La disputa entre el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional y Andrés Manuel López Obrador que se recrudeció a inicios de este año, tiene su origen en 2001, durante el gobierno de Vicente Fox, cuando algunos miembros del Partido de la Revolución Democrática (PRD) junto con el resto de la cámara de diputados aprobaron la Ley Indígena, que violaba los acuerdos de San Andrés. En ese momento, para los zapatistas quedó claro que el PRD no era una alternativa y con él todos sus dirigentes y todas sus bases, sin distinción alguna.


El desprecio del EZLN hacia la base social del PRD en su momento u hoy hacia Morena y los 33 millones que votaron por AMLO, ha sido una constante en su discurso, sin diferenciar entre la dirigencia y los millones de trabajadores que se han orientado hacia estos partidos buscando una forma de parar los ataques de la derecha.


En agosto de 2005, Marcos señala: "La gente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) nos despreció y va a pagar; los vamos a hacer pedacitos, aunque nos quedemos solos, porque alguien tiene que cobrar esa cuenta" (La Jornada, 8 de agosto 2005). "Son 12 años de estar viendo lo que ese partido ha hecho. Si alguien tiene duda sobre lo que López Obrador plantea, ahí tengo las entrevistas que dio al New York Times y al Financial Times, junto con los 50 compromisos, su historia como jefe de Gobierno del DF y la historia del PRD. Y si alguien dice que dentro del PRD hay bases a las que hay que rescatar, rescátenlas, nosotros no".


Es por este tipo de declaraciones que las bases de Morena, muchas migradas desde el PRD, ven con desconfianza al EZLN, pero más allá de las declaraciones, lo que parece haber abierto un abismo entre las bases del EZLN y los trabajadores orientados a Morena es el autoaislamiento propio del método guerrillero, su falta de intervención en momentos claves de ataques de la derecha a las condiciones de vida de millones de trabajadores y campesinos, su inmovilidad y su falta de cercanía.


El problema no es el programa anticapitalista y antipatriarcal del EZLN, sino cómo acercar y hacer concreto este programa, qué significa para los millones de campesinos y trabajadores y cómo se puede luchar por él. El programa de AMLO, por su parte, es un programa de conciliación de clases, que lucha por reformas y no pretende salir del marco del capitalismo, esto es la fuente principal de todas sus contradicciones. Pero tales contradicciones no serán claras para el pueblo más que por su experiencia y los vituperios del subcomandante Galeano no hacen más que ampliar el abismo entre las bases de ambos movimientos.


Tampoco son inocentes de esta división y crispación los cabecillas e intelectuales miembros de Morena, quienes pueden poner las cosas en su lugar y no confundir el enemigo, el EZLN ha cometido muchos errores, aislándose y atacando a las bases morenistas, pero están lejos de ser agentes del Salinismo, curiosamente, lo mismo pasa con AMLO y Morena, a quien se les acusa de la misma traición por los zapatistas y tampoco están exentos de errores que han llevado a tales conclusiones.


Uno de los errores más graves de AMLO y Morena es haber abierto la puerta a todos los arribistas que en su momento han jugado un papel totalmente reaccionario frente a la causa indígena, como Camacho Solís o Moctezuma Barragán. Ahora mismo, su política de conciliación con los empresarios lo está llevando a realizar megaproyectos que sólo dejaran saqueo y degradación social a las comunidades a cambio de un mayor enriquecimiento para los inversionistas.


La disyuntiva esta en cuál es el programa y el método adecuado para organizar un gran movimiento revolucionario que sea capaz de terminar realmente con la pobreza, el rezago de las comunidades indígenas, la injusticia, la discriminación y todo el terror que la derecha ha causado en el país. Es fundamental luchar por salarios dignos, prestaciones de ley, guarderías, educación de calidad, respeto a los usos y costumbres indígenas, desarrollo del campo, etc. Para conseguir todo esto es fundamental la unión de los trabajadores, la juventud y los campesinos, por medio de la organización democrática y la explicación paciente, el desprecio a uno u otros nunca podrá ser el método para esta lucha conjunta se desarrolle y triunfe.

 


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