El papel que ha jugado el coordinador de Morena en la cámara de senadores, Ricardo Monreal, en torno a las huelgas de las trabajadoras y los trabajadores en Matamoros, expresan por un lado las tremendas limitaciones del nuevo gobierno para transformar de manera real al país a partir de una política de buenos deseos basada en la conciliación de clases y en los llamados a moralizarse; pero por otro lado refleja el terrible daño que le genera a Morena y a sus bases que han luchado durante muchos años, mantener en sus filas y en puestos clave a personajes traidores y que han demostrado en muchas ocasiones no congeniar con los intereses de los más pobres como lo es el caso de Monreal.


En el proceso de elección interna para elegir al candidato de Morena que contendría en las elecciones para jefa o jefe de gobierno de la CDMX, Monreal mostró claramente la ambición al poder que lo caracteriza, solo por poner un ejemplo, pero sin duda este es uno de los personajes más oscuros en el nuevo gobierno, inclusive se han insinuado sus vínculos con el crimen organizado. Y ahora trata de manipular un movimiento legítimo de los trabajadores, demostrando que no es una persona que empatice o concuerde con los intereses del pueblo, sino todo lo contrario, ha demostrado su traición al mismo.


La huelga de las y los trabajadores de las maquilas en Matamoros ha sido una tremenda demostración de la fuerza de los trabajadores cuando actuamos de manera organizada, y esto ha pegado en la conciencia de otros sectores que han visto un ejemplo claro de que la única manera de mejorar nuestros salarios y nuestras condiciones de vida es con la lucha propia. Un gobierno de izquierda debe apoyar e impulsar estos ejemplos de lucha para realmente transformar las cosas. Pero contrario a ello, Monreal interviene mediante una llamada telefónica a la abogada Susana Prieto, para que la huelga sea levantada lo más pronto posible, y en el fondo esta actitud lo único que hace es defender los intereses de los empresarios que han explotado, vejado y abusado por años de mujeres y hombres que apenas tienen para vivir.


El senador ha salido a decir que dicha llamada es una mentira, cuando las evidencias son más que claras. Y lo más lamentable es que AMLO no se ha pronunciado en absoluto sobre esta situación. Esto es un ejemplo más de que esta política del nuevo gobierno de hacer alianzas con los enemigos del pueblo lo llevará a generar una amplia decepción entre sus bases. La defensa y encubrimiento que se ha hecho del senador Manuel Velasco es otro ejemplo de ello; este tipo es un asesino, que ha golpeado al pueblo chiapaneco de la forma más vil, generando más pobreza y violencia hacia los indígenas de aquella región. Es verdaderamente lamentable que AMLO permita y fomente este tipo de situaciones.


La lista de personajes podría ser muy larga: empresarios de televisa y TV azteca, ex priistas, ex panistas, que están enquistados en el nuevo gobierno y que una y otra vez han demostrado estar en contra de los intereses de la clase trabajadora y los campesinos pobres. No es suficiente la lucha contra la corrupción y los llamados a la honestidad y a la rectitud, para transformar las cosas.


Hay muchas iniciativas de este gobierno que son bienvenidas y que, sí podrían favorecer a sectores vulnerables, pero para acabar con la pobreza y la desigualdad, se necesita una lucha frontal contra los grandes capitalistas a partir de repetir los ejemplos de Matamoros por todo el país y todas las industrias, e incluso ir mas allá, es decir por la expropiación de las fabricas bajo control democrático de los trabajadores.


En este camino Morena debe apelar a sus bases que durante todos estos años han trabajado por construir un partido que realmente sirva para cambiar las cosas, así mismo, debe expulsar de sus filas a personajes como Ricardo Monreal ya todos los que claramente son enemigos de los intereses del pueblo.


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