Calderón no puedo imponer a su “cordero”

En las pasadas elecciones internas del PAN Calderón no logró imponer a Ernesto Cordero como candidato a la presidencia, en su lugar fue electa Josefina Vázquez Mota, ex secretaria de Educación  y ex coordinadora de los diputados de su partido. Josefina no sólo ganó sino que arrasó con el candidato del “presidente”, consiguiendo el 53% de los votos dejando a Cordero en un lejano segundo lugar, con apenas el  39% de los sufragios.

A pesar de contar con la influencia y posiciones que implica estar al frente del Estado, Calderón no pudo superar la influencia que ejercen al interior del PAN otros grupos de poder. Este revés se suma a la derrota de otra protegida del presidente espurio, “Cocoa” Calderón, que fue incapaz de ganar la gubernatura del estado de Michoacán en las pasadas elecciones de noviembre. En esa ocasión los hermanos Calderón midieron fuerzas con el PRI y también salieron derrotados.

Varios grupos panistas no están dispuestos a perder la presidencia y consideran que la mejor táctica para lograr su objetivo es alejarse de Calderón, dejándole cómo el único responsable de la crisis económica y social del país, de esta manera buscan estar en mejores condiciones para justificar su permanencia en Los Pinos. Las divisiones entre Calderón y la cúpula panista no son nuevas y las elecciones internas han vuelto a ponerlas de manifiesto.

Estas divisiones existen a pesar del empeño de  Calderón por posicionar electoralmente a su partido con base en la persecución judicial de priistas y perredistas, en momentos claves de diferentes procesos electorales. Por ejemplo Calderón orquestó el llamado “Michoacanazo” en contra de funcionarios perredistas y promovió la demanda en contra del otrora “flamante” dirigente nacional priista, Humberto Moreira, que derivó en su renuncia al frente del PRI, por ejemplo. Con todo y ello Calderón no ha logrado granjearse el apoyo de la mayoría de su partido, lo cual lo coloca cómo el candidato perfecto al puesto de “chivo expiatorio”, una vez que termine su espurio mandato presidencial.

Con la derrota de Cordero, Calderón perdió la posibilidad de cubrirse las espaldas, al menos al interno de su partido, y sin embargo no tiene más remedio que seguir por la misma línea, acomodando las piezas en aras de fraguar un nuevo fraude electoral a favor del PAN. Recientemente ha destituido al titular de la Fiscalía Especializada para Delitos Electorales, dependiente de la PGR y ahora ocupa el puesto un elemento del primer núcleo cercano a Calderón. Este movimiento es una promesa de nuevas demandas judiciales contra los contrincantes del PAN. De esta manera Calderón está tratando de vincular su suerte a la candidata panista, así si él pierde todos en el PAN pierden.

El fraude se tiene que combatir desde ahora con la movilización

Por su parte, los priistas también han tenido sus propios conflictos internos y no en menor escala pues el 20 de enero Pedro Joaquín Codwell, presidente nacional del PRI, anunció la ruptura de la coalición electoral con el PANAL. La mayoría de la dirección priista no estuvo dispuesta a ceder el número de candidaturas que les exigía Elba Esther en aras de mantener la alianza. Así Peña Nieto terminó por perder  un importante aliado, no digamos ya en cuanto a votos seguros se refiere, sino sobre todo perdió la posibilidad de trabajar organizadamente con un aparato versado en la operación de fraudes electorales. Aunque las declaraciones de los dirigentes del PANAL y PRI tras la ruptura, van en la línea del “ambos ganamos separándonos” saben que sin embargo es al revés, ambos partidos perdieron, ahora se encuentran atomizados y tienen más difícil el mantener sus canonjías a partir del fraude electoral.

Al igual que hace seis años, los partidos de la derecha se preparan para acometer un nuevo fraude electoral. El debate al interior de los partidos de la derecha no es si lo harán o no, sino quién lo hará en mayor escala. El PAN cuenta con el aparato del gobierno federal y el PRI con la fuerza que le confieren las 20 gubernaturas que están bajo su control. Dentro de la izquierda sin embargo hay un reconocimiento parcial de este hecho pues Andrés Manuel ha planteado que se requieren representantes en todas las casillas para  que vigilen el conteo de los votos en tanto que es ahí donde se desarrolló el fraude electoral del 2006. Es decir, el dirigente de Morena también está dando por descontado un nuevo fraude, no obstante las medidas que propone para combatirlo son correctas pero insuficientes.

¿Por qué esperar hasta el día de las elecciones para combatir el fraude?, ¿Acaso no está suficientemente claro para AMLO y el resto de dirigentes de la izquierda que el fraude se está operando desde estos momentos? ¿Alguien dentro de la izquierda cree que los 25 millones de pesos del gobierno veracruzano encontrados en  Toluca no son para financiar fraudulentamente la campaña del PRI? ¿Alguien ahora duda de la complicidad de Televisa, Tv Azteca y de toda la “mafia en el poder” para favorecer a uno u otro candidato de la derecha de manera fraudulenta? Los dirigentes de la izquierda se equivocan garrafalmente si piensan que la crisis del capitalismo se transformará automáticamente en victorias electorales para la izquierda y si bien hay muchos ejemplos en el plano internacional de que esto no necesariamente es así, basta ver los resultados en el Estado de México y Michoacán donde a pesar del profundo descontento de las masas ante la actual situación económica y social el PRI ha salido ganador de los pasados procesos electorales. En ambos procesos un sector importante de la base de la izquierda, incluso aquella que se movilizó electoralmente en el 2006, no salió a votar y el abstencionismo fue del 56.5% y 45.8% respectivamente.

Los partidos de la derecha están fuertemente divididos, sus pugnas internas y externas seguirán incrementándose. No tienen fácil operar un nuevo fraude electoral y sin embargo lo implementarán el próximo 1 de Julio. De hecho ya lo están impulsando en estos momentos. El verdadero reto para la izquierda está en la movilización de sus bases para combatir el fraude y para luchar por demandas concretas ¡ya! y no cómo una promesa de campaña sino cómo una necesidad urgente. Empleo, salario digno, educación pública, expropiación de los capitalistas… Ese es el programa por el que debemos luchar.


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