El pasado primero de junio quedó marcado en la conciencia de cientos de miles de trabajadores salvadoreños como la “confirmación oficial” de una victoria que fue producto directo de su participación activa en las votaciones y en su lucha contra el fraude electoral. Desde tempranas horas en los televisores de hogares, comedores, hospitales, etc. así como en los radios de los autobuses, vehículos particulares y microbuses sólo se podía ver y escuchar solamente una cosa: el discurso que el presidente electo Mauricio Funes pronunciaba desde el Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO). La asistencia a éste fue muy concurrida y generó mucha expectativa.

Dos públicos, dos impresiones

En su discurso, Funes planteó algunas medidas que se tomarían en su futuro gobierno, desde un inicio fue muy enfático en calificar los anteriores gobiernos como serviles a la corrupción, el narcotráfico y el clientelismo político, estas palabras cayeron como balde de agua fría entre los diputados de derecha y los tres ex presidentes de El Salvador presentes (miembros del partido ARENA, máximo representante político de la burguesía salvadoreña); mencionó los cuatro puntos cardinales de las políticas a tomar en el próximo periodo: Resguardar los empleos existentes y generar nuevas fuentes de empleos, proteger los sectores más vulnerables por la crisis, aprovechar la crisis para desarrollar políticas de Estado en materia social y económicas y por último iniciar un programa de protección social para los mas desfavorecidos.

A partir de esto, desarrolló una serie de propuestas de cómo se combatiría el desempleo: la generación de 100 mil puestos laborales dentro de los próximos 18 meses, 30 mil de éstos de carácter temporal que serán canalizados por parte del Estado al mejoramiento de 20 mil viviendas y la construcción de otras 25 mil para gente de escasos recursos. En materia económica anunció la creación de una banca estatal que otorgará créditos baratos a pequeños y medianos empresarios, así como a la gran empresa privada, en materia social anunció la entrega de más de un millón de uniformes y útiles escolares a estudiantes de primero a tercer año de bachillerato, la extensión del servicio del seguro social a aquellos cotizantes que hayan sido despedidos y el abastecimiento inmediato de medicinas para el seguro social.

Con respecto a la crisis económica, Funes presentó su plan anticrisis, que se apoyará en la austeridad en el Estado, la racionalización y la focalización de subsidios y un fuerte combate a la elusión de los impuestos y al contrabando.

A pesar que el FMLN y Funes tienen las mejores intenciones de sacar a los trabajadores de la crisis, esto no será posible si no se toman medidas que estén en detrimento de la propiedad privada sobre los medios de producción, no puede servirse a dos dioses y si Funes quiere ayudar a los explotados, tendrá que dar una batalla en contra de sus explotadores, a pesar que su discurso no fue radical (como esperaban algunos sectores de las bases del partido) generó muchas expectativas entre los trabajadores así como temores en la burguesía, saben muy bien que a pesar que no es un programa revolucionario algunas medidas podrían despertar el espíritu de lucha inherente entre los obreros, prueba de esto es el comunicado que publicó ARENA un día después de la toma presidencial, en este se presentan con escepticidad ante el futuro gobierno, dejan en tela de juicio qué tipos de empleos generará Funes y de dónde los sacará ya que el sector privado es el que genera los empleos. Está claro que aunque el discurso de Funes haya buscado la concertación nacional entre empresarios y trabajadores esto será imposible: no puedes mezclar el agua con el aceite así como no puedes quedar bien con la burguesía y con los trabajadores al mismo tiempo.

El FMLN debe apoyarse en los trabajadores

Alterno a la toma presidencial en el CIFCO, el FMLN convocó a una celebración del triunfo en el estadio Cuscatlán, decenas de miles de trabajadores, campesinos y explotados asistieron al llamado de su partido, a pesar de que no hubo asueto para los trabajadores de la empresa privada, la asistencia rondó por las 60 mil personas. Desde tempranas horas los trabajadores fueron asistiendo al estadio, soportaron sol, hambre e incluso una llovizna en horas de la tarde, sólo para escuchar a la dirección del FMLN y a Funes, este último llegó aproximadamente a las 7:45 de la noche y como era de esperarse una buena parte de la gente tuvo que retirarse (ya que provenían de zonas lejanas de la capital) y la que quedó, celebró con mucho fervor revolucionario el triunfo.

No cabe duda que toda esa gente esperaba más del partido y de Funes, es esta gente la que votó y defendió el triunfo del FMLN y es la misma que a la hora de defender el gobierno de los trabajadores estará en primera línea de batalla, existe el potencial humano para generar un cambio en El Salvador, pero para esto se debe llevar a cabo un programa de clase, el FMLN debe confiar en esta gente y no en los empresarios, estos terminarán atacando cualquier medida a favor de los trabajadores, confiamos plenamente en los obreros y campesinos salvadoreños y el mejor apoyo de parte de los trabajadores de los demás países del mundo es luchando por la edificación de una federación socialista mundial. 


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