El viernes 17 de abril por la noche, el reconocido conductor Javier Alatorre del noticiero estrella de la segunda televisora más importante del país, TV Azteca, hizo un llamado a “No creer a López-Gatell”, acompañado de un reportaje especial en donde el gobernador Morenista de Baja California, Jaime Bonilla, afirma que las cifras de muertos están siendo ocultadas por la Secretaría de Salud, acto seguido, y revelando el verdadero objetivo de la nota, este gobernador afirma que en Baja California no es necesario mantener el confinamiento hasta el 30 de mayo como se ha propuesto por la misma Secretaría.

Resulta una contradicción total que tanto Bonilla como Alatorre digan que los datos de la Secretaría de Salud son falsos, denunciando que hay más muertes y al mismo tiempo manden el mensaje de continuar la vida normal, Bonilla diciendo que se debe continuar con la actividad económica de “su” estado, siendo el 3ero con mayor número de muertes. Por otro lado, Alatorre diciendo que no hagan caso a las medidas que da el secretario, poniendo en riesgo la vida de muchas personas sobre las cuales puedan influir sus comentarios.

Intereses opuestos: a ellos les importan sus ganancias, a nosotros salvar nuestras vidas

En vísperas de la llegada de la fase tres de la pandemia de coronavirus, la política del empresariado mexicano es absolutamente criminal, justo ahora que es más necesario redoblar el confinamiento para mitigar la propagación del virus, estos impresentables han lanzado una auténtica guerra contra el pueblo trabajador de México.

TV Azteca, es sólo una de las empresas del millonario Salinas Pliego, quien ha acumulado una riqueza de más de 11 mil 700 millones de dólares; durante este último año alcanzó el peldaño del segundo hombre más rico del país, solo por debajo de Carlos Slim. Hace algunas semanas cuando se decretó la Emergencia Nacional frente al COVID-19, Salinas Pliego hizo gala de su política explotadora cuando llamó a sus más de 70 mil empleados a trabajar más ahora como nunca, llamado a que “la vida debe continuar” y a no sucumbir “al miedo que nos han metido”. Con este llamado ha mantenido en labores a sus trabajadores del Banco Azteca, Elecktra y otros negocios, pese a ponerlos en riesgo.

Este mismo empresario está dentro del grupo de los deudores al fisco, que arrastra una deuda por 32 mil millones de pesos, al mismo tiempo que su fortuna ha aumentado más del 5% gracias principalmente a las licitaciones que ha conseguido en la 4T, en especial por la red de Total Play y el Banco Azteca, empresas de cabecera del gobierno federal.

Pese a todos los beneficios conseguidos por esta empresa ahora se suma sin empacho a la parvada de carroñeros empresariales que se oponen a las medidas tomadas por el gobierno de AMLO para hacer frente a la crisis sanitaria. Desde las medidas de austeridad estatal que han reducido el gasto en publicidad en medios de comunicación del gobierno hasta la invitación a pagar los adeudos al fisco por parte de las grandes empresas (que suman más de 50 mil millones de pesos) y la amenaza de multar a las empresas no esenciales que no hayan parado la actividad, en todos estos aspectos muchas grandes empresas en especial las del Grupo Salinas se han visto “afectadas”; la gota que ha derramado el vaso es el anuncio de que la actividad estará paralizada hasta el 17 o 30 de Mayo, según el nivel de contagio en cada municipio.

El mismo gobernador Bonilla, ha visto afectados sus intereses con la cancelación de la Constellation Brands, a quien apoyó desde el primer momento, pues tiene sus propios intereses en las concesiones de agua en Baja California, este empresario cooptado por Morena, ha demostrado que cuando de intereses económicos se trata, los colores partidarios no son importantes. Una gran lección para Morena, que estárepleto de arribistas a quienes ha preferido posicionar por encima de apoyarse en representantes del pueblo.

Los empresarios como ya lo han demostrado no están dispuestos a aceptar ninguna de las medidas emprendidas por el gobierno, por muy tímidas que sean, pese a las apelaciones a la buena voluntad, los discursos optimistas intentando lavar la cara a un sector “progresista” y “humanista”: por el contrario, junto con un grupo de gobernadores, principalmente del norte del país, están realizando todo tipo de tretas de boicot contra las medidas impulsadas por el gobierno. No están dispuestos a aceptar una cuarentena larga que les implique mayores pérdidas económicas, pese a que eso sea lo  necesario para evitar una gran cantidad de muertes.

No es una novedad que a los empresarios no le importe nada más que sus beneficios, y menos aún que esto sea directamente en contra de la vida y la salud de la mayoría de la población. Pero la torpeza y desesperación con la que han actuado en las últimas semanas, desde el ocultamiento de insumos para el personal médico, el uso de actores y actrices para denunciar desabasto y desprestigiar al gobierno, la publicación de fotos de cadáveres acumulados en dos diarios norteños afirmando que es en el país cuando se trata de una imagen de la catástrofe en Guayaquil, hasta la llamada clara de Alatorre para que no se le crea más a Gatell, cuando es el funcionario con mayor credibilidad en este momento, rayan en el ridículo y la criminalidad, propia de quienha perdido la razón y se encuentra al borde del precipicio.

La debilidad invita a la agresión

Por otro lado, no es menor el estupor que causa ante tal ofensiva de la derecha, la respuesta dada por parte de López Obrador, afirmando que su “amigo” Alatorre, “debió cometer un error”. La serie de artimañas orquestadas desde hace semanas para causar, caos, confusión y desestabilización, no es producto de una lamentable equivocación, esto es evidente para cualquiera, pero parece que para AMLO no lo es, el problema es que no se trata de un asunto personal, es una ofensiva, planificada y financiada por una clase social que ha demostrado que no tiene límites y que los llamados y decretos son papel mojado para ellos.

Ante tal situación, la respuesta no puede ser tímida, se requiere una reacción igual de contundente y organizada para hacer frente a la embestida que no parará poniendo la otra mejilla, sino dando una lucha a brazo partido contra la patronal que obliga a los trabajadores a seguir asistiendo a laborar, contra las mentiras y el boicot, organizando paros laborales como ya lo han demostrado los trabajadores de la maquila y tratando como criminales que son a todos los que están condenando al contagio y la muerte a miles.

Los antiguos “aliados” se han vuelto en contra de este gobierno, como una gran lección de vigencia de la lucha de clases, en donde los empresarios claramente tiene intereses opuestos a los de la clase trabajadora y la única forma de combatirlos es arrebatándole sus privilegios para mentir y manipular por un lado, es decir expropiar los medios de comunicación privados y por otro lado arrebatarles el poder de chantajear y financiar campañas reaccionarias contra la clase trabajadora, expropiando los sectores claves de la economía y poner todos esos recursos disponibles para el combate a la pandemia, asegurando condiciones de salubridad para todo el pueblo trabajador.

Arrebatar los privilegios y actuar en favor de los trabajadores

Basta ya de tolerar a estos criminales que han declarado la guerra al pueblo trabajador, es hora de actuar, organicemos un gran movimiento de izquierda, revolucionario, que recupere las mejores tradiciones de la clase obrera para hacer frente a la mayor ofensiva que enfrentaremos estas generaciones. Conformemos comités de trabajadores en cada empresa que ha parado, tomemos y paremos las no esenciales y pongamos bajo control obrero las esenciales con las medidas de salubridad que la patronal ha sido incapaz de asegurar, organicemos comités de personal médico para hacer frente al boicot del sindicato priísta y las autoridades estatales que estén ocultando material médico indispensable, llamemos a la solidaridad de todo el pueblo trabajador, la juventud, los campesinos, etc., para reactivar la economía en cuanto sea posible, bajo un esquema de control obrero y asambleario.

¡No somos del mismo bando, no estamos en el mismo barco que los empresarios, nosotros creamos la riqueza y no los necesitamos!


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