Tras la aprobación de la Reforma Energética en la Cámara de Senadores, la situación se torna extremadamente explosiva, hemos llegado a un punto donde cualquier ataque puede desencadenar una etapa cualitativa del proceso revolucionario que se ha abierto en nuestro país. Al fraude electoral se le suma la carestía de la vida, la crisis económica más profunda desde 1929, la caída profunda de las remesas, el aumento galopante del desempleo, el retorno de decenas de miles de migrantes, la contrarreforma del ISSSTE, los ataques a los derechos laborales y sindicales y ahora la contrarreforma energética. Al mismo tiempo observamos una efervescencia sindical sin precedente (mineros, maestros, electricistas)  en muchos años (quizá desde los años 70) que se suma al movimiento aglutinado en torno a AMLO. El cerco a San Lázaro por diversas organizaciones sindicales y campesinas el día jueves 23 de octubre es un fenómeno sintomático de la nueva etapa de la revolución en nuestro país

El mismo día en que los empleados de la burguesía (PRI, PAN, y “Nueva Izquierda”) aprobaron la contrarreforma energética en el Senado de manera unificada, el SME, CNTE,  STUNAM, Central Campesina Cardenista (CCC) cercaron la Cámara de Diputados exigiendo mayor presupuesto. El cerco a san Lázaro por parte de tres de los sindicatos más grandes del país, junto con una organización campesina de origen priista, es muy sintomático porque demuestra el empuje irrefrenable a la unidad por parte de las masas y la presión que estas ejercen hacia su dirección a tal grado que obligaron a dirigentes como Agustín Rodríguez e incluso el priista Max Correa a encabezar manifestaciones que hace tan sólo unos años era impensable que encabezaran. Este acontecimiento es una muestra irrebatible de que las masas usan sus organizaciones tradicionales como herramientas de lucha, por más degenerada que este su dirección, y de que intentaran recuperarlas una y mil veces.

Los trabajadores mostraban un elevado nivel de combatividad y conciencia, no sólo exigían aumentos al presupuesto de la CFE, la educación y el campo (demandas económicas), sino también claras demandas políticas: no a la privatización de Luz y Fuerza del Centro y Compañía de Luz, no al desmantelamiento de la educación pública y las conquistas laborales,  democracia sindical (la caída de la sátrapa Elba Ester Gordillo). Lo más representativo de todo es que los trabajadores y campesinos estaban unificando sus demandas y confluyendo en una movilización que va un poco más allá de una simple marcha y marca el camino a seguir: el camino de la unidad en la acción del movimiento.

Ahora mismo los maestros de Morelos están poniendo el ejemplo con su huelga ejemplar y sus cierres de carretera, a pesar de las direcciones será inevitable que ese ejemplo se extienda a otros sectores, la tarea es entonces golpear juntos a la misma hora.

Esta nueva etapa de la revolución en nuestro país vuelve más urgente que nunca que de manera sistemática y consciente las organizaciones obreras y campesinas  unifiquemos nuestras demandas, democraticemos nuestras organizaciones (en el caso del PRD expulsando de inmediato, junto con la mafia “Nueva Izquierda” y compañía, a todos aquellos que hayan votado la contrarreforma del PRI y de Calderón) e impulsemos de manera urgente una huelga general para echar atrás la privatización del petróleo y derribar a Calderón imponiendo un gobierno de los trabajadores y campesinos que de solución radical a las demandas sociales más urgentes.

Ya no hay pretexto, es claro ya que lo único que podrá evitar la consumación de la privatización y los planes antilaborales del gobierno es la huelga general, las marchas, mítines y plantones ya no son suficientes; es difícil pensar que las dirigencias obreras puedan seguir conteniendo a las masas con las mismas acciones que ya han demostrado su insuficiencia y seguir manteniendo a los diversos sectores, cada quien por su lado y marchando juntos de vez en cuando. La presión por acciones más radicales y por la unidad será lo que estará en el orden del día en el siguiente periodo. Los maestros con sus magníficos paros y bloqueos están mostrando el camino al movimiento. Debemos organizarnos dentro de nuestras propias organizaciones para impulsar y luchar por estas medidas.

Octubre 2008


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