Los acontecimientos que han sacudido Latinoamérica y a México en particular, han fracturado las instituciones de la burguesía y el férreo control que ejercía entre las direcciones de las organizaciones de masas de los trabajadores, el cual está buscando recuperar de cara a las próximas batallas.

El pasado 30 de mayo Elba Esther Gordillo (líder moral del magisterio) y Carlos Romero Deschamps (dirigente del sindicato petrolero) lanzaron una propuesta para el “diseño colectivo” de un “nuevo sindicalismo”; se unen bajo el argumento de hacerle frente a la actual crisis alimentaria y a la política económica "que abiertamente atenta contra el interés de los trabajadores". (El Universal 30 de mayo 2008)

Vemos un argumento real pues de 45 millones de trabajadores; sólo 15 millones tienen seguridad social, el salario mínimo ha perdido 73% de su poder adquisitivo, 62% de los trabajadores no tiene prestaciones sociales y 46% carecen de contrato por escrito. Sin embargo una verdad puede ser argumentada para fines totalmente opuestos, los de la burguesía o los de nuestra clase, ante esto es apremiante que analicemos y accionemos en las tareas primordiales de cara a las próximas batallas: por un sindicalismo revolucionario.

Leyendo entre líneas: ¿qué buscan realmente?

Tanto Deschamps como Gordillo “brillan” por la corrupción que han motivado en sus respectivos gremios y a través de la cual se han hecho millonarios, así como la mafia a través de la cual se mantienen al frente. Estas lacras tienen en la mira favorecer el proyecto económico y político de la derecha del gobierno de Calderón, y ¡claro! cobrar por estos favores. En su manifiesto publicado hablan de:

* “Fortalecimiento de la autonomía sindical” que es igual a: no se metan con nuestros feudos…
* De revisión del artículo 123, que implica: a cambio les avalamos una reforma laboral…
* De “transparencia y rendición de cuentas en cada organización de trabajadores”: ¿quién le exige cuentas a Romero y a Gordillo en sus sindicatos?

Con la pretendida coalición buscan crear un polo sindical a su favor para defender sus cacicazgos y ampliarlo a los trabajadores en general para con ello incidir tanto en la reforma laboral como en la energética, y ayudarse mutuamente con miras a defender sus privilegios y obtener posiciones políticas,  dar nueva vida al sindicalismo corporativo, corrupto y antidemocrático y así mismo servir a Calderón creando un frente sindical para combatir el movimiento de una inmensa mayoría trabajadora que aspira a un cambio y que por ahora  representa AMLO.

Ante una misma realidad una alternativa de clase: ¡Por un sindicalismo revolucionario!, ¡Por la unificación real de los trabajadores!

Al hablar de la unificación de los trabajadores no nos referimos a un acuerdo de burocracias como es el plan de estas lacras, sino desde la base, bajo un programa de clase, donde preparemos con hechos no sólo con palabras una huelga general de 24 horas contra la reforma energética y laboral y por el aumento a los salarios, mientras que sean más los trabajadores organizados mejor será el contrapeso a la burguesía.

Debemos luchar por que los sindicatos sean verdaderos defensores de los derechos más elementales de los trabajadores, la lucha contra la carestía y por aumento de salarios es apremiante, mas no lo único, a diferencia de los sindicatos reformistas que sólo ven como salida la lucha por reformas y con esto la alianza con el Estado, un sindicato revolucionario  participa en la lucha por (además de reformas) la abolición de la explotación capitalista. Dentro de los sindicatos manipulados la tarea es luchar por su democratización, los trabajadores con mayor conciencia debemos dar la lucha de forma decidida, explicando pacientemente para ganar poco a poco a la mayoría levantando la lucha por la democracia sindical.

¡Por un sindicalismo revolucionario,  luchemos por la democratización de los sindicatos:
Elecciones democráticas de todos los cargos con derecho a revocabilidad.
Revocabilidad de los cargos en asamblea democrática
Ningún liberado de los sindicatos puede cobrar más que un obrero cualificado.
Todas las cuentas abiertas para ser inspeccionados por los afiliados.
Ningún acuerdo nacional sin la plena decisión y participación de los afiliados.
¡Contra la reforma energética y laboral, preparemos la huelga general de 24 horas!


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