El 12 de diciembre pasado, aproximadamente a medio día, fueron asesinados dos compañeros estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos, de Ayotzinapa, Guerrero, en un claro intento del gobierno federal y local por frenar la lucha que en días recientes había estallado en esta escuela para mejorar las condiciones de vida dentro de este centro de estudios e incrementar la matricula escolar, entre otras demandas. Los hechos ocurrieron en la Autopista del  Sol, a la altura de Chilpancingo, cuando los estudiantes, quienes tenían tomada la autopista como medida de protesta al tiempo que reclamaban una audiencia con el gobernador del estado, Ángel Aguirre Rivero, fueron salvajemente reprimidos a sangre y fuego por 300 elementos de la policía estala y federal. Cabe destacar que al más puro estilo del halconazo del 10 de junio de 1971 en la ciudad de México cuando provocadores vestidos de civiles arremetieron contra una marcha de estudiantes, dejando un número aún indeterminado de jóvenes muertos, el cuerpo represivo que atacó a los normalistas fue apoyado por un grupo de policías armados con vestimentas de civiles; en los diferentes medios informativos ya circulan imágenes en las que estos últimos sujetos le disparan a mansalva a los estudiantes guerrerenses.

El saldo del sangriento ataque serían los cuerpos sin vida de los jóvenes normalistas Jorge Alexis Herrera y Gabriel Echeverría, además de cuando menos 15 heridos y 23 detenidos. No obstante la cifra de muertos, en conferencia de prensa la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México, formada por escuelas normales, ya hablaba de un tercer deceso aun no identificado de entre los heridos tras el enfrentamiento.

Este caso se suma a la lista interminable de asesinatos de jóvenes en nuestro país. Los jóvenes somos uno de los sectores más afectados y del cual más víctimas han cobrado la violencia en las calles y la política anti obrera de Calderón.

La lucha que emprenden ahora nuestros compañeros de Ayotzinapa es resultado de años de abandono consiente por parte del gobierno a las escuelas normales rurales. Las demandas que exigen los compañeros son completamente justas: aumento a la matricula, un empleo digno al finalizar sus estudios, ampliación al presupuesto educativo, condiciones dignas dentro del internado, etcétera. Y el gobierno, tanto el federal como el estatal, no han hecho nada para solucionar las demandas a pesar que ya han sido varias ocasiones que los normalistas alzan la voz para ser escuchados. No obstante ello, el gobierno ha reaccionado asesinando a dos estudiantes tratando de forzar de esa forma a los normalistas a dar marcha atrás en sus legítimas demandas.

La juventud está siendo junto con la clase trabajadora en su conjunto, uno de los sectores más golpeados por la crisis actual del capitalismo. Hoy día hay 7 millones de “ninis” en el país, 78% de los jóvenes profesionistas mexicanos no tienen acceso a un trabajo digno  y 78 millones de jóvenes en todo el mundo se encuentran desempleados y, según la OCDE, México es el único país miembro en el que estudiar más no da ventajas así como uno de los países con un rezago en educación. Miles de jóvenes están siendo reclutados por el narco (23 mil en lo que va del sexenio), unos contra su voluntad, otros a falta de alternativas han optado por ese camino que a la vista parece fácil pero es mortal. Otros más son víctimas de las políticas del gobierno y muchos miles más somos presas silenciosamente carcomidas por la incertidumbre de un futuro mejor. La crisis augura a la juventud solo desempleo, violencia, y precariedad.

Los jóvenes hoy debemos organizarnos y levantar toda una serie de reivindicaciones para mejorar nuestras condiciones de vida y estudio, decir ya basta y luchar por un futuro mejor. Necesitamos educación de calidad, dignificación de nuestros barrios, vivienda digna, deportivos, espacios recreativos y culturales, mejor infraestructura escolar, becas, comedores, profesores más capacitados, a quienes se les brinde la oportunidad y facilidad para actualizarse y dar una mejor educación, etcétera.

Luchar por mejores condiciones de estudio es también luchar por mejores condiciones de empleo y de vida en un futuro. Por ello una de nuestras tareas es demandar mejores condiciones de empleo y el freno a los ataques a las condiciones laborales, pues tarde o temprano también seremos trabajadores y los ataques que hoy se implementen en contra las condiciones de vida de los obreros serán también un ataque a nuestro futuro. Ello debe convertirse en una vinculación de los estudiantes con el movimiento obrero enarbolando un pliego de demandas de forma conjunta que incluso nos permita integrar a más compañeros a la lucha.

La responsabilidad de Calderón en este acto de barbarie es totalmente evidente, pero también la es departe del gobernador Ángel Aguirre Rivero, expriista de más que reciente cuño y quien dejará al PRI a finales de 2010, dado que este partido optó por  Manuel Añorve como su candidato, para contender por el PRD en enero del 2011 en las elecciones por la gubernatura del estado. Ángel Aguirre Rivero, además de ser un cercano cómplice político de Enrique Peña Nieto, actual candidato presidencial por el PRI, ya antes había sido Gobernador de Guerrero entre 1996 y 1999 por parte de ese mismo partido; también otro elemento a destacar es el de que en ese primer periodo al frente de la administración guerrerense Aguirre Rivero heredó la gubernatura de manos de Rubén Figueroa Alcocer (1993-1996) lapso este último en el que se desarrollaría la dramática masacre de Aguas Blancas (junio de 1995) la cual dejaría un saldo de 17 campesinos asesinados por las descargas de fuego de las armas de los agentes del agrupamiento motorizado de la policía guerrerense. Para todo mundo fue más que clara la responsabilidad de Rubén Figueroa en dicha masacre, sin embargo esto no fue así para Aguirre Rivero quien permitiera en su momento que los principales responsables de la masacre de Aguas Blancas quedarán en la impunidad.

El costo político para el PRD por estos gobiernos de derecha encubiertos bajo sus siglas ha sido muy alto en Guerrero, bastión tradicional de dicho partido; y el caso del exgobernador perredista, el empresario Zeferino Torreblanca (2005-2011), quien por cierto lanzaría una política de recortes salvajes al presupuesto de las escuelas normales de dicha entidad, también es parte de la misma realidad.

El PRD tiene que romper con esa clase de gobiernos y en el caso del Aguirre Rivero, quien por cierto ya se afilió al partido del sol azteca, exigir su renuncia y cárcel para todos los implicados en la matanza de los estudiantes normalistas, desde los responsables materiales hasta los intelectuales.

La polarización social dada la injusticia que lacera al pueblo de Guerrero en todos los frentes, combinada por su profundo malestar social, son una promesa franca de agitación y lucha a corto y mediano plazo y el gobierno de Aguirre Rivero, dado que su política no es otra cosa más que priísmo encubierto bajo las siglas del PRD, más que responder con reformas que seriamente atiendan el atraso en Guerrero, actuará poniendo por encima de todo los intereses de los empresarios y caciques del estado e incluso, como ha quedado demostrado en la masacre contra normalistas del 12 de diciembre, usando la violencia del Estado contra las manifestaciones de descontento social.

Esta perspectiva hay que frenarla a toda costa e impedir que en Guerrero se revivan episodios como los de aquel negro pasado bajo el gobierno del cacique Rubén Figueroa Figueroa (1975-1981) y padre del exgobernador responsable de la masacre de Aguas Blancas, en el que corrieron ríos de sangre de opositores al régimen. En ese medida las movilizaciones y paros laborales anunciados por el magisterio democrático de Guerrero, Oaxaca y el DF como repudio a la reciente masacre contra normalistas tienen que profundizarse y extenderse al resto del país, cuestión para la cual deben ser involucrado en las jornadas de lucha tanto a la UNT, así como al SME, y demás sindicatos; también López Obrador (AMLO) tiene que repudiar públicamente este acto de barbarie y movilizar a Morena y a los partidos de izquierda contra la represión en Guerrero, en defensa de la educación normalista y por el castigo de todos los responsables, cuestión que pasa por la caída del gobernador del estado. Si AMLO se mantiene al margen de lo que está pasando en Guerrero, tal como lo hizo en el caso de Oaxaca con la APPO en 2006, provocará más confusión impidiendo la conformación de una sólida base para movilizar a los jóvenes y a los trabajadores en el 2012 de forma más masiva aún que en las anteriores elecciones presidenciales; la represión en Guerrero a cargo de un gobierno con un priista al frente bajo las siglas del PRD sólo favorece al PRI; es por ello que AMLO tiene que actuar de forma consecuente para impedir que así termine siéndolo.

Los jóvenes queremos un futuro mejor, pero el capitalismo no tiene una mejor oferta para nosotros que no sea el desempleo, la inseguridad, la falta de educación y de oportunidades o bien la muerte. Los jóvenes no queremos que nuestras condiciones de vida empeoren, y que son consecuencia de la crisis actual del capitalismo mucho menos queremos ser víctimas de esta guerra que no es nuestra. Queremos justicia, y castigo a los responsables de este crimen que sentimos como nuestro. Exigimos castigo a los culpables de este y de miles de asesinatos contra la juventud. Reclamamos la liberación inmediata de los compañeros detenidos durante esta provocación así como la solución a sus demandas.

Si este sistema económico no puede darle al a sociedad lo que necesita, entonces necesitamos transformarlo. Para ello, la organización es el único camino posible; la juventud desorganizada es solamente carne de cañón para la burguesía, para los caciques o bien para el narcotráfico. Debemos luchar codo a codo con la clase obrera para derribar al capitalismo que sólo nos garantiza la barbarie, luchemos por una sociedad socialista, solo así es como la clase trabajadora y la juventud pondremos freno a los ataques de la burguesía y sus aliados.

El Comité Estudiantil en Defensa de la Educación Pública (CEDEP) exige justicia plena para las familias de los jóvenes normalistas asesinados por Calderón y Aguirre Rivero, al mismo tiempo que demanda la solución inmediata al pliego petitorio de los estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero.

¡Justicia y castigo a los asesinos intelectuales y materiales de los compañeros Jorge Alexis Herrera Pino y Gabriel Echeverría de Jesús de Ayotzinapa!

¡Alto a la criminalización de la juventud!

¡Contra la represión la movilización y la organización bajo un programa unificado de lucha!


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