La lucha del Politécnico ha sido una escuela política para miles de jóvenes, no solo de esa institución sino del país entero, por las lecciones tan diversas que de ella se pueden extraer. Su estudio y comprensión se vuelve indispensable para superar las dificultades actuales del movimiento, muchas de las cuales se han expresado en diversos momentos de esta lucha. El apego a la legalidad, la correlación de fuerzas, el paro indefinido, son temas en los que se vuelve necesario profundizar para hacer un balance amplio de la lucha, que sirva no solo como un anecdotario de la lucha sino como un conjunto de lecciones que permitan al movimiento avanzar y trazar las tareas de cara al Congreso Politécnico. Pero también que sean base para el futuro a largo plazo.

El balance general de la lucha es positivo, en la medida en que los resultados que se han obtenido han sido favorables al movimiento. Sin embargo es indispensable reconocer que el apego a las consideraciones legales entorno a la elección del director general, ha significado un serio error. El director electo, Enrique Fernández Fassnacht, es responsable de orquestar los peores ataques a la educación pública de la UAM e incluso de atentar contra los derechos democráticos más básicos en esa institución. Su elección ha sido producto de un cálculo profundo de parte del gobierno federal para poner un dique al movimiento y no sería raro que en un futuro no muy lejano seamos testigos de medidas contra la organización estudiantil y los derechos democráticos en el IPN. Por otra parte eso está estrechamente relacionado con la correlación de fuerzas del movimiento en este último periodo.

La lucha del IPN comenzó siendo una lucha masiva en defensa de la educación, donde salieron a las calles estudiantes de otras escuelas a expresar su abierto apoyo a los politécnicos. Pero el rechazo que muchos recibimos, consecuencia del discurso manipulador de Yoloxóchitl sobre los agentes externos que pretendía preservar la lucha en los límites del Politécnico para evitar que los jóvenes compartiéramos nuestras experiencias de lucha, genero una distancia creciente con la lucha del Poli. Aunado a ello el paro indefinido, sostenido a toda costa, genero condiciones para que el grueso de los politécnicos se retirara de la lucha. No es para nadie extraño que las escuelas, fueron mantenidas en las últimas semanas por una franca minoría de estudiantes. Mientras la mayoría se mantenía al margen o solo asistía a las convocatorias de movilizaciones.

En ese sentido la tarea central en el Politécnico ahora es la de fortalecer la organización estudiantil a partir de una discusión amplia y franca de los aciertos como de los errores del movimiento que permita fortalecer las conclusiones y nutrirlas a partir de los puntos de vista del grueso de estudiantes. De cara al Congreso Politécnico ello es clave pues se requiere construir una fuerza amplia que sea capaz frenar cualquier maniobra que pretenda impulsar el Gobierno Federal, lo que solo podrá lograrse a partir de la discusión política amplia sobre las conclusiones del movimiento. De lo contrario se corre el riesgo de que como la elección de Fassnacht se impulse otro golpe al movimiento, que si bien no sería fatal, si debilitaría de modo importante las conquistas hasta ahora obtenidas.

La consolidación de los acuerdos, es decir el cumplimiento de las demandas del movimiento, no serán obra de la buena voluntad de ninguna autoridad. Sino de una política consciente del movimiento arrancarlas construyendo una fuerza política que evidencie indiscutiblemente que las autoridades son una minoría. Es decir el cumplimiento de los acuerdos no vendrá de la buena voluntad de Fassnacht o de Peña Nieto, sino de la ampliación de la organización y la lucha del movimiento estudiantil.

¡Unidos y organizados, venceremos!


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