Es bien sabido que la educación, de calidad, científica y popular es algo que como derecho toda persona tiene desde el momento en el que nace, sin embargo, es de igual manera sabido que en base a los intereses de una minoría, mermar la educación gratuita es el pan de cada día.

Siendo el pago de impuestos de la clase trabajadora y las transferencias de los gobiernos Estatales y Federales los que financian las escuelas tanto de nivel básico como superior, en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) se dieron 280 mil 469 millones de pesos para la educación pública, de acuerdo con datos del centro de Investigación Económica y Presupuestaria.


La educación que hoy en día tenemos es reflejo de una lucha de quienes creen que finalmente estudiando se puede tener una probabilidad más grande de conseguir un trabajo con solvencias económicas estables. Sin embargo esa preparación académica que se brinda a un estudiante se ha deteriorado hasta sus pésimas condiciones debido al reformismo que él PRI no se cansa de aplicar.


Por ejemplo, la reforma educativa plantea un plan de trabajo supuestamente incluyente y de mayor oportunidad pero no muestra el otro lado de la moneda, donde no se tienen las condiciones de infraestructura ni económicas.


Otro aspecto que limita la educación, derivado de las reformas, es la elitización de la enseñanza pública y ya no tan gratuita, pues a estas alturas estudia quien no se cuestiona y se da a elegir entre comer o invertir en educación. Es decir que con el salario que más de la mitad de la población gana no es el suficiente para cubrir gastos de pasajes, mismos que subieron por el alza de la gasolina o de los alimentos de la canasta básica, que también elevaron sus costos, así como también la compra de materiales o libros.


Debido a esta decadencia por falta de recursos económicos, de las 33 universidades públicas estatales del país, al menos siete están en quiebra o en riesgo, las labores de las escuelas no se pueden pagar ocasionando casos de insalubridad, mala infraestructura, adeudos con empleados, injustos salarios a profesores, donde algunos usan otras medidas para obtener ingresos mandando a sus alumnos a teatros con la promesa de un punto extra o la acreditación de la materia y por cada boleto recaudado es una comisión directo al bolsillo.


Pero, ¿A quién hay que culpar por que los estudiantes no tengamos lo que merecemos?, ¿A las suspensiones y jubilaciones que también se cubren con el PEF?, ¿Al crecimiento de la matrícula y por ende menos dinero distribuido en más alumnos?


Lo cierto es que en ninguno de los anteriores. En quien cae la responsabilidad de la crisis de la educación son las reformas que se llevan a cabo para satisfacer un sistema económico capitalista donde la clase burguesa no le importa pasar por encima de otra persona de su clase social contraria, la clase trabajadora.
Por eso, desde el Sindicato de Estudiantes, una organización de los hijos de los trabajadores, sabemos que es necesario terminar con este sistema capitalista ates de que él termine con nosotros. Queremos que se dé total accesibilidad académica a cualquier joven de cualquier parte del país. Queremos que las figuras políticas se dejen de llenar la boca diciendo que nosotros somos el futuro del país cuando al mismo tiempo nos arrebatan nuestros derechos y demandamos que la educación sea como debe de ser ¡púbica y gratuita!


Por ultimo creemos que solo lo podremos lograr mediante la lucha unificada, con una vía política anticapitalista y un plan de acción revolucionario.


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