- Alumno de la Facultad de Ciencias, bajo circunstancias desconocidas pierde la vida al caer de un edificio del plantel, 2010.

-Alumno de la Facultad de Odontología, cae de uno de los edificios del plantel y pierde la vida, 2017.

- Alumno de la Facultad de Medicina, se lanza de uno de los edificios del plantel y pierde la vida, 2017.

- Alumno de la Facultad de Filosofía y Letras, cae de uno de los edificios del plantel y pierde la vida, 2018

-Alumno de segundo año de la Facultad de Medicina, se arroja de un edificio del plantel y pierde la vida, 2022.

Desde el 2010 se han dado a conocer por lo menos, cinco casos de estudiantes de la UNAM que perdieron la vida al caer de un edificio de alguna Facultad, y dos de estos casos fueron señalados abiertamente como suicidios, los dos alumnos de la Facultad de Medicina.

En todos los casos, la UNAM se ha limitado a publicar comunicados vacuos en donde “lamenta los hechos ocurridos” y dice dar “asesoría legal a los familiares”,  obviando acciones concretas para atender esta problemática. Sabemos que las autoridades universitarias son expertas en callar todas las irregularidades que ocurren dentro de su terreno, son las primeras en seguir la idea de “la ropa sucia se lava en casa”, perpetuando con esto la violencia hacia toda nuestra comunidad universitaria e intentando acallar una realidad que la juventud grita para ser escuchada. 

Parece que para las autoridades no son importantes nuestras vidas, y menos las de los hijos de la clase trabajadora que a duras penas, si es que puede, se permite una asesoría y representación legal para llevar a cabo su proceso de justicia. No olvidamos que fueron estas autoridades quienes entorpecieron más de una vez el proceso del caso de Lesvy, alumna asesinada por su expareja, dentro de las instalaciones de la UNAM, y que si se obtuvo justicia fue gracias a las grandes movilizaciones sociales.

A pesar de sus numerosos centros de investigación, la UNAM sigue tratando problemas como el del suicidio, como casos aislados en donde pesan más las circunstancias personales y familiares de los estudiantes que las violentas presiones académicas-económicas a las que son sujetos por parte de la institución. Desde el Sindicato de Estudiantes sostenemos la postura ampliamente aceptada de que el suicidio, si bien es un fenómeno multifactorial, en gran medida es una consecuencia de la violencia sistemática que vive nuestra juventud, la precariedad, la falta de certidumbre sobre el futuro, las pocas alternativas de ocio saludable, la pobreza, la bancarrota del sistema medico que desprecia la salud mental, etc. No es casualidad que según los datos oficiales, actualmente, el suicidio en México sea la cuarta causa de muerte entre los jóvenes, éste pasó de 6 mil 559 casos en el 2017 a 7 mil 896 en el 2022.

Las cifras responden a la crisis económica que en estos momentos estamos viviendo en todo el mundo, y que situaciones como la pandemia la exponen sin disfraces, es la precariedad de la vida dentro de este sistema político-económico criminal llamado capitalismo, la crisis inflacionaria junto con la privatización de nuestros medios de subsistencia, que nos hacen creer que no hay más futuro. Y si a todo esto le aumentamos la explotación académica que se vive dentro de carreras como medicina, las cuales por un lado se rigen por cadenas de mando verticales autoritarias, de control y opresión, y por otro sostienen su modelo educativo en la competitividad constante y desgastante físico-mental entre sus estudiantes. Entonces vemos que no es ninguna casualidad que la mayoría de estudiantes de la UNAM que han expresado intentos de suicidios pertenezcan a la carrera de medicina.

¿Cómo comunidad educativa debemos de tolerar a estas autoridades, a las que no les importa esclarecer las muertes de su alumnado, acontecidas dentro de sus espacios?

¿Son suficientes los comunicados hipócritas de las autoridades universitarias y los artículos sesgados y demagogos sobre suicidio publicados en la Gaceta UNAM?

¿Debemos de aceptar al Programa de prevención del suicidio que existe solamente en la Facultad de Medicina y que sólo ofrece atención psicológica y psiquiátrica a la comunidad, cómo una acción que pone punto final a la problemática?

Nuestras respuestas son: NO

Las autoridades de la UNAM deben de responsabilizarse, aceptar que su exclusión clasista a la educación, y sus evaluaciones elitistas constantes son una parte fundamental del problema. Y si les cuesta acatarlo, tanto la comunidad estudiantil como el profesorado debemos de  estar prestos a recordárselos. Sólo levantando la voz, y organizándonos contra este sistema educativo en pro de una educación pública que vele por los derechos y necesidades de las familias trabajadoras, es como podremos obtener justicia para nuestros compañeros caídos y evitar casos futuros. No es una casualidad que hayan sido justo los estudiantes de medicina los primeros en movilizarse tras la vuelta a clases después del confinamiento. La movilización es el único camino, no sólo para mejorar nuestras condiciones de estudio, sino también para erradicar los sistemas de opresión, violencia académica y enfermedades mentales existentes dentro de las universidades, sí hay futuro, sí hay alternativa, y es luchar por otro mundo, que sólo será posible con el socialismo.


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