América latina es una región que ha sufrido saqueos imperialistas, despojo de los recursos naturales, de donde sale la mano de obra barata para el empresariado nacional, europeo y estadounidense, endeudada históricamente por sus gobiernos reformistas y derechistas que se han beneficiado acosta de la vida de los trabajadores.

Latinoamérica es una de las zonas más pobres del mundo, en crisis económica permanente, y en estos momentos es golpeada de manera aún más brutal con la pandemia. Nos enfrentamos a la crisis más dura que hayamos vivido.

El avance de la pandemia en geografías latinas

El avance de la pandemia que en marzo colocaba con altos índices a España e Italia y, más tarde llegaría a América golpeando fuertemente a EE. UU., ha quedado rebasado por Latinoamérica que, como era de esperarse, no ha podido contener el crecimiento abrupto del coronavirus, por el contrario, se ha colocado en el epicentro de la pandemia. ¿Qué podríamos esperar? al ser una región cuya tercera parte vive en la pobreza y el 10% está sumido en la miseria, sin drenaje, sin agua, sin entubado, hacinados en viviendas no dignas, con salarios bajos y  además de que en los últimos meses han luchado contra el dengue, el sarampión y demás epidemias que junto con las enfermedades de diabetes, hipertensión, cáncer, el sistema de salud ya de por sí incapaz de atender todas las enfermedades enumeradas, ha colapsado con la llegada del COVID-19.

Al momento de escribir este artículo, las muertes en América Latina han rebasado las 100 mil, con más de 2 millones de casos según, cerca de un cuarto de los contagios a nivel mundial.

En los últimos días ha habido un aceleramiento brutal de contagios en Brasil, Chile, Argentina, Perú Colombia, Panamá, Bolivia, Guatemala y México, de igual forma han aumentado las muertes  en la región. Todo esto evidencia el brutal desmantelamiento y abandono del sector salud al que solo sólo se destina alrededor del 2% del PIB.

Para los gobiernos de derecha importan más los empresarios que la vida de los trabajadores

Es claro que para los gobiernos derechistas su principal preocupación es salvar las ganancias a los empresarios a costa de la vida de los trabajadores y Latinoamérica no es la excepción, ya lo hemos visto con las declaraciones del ultraderechista Jair Bolsonaro que desde los primeros días de abril regresó a la actividad económica no importando la vida de los trabajadores, no considerando las condiciones en las regiones más pobres, como las favelas, y normalizando la muerte de miles de Brasileños, reflejo de ello son las cifras que no dejan de avanzar con el número de contagios más de un millón de casos y 52 mil muertes posicionándolo en el 2o país a nivel mundial (sólo por debajo EEUU) y el 1o en Latinoamérica. 

Otro caso es el Colombia, con el derechista Iván Duque, que ha seguido los pasos de Trump y de Bolsonaro, al regresar a la actividad económica y que como resultado se ha desatado un aceleramiento del 115% de la enfermedad, está a punto de alcanzar a China con 73 mil casos confirmados y más de 2 mil muertes. A Duque no le ha valido la represión policial para frenar esta pandemia. Pero los efectos económicos son devastadores, su economía se contrajo 20% con respecto del año pasado y el desempleo de los colombianos aumentó en 4 millones.

Piñera en Chile, se negó rotundamente a aplicar la “cuarentena total” por la que clamaban los expertos para evitar miles de muertes, actualmente sus cifras han aumentado en un 120% con más de 250, 000 casos y más de 4,500 muertes sin contar los más 3,000 muchos decesos que no han sido contabilizados como COVID, pese a presentar la sintomatología. Pretenden ocultar la gravedad de la situación en aras de   mantener la actividad productiva, despreciando totalmente la vida de los trabajadores. De seguir así se convertirá en el país con más casos de COVID-19, respecto a sus 19 millones de habitantes.  En el caso de Bolivia, pese a cifras aparentemente menos escandalosas, el gobierno de Jeanine Áñez está obligando a pagar la crisis sanitaria a miles de trabajadores reduciendo las condiciones laborales e incrementando la represión.

Los gobiernos reformistas, no son una opción ante la crisis económica

Otro de los elementos que no está respondiendo a la pandemia es el reformismo, que ha mostrado la incapacidad para enfrentar ambas crisis (económica y sanitaria) tal es el caso del gobierno de López Obrador que sus ayudas de $1,500 al mes como seguro de desempleo, no han solventado la crisis para los trabajadores. Otro de los aspectos claros de sus limitaciones han sido los llamados constantes y “buena onda” a las empresas no esenciales a parar, sin aplicar sanciones serias contra los que incumplan. Un efecto lamentable de esta política son los índices de mortalidad en el norte, donde han muerto más de media centena de obreros en las maquilas al trabajar en condiciones insalubres.

Por otro lado, tenemos a Lenin Moreno que ha dado un gran giro a la derecha, sucumbiendo a las presiones del momento. Viniendo de un partido que se hacía llamar de “izquierda” ha permitido el desarrollo de escenarios aberrantes de cuerpos apilados en las calles de Guayaquil al inicio de la pandemia que estremecieron al mundo. En Ecuador con regiones sin cobertura de sanidad pública los costos de la enfermedad seguramente están infravalorada, mientras sigue muriendo pobres, trabajadores, campesinos e indígenas Moreno también ha privilegiado la actividad económica y sólo ha llamado a una cuarentena localizada, y breve, además de anunciar su 2o paquetazo.

La crisis económica un panorama negro para América Latina

Latinoamérica tiene un historial de crisis financieras, pero no serán nada comparadas con la que viene. .A varias economías latinas les impactará la disminución de exportaciones, la caída de precios de materias primas, el desplome del turismo, etc., verán reducidos sus niveles del PIB, que caerá en un 10% en toda la región e incrementará aún más la canasta básica. Según la CEPAL aumentará la pobreza, y la extrema pobreza, habrá más desempleo, más desigualdad, menos oportunidades y se retrocederá en términos económicos, los avances de más de una década.

A diferencia del 2018 AL no tendrá oxígeno. No alcanzará para rescatar la crisis y las insurrecciones como en los últimos meses se darán.

Primavera revolucionaria en América Latina 

Los latinos no queremos más discursos patrióticos, tampoco nos creemos el cuento de ser responsables de la aceleración de la pandemia por actitudes individuales, no confiamos en las medidas reformistas una época nueva del keynesianismo es imposible, sabemos que no hay capitalismo con rostro humano. No confiamos en los préstamos del FMI porque conocemos la receta de los paquetes de reformas donde pagamos la crisis los trabajadores, no estamos dispuestos a vivir en condiciones todavía más deplorables.

Hemos demostrado la fuerza de los trabajadores y la juventud en las insurrecciones del año pasado y con las manifestaciones de estos días, ni la pandemia nos parará, defenderemos la educación, el trabajo, la salud y una vida digna, ahora necesitamos más que nunca una dirección socialista con un programa verdaderamente revolucionario, sabemos el camino a seguir no hay más: Socialismo o Barbarie, y escogemos la primera.


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