problemas nacionales, la inseguridad, la inflación, la vivienda, la corrupción, el funcionamiento eficiente de la administración pública, asuntos en los que el gobierno de Hugo Chávez se ha empleado a fondo sin alcanzar plenamente los logros buscados".

Al igual que la burguesía, burócratas y reformistas intentan hacer ver como si la división entre revolución y contrarrevolución, una división en líneas de clase, fuese una división entre hermanos venezolanos y producto del antojo del Presidente Chávez. La realidad es que la división en líneas de clase de Venezuela, como de cualquier país capitalista, es de larga data. Como decía Trotsky, "La revolución acaba con la mentira social. La revolución es la verdad. Comienza llamando a las cosas por su nombre". El despertar y el auge de la lucha de clases que hemos visto en estos años son el resultado de un proceso de acumulación de las contradicciones irreconciliables entre los intereses de la burguesía y los explotadores por un lado y los trabajadores y oprimidos por el otro. Los problemas señalados cínicamente por Rangel no se resolverán por la vía de la conciliación y las concesiones a la reacción. Ya de esto tenemos varios años de lecciones. Después del golpe de Abril de 2002 los llamados al diálogo y a la conciliación, el crucifijo en las manos de Chávez la madrugada del 14 de Abril, sólo sirvieron para que la contrarrevolución organizara el paro sabotaje petrolero. A cada intento de diálogo ha seguido una ofensiva contrarrevolucionaria. Incluso a las concesiones que se hicieron ante la primera campaña de desabastecimiento (en esa ocasión con la leche), lo que ha seguido es el aumento de los productos que escasean, acaparan y venden con sobreprecio. Esas concesiones son las que llevaron que el índice de inflación de 2008 en el sector alimentos fuese del 54%.

A los llamados de Rangel se le han unido otros dirigentes bolivarianos. En su columna semanal publicada en el Diario El Nacional, Vladimir Villegas se une al coro que llama al diálogo. Cadena Global ha republicado dicho artículo de opinión (http://www.cadenaglobal.com/noticias/default.asp?Not=207064&Sec=77), señalando que "En su columna de esta semana, el periodista hace referencia a las llamadas de "diálogo político entre gobierno y oposición" hechas por José Vicente Rangel, coincidiendo en la necesidad del mismo.". Inicia Villegas su artículo declarando que "José Vicente Rangel ha puesto el dedo en la llaga al insistir en la urgencia del diálogo político entre Gobierno y oposición y al plantear la necesidad de tender puentes". Villegas afirma que ha sido la confrontación lo que ha impedido resolver los numerosos problemas que, a pesar de los avances y conquistas de la revolución, aún quedan pendientes, diciendo que "esa realidad [el resultado del referéndum 54-46] obliga en consecuencia a preguntarnos si dos bloques con tal nivel de polarización, con fuerzas que cuentan con un apreciable respaldo popular van a persistir en tensar la cuerda, en apostar a la confrontación perenne sin dar una oportunidad a ensayar iniciativas que permitan darle respuesta a problemas que por igual agobian al ciudadano."Más adelante continúa diciendo que "El dilema, tal como lo asevera Rangel, es claro. O apelamos a la política con P mayúscula o seguimos tensando la cuerda para ‘asumir como destino matarnos, tarde o temprano los unos a los otros'. Es cuestión de elección. Y es válido recordar lo que alguien dijo en una oportunidad con respecto al sangriento proceso político que vivió Guatemala. ‘No es lo mismo dialogar antes de cien mil muertos que después de cien mil muertos'". Haciendo referencia a la cruenta guerra civil vivida en Guatemala, Villegas hace ver como inevitable la necesidad de dialogar y ceder a las presiones de la contrarrevolución. ¿Acaso los trabajadores no hemos puesto ya bastantes vidas y derramado bastante sangre? Recordemos por un momento los cientos de dirigentes sindicales y campesinos asesinados a manos de sicarios de los grandes capitalistas y terratenientes. Y eso sin incluir todas las víctimas que de por sí genera el capitalismo. Según Villegas, una política de concesiones y diálogo "le permitiría [a Chávez] restablecer la comunicación con importantes sectores que no lo acompañan, y acercarse concretamente a la clase media."

Nuevamente, los sectores reformistas tergiversan los hechos y confunden la gimnasia con la magnesia. Creen que la derrota por la reforma constitucional en 2007 se debió a que se estaba yendo muy lejos muy rápido, cuando en realidad, el problema es que hay sectores que empiezan a mostrar síntomas de cansancio y apatía luego de 10 años de revolución y discursos sobre socialismo cuando hay desabastecimiento de productos básicos, la inflación erosiona los salarios, la inseguridad ha ido in crescendo, los patronos siguen despidiendo y abusando de los trabajadores, la burocracia golpea por todos lados con su ineficacia, etc. Mientras toda una serie de concesiones y freno a medidas políticas revolucionaria pretendían ganar a la clase media, a finales del año pasado se daba un nuevo golpe con la reducción de los cupos de dólares para viajeros. Una medida que en principio es correcta, como medida aislada se convierte en su contrario pues genera malestar y no resuelve el problema real de la fuga de divisas a través de la banca privada, incluyendo casos como la olla destapada con la intervención del Stanford Bank.

Igual vale señalar las declaraciones de Nicmer Evans, director de la Escuela de Planificación, dadas en una entrevista aparecida hoy 25 de Febrero en el diario El Tiempo (http://www.eltiempo.com.ve/noticias/default.asp?id=181032), donde "recuerda que la consulta del 15F demostró que los adversarios del gobierno cuenta con 40% del apoyo por lo que es necesario que se reconozca y se discutan, entre todos, temas como la inseguridad". Dicho artículo describe a Evans, politólogo que se encuentra al frente de la Fundación de la Escuela Venezolana de Planificación y asiduo autor en Aporrea como un "apóstol de los cambios que persigue el presidente Hugo Chávez". Aunque con un discurso menos claro hacia la supuesta necesidad de concesiones a la reacción, Evans habla de la necesidad de diálogo para "acordar las condiciones del juego democrático". Más aún señala que "El espacio para eso es la AN, porque si lo discutes a través de los medios de comunicación o si lo estableces en una mesa técnica de conciliación corres el riesgo de que no hay ninguna norma que comprometa que la decisión que se tome allí se vaya a ejecutar entre las partes. Mientras que en la AN lo que se discute allí es ley." Esta ingenuidad en la legalidad burguesa no deja de asombrar a quien haya estado enterado de lo sucedido en el país. Pareciera que el compañero Evans estuvo en otro planeta cuando el golpe de abril de 2002, el paro-sabotaje petrolero, la guarimba, el sicariato continuo contra dirigentes sindicales y campesinos y todas las actividades al margen de la ley que ha desarrollado la oposición en estos años. La burguesía ha demostrado siempre que la legalidad y la democracia las respetan cuando le sea de beneficio, pero apenas se ven amenazados sus intereses y sus beneficios echan mano de todo tipo de métodos, sean legales o no, sean democráticos o no.

Alberto Müller Rojas, primer vicepresidente del PSUV y que en muchos debates con los sectores reformistas se ha posicionado a la izquierda, igualmente mostró albergar ilusiones en que las elecciones parlamentarias a realizarse a finales de este año jugarían un papel importante en la estabilización de la confrontación política. En una nota publicada por ABN, se señala que para Müller Rojas "Activar un parlamento nuevamente con la presencia de la oposición contribuirá a la estabilización dinámica del sistema político venezolano" y que en esa entrevista transmitida por VTV "explicó que la estabilización dinámica del sistema político venezolano se resolverá en gran medida en el momento en que se efectúen las elecciones de parlamentarios a la Asamblea Nacional (AN), ‘porque el espacio formal y práctico para hacer el debate político la oposición y llegar a acuerdos y consensos es el parlamento'".

La crisis capitalista mundial y la necesidad de socializar los medios de producción

A pesar de las ilusiones de sectores reformistas de una interminable bonanza petrolera y que la crisis económica que se veía venir no iba a afectar a Venezuela, la realidad ha sido otra. Pese a las ingenuas y optimistas predicciones económicas de los miembros del gabinete económico, la realidad es que el precio del petróleo está muy por debajo de lo estipulado en el Presupuesto 2009 y esto sin duda afecta enormemente la economía nacional. Recordemos que el crecimiento económico que ha vivido el país en los últimos años ha sido impulsado por el gasto público. El sector privado ha estado en una huelga de inversiones y no contribuye sino con montos pírricos o incluso crecimiento negativo.

En este sentido, Chávez reflexionó correctamente diciendo que "La crisis afecta a todo el mundo y a Venezuela también, por supuesto. El precio del petróleo está muy bajo, está entre 30, 35 dólares y el presupuesto de este año lo hicimos en base a 60 dólares. Está por la mitad el ingreso petrolero" y afirmó que "eso, para Venezuela, es duro y difícil". Sin embargo, aclaró que cualquier ajuste en el presupuesto nacional no llevaría a recortes en el gasto social. Pero más allá de estas buenas intenciones, la realidad es siempre concreta. La merma en el ingreso petrolero cierra las puertas a seguir la táctica de las nacionalizaciones por la vía de la compra a precios de mercado, como se hizo con CANTV, SIDOR y la Electricidad de Caracas y se pretendía hacer en el caso del Banco de Venezuela, nacionalización que al final no se ha concretado y dicho banco sigue en manos del Grupo Santander.

Pero en el sector privado las perspectivas son igualmente de lucha. Las multinacionales que operan en el país tratarán de sacar la máxima plusvalía posible para paliar las pérdidas en los otros países. Los ataques a las organizaciones de clase, el despido y los intentos de flexibilización de las condiciones laborales estarán ahora más que antes a la orden del día. Por su parte, la burocracia está haciendo lo propio y bajo la cobertura de una política de gasto público marcado por la austeridad intentarán golpear y debilitar los sindicatos y cerrar el margen de concesiones en las negociaciones colectivas que están abiertas.

Chávez sentenció que "Estamos obligados a ponernos a la altura de nuestra historia, de nuestra semilla" y en este sentido indicó que "nosotros no llegamos aquí para hacer unas pequeñas reformas, nosotros llegamos aquí para transformar a fondo las estructuras económicas, políticas y sociales". En este sentido continuó señalando que "Ahora hemos comenzado a construir el socialismo, ahora vamos por el socialismo verdadero y profundo. El socialismo es el único camino a la paz perdurable, a la justicia social; es el único camino para que tengamos patria". Pero destacó que "El socialismo no es sólo para decirlo de la boca para afuera, hay que sentirlo en el tuétano de los huesos, porque el socialismo es el único camino a la paz perdurable, a la justicia social, para que tengamos patria pues la patria o es socialista o nunca será patria". Así mismo señaló que "el socialismo hay que crearlo, tiene que salir desde las bases populares y para que haya socialismo hay que modificar las estructuras de la economía. (...) Hay que sembrar por todos lados la propiedad social de los medios de producción que permitirán generar las condiciones para que no haya miseria en Venezuela".

Esto es mil veces correcto. No puede haber socialismo sin una economía nacionalizada y planificada democráticamente por los trabajadores. El cambio de estructura económica pasa por la expropiación de los principales medios de producción, de la banca, los latifundios y los monopolios industriales. Y no puede haber planificación democrática sin la abolición del Estado burgués y sus sustitución por un (semi) Estado obrero, basado en asambleas de delegados elegibles y revocables en todo momento, coordinadas local, municipal, estadal y nacionalmente. Este es el contenido que deben tener las palabras del presidente cuando dijo que "el poder del pueblo es para ejercerlo y ahora vamos por el socialismo verdadero y profundo".

Pasar de las palabras de los hechos

Los resultados del referéndum aprobatorio del pasado 15 de febrero han dado una nueva oportunidad al presidente que no debe desaprovechar. El balance de fuerzas sigue siendo muy favorable a la revolución y al socialismo. Pero es también cierto que las señales de cansancio y apatía en algunos sectores de las masas se han empezado a manifestar luego de años de discurso sobre socialismo mientras las condiciones concretas siguen siendo de una economía de mercado, de una economía capitalista. Pese a las presiones de los sectores reformistas y burocráticos llamando a ralentizar el avance de la revolución, hay que tomar medidas decisivas contra la burguesía y la burocracia. Como dice el propio Chávez, el socialismo no es algo que se puede construir en el aire, hay que concretarlo en la expropiación de los principales medios de producción, de la banca, los latifundios y los monopolios industriales.

En esto el papel de la clase obrera es fundamental. Los trabajadores tenemos que movilizarnos activamente para la ocupación y gestión de las empresas cerradas, infrautilizadas o que juegan al sabotaje y acaparamiento de productos de primera necesidad. Y nuestro papel dentro del partido, dentro del PSUV, es igualmente central. Debemos fortalecer una Corriente Marxista dentro del PSUV que defienda un genuino programa, ideas y métodos marxistas. Sólo organizados y armados con las herramientas del materialismo dialéctico, del socialismo científico, es que podremos jugar el papel que nos corresponde como punta de lanza de la revolución socialista.


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