El contexto del conflicto de los trabajadores en las gasolineras no es exclusivo de la región centro. En casi toda la República, los despachadores de las gasolineras "trabajan sólo por propinas, no tienen prestaciones, y hay ocasiones en las que inclusive deben pagar entre 50 y 100 pesos diarios por trabajar”. Estas precarias condiciones de trabajo constituyen, en términos de las garantías de trabajo establecidas por la constitución, una violación a la ley.

El pasado mes de marzo trabajadores de la gasolinera Belem -ubicada en la delegación Iztacalco del DF- comenzaron una huelga en protesta de mejores condiciones de trabajo. Este paro colectivo fue confrontado, en primer lugar, por un intento de sabotaje de un grupo rompehuelgas de la CTM; además de que su existencia legal de la huelga fue negada por la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCA) y la dueña del autoservicio Rosario Rashed. Ante un sinfín de irregularidades se interpuso finalmente un amparo otorgado por el juez segundo de distrito en materia de trabajo.

En el caso de los trabajadores de la gasolinera Belem -ubicada en el número 2518, de calzada de Tlalpan y Coruña, colonia Viaducto Piedad, en la delegación Iztacalco- las condiciones de trabajo ausentes que condujeron a los despachadores a la colocación de las banderas rojinegras fueron: la falta de seguro social, la inexistencia de un sueldo base (manteniéndose de las propinas) y el despido injustificado de 7 trabajadores que tenían más de 10 años laborando en dicho establecimiento.

En plena acción, un grupo de más de 20 personas intentó reventar la huelga de los trabajadores de la gasolinera. En un primer momento, hicieron acto de presencia los rompehuelgas en un autobús que fue estacionado cerca del lugar, arremetiendo a golpes contra los despachadores que intentaron repeler el ataque por más de 10 minutos. En las acciones cayeron algunas banderas rojinegras y se causaron algunos destrozos en el inmueble, luego de estos acontecimientos los agresores huyeron al enterarse que la policía preventiva iba en camino.

Los trabajadores en resistencia informaron que luego de que iniciaron la huelga legal por todas las series de violaciones laborales, han encontrado trabas para lograr justicia laboral, precisamente de la autoridad encargada de impartirla: La Junta Local de Conciliación y Arbitraje ( JLCA). A decir de estos operarios, las violaciones laborales por parte de la propietaria, Rosario Rashed, son múltiples, ya que la mayoría de los trabajadores no están inscritos en el Seguro Social, además de las faltas laborales antes mencionadas.

Luego de estallada la huelga, la empresaria reclamó la inexistencia de la misma. Sin embargo, al llevarse a cabo el recuento de trabajadores que apoyan el paro, la junta aceptó un acto indebido por parte de la empresa (La junta tiene la atribución de elaborar la lista de los trabajadores que pueden votar en un recuento) evadiendo su responsabilidad, y sólo permitió que votaran los trabajadores inscritos en el Seguro Social y no todos.

Ante estas irregularidades cometidas se interpuso un amparo en contra de la resolución de esta instancia, quedando suspendida la declaratoria de inexistencia de este paro que había resuelto la JLCA. Según el Frente Auténtico del Trabajo, la junta agravió los derechos laborales de los trabajadores gasolineros, al permitir que la empresa determinara qué trabajadores podían votar en el recuento para decidir la existencia de la huelga.

Esta instancia no permitió votar a los trabajadores que no reciben salario y son propineros, ni a quienes carecen de Seguro Social, tener trabajadores en estas condiciones laborales, constituye una violación de la ley.

La lucha de los trabajadores de la gasolinera Belem es una muestra palpable del hartazgo contra los abusos patronales, pero también es un ejemplo irrefutable de la manera en que el gobierno actúa por medio de las autoridades laborales en contra de los derechos de la clase trabajadora. Patrones y gobierno actúan como uno solo cuando se trata de atacar los derechos de la clase trabajadora, ello implica reconocer que los patrones. Ello representa los mismos intereses y actúan de manera unificada contra los trabajadores y sus luchas. Por ello es importante pasar a la acción unificada de nuestra clase, la clase trabajadora, para enfrentar a los patrones y a su gobierno.

Ni una lucha aislada más. Debemos unificar todas nuestras luchas y actuar como un solo hombre cohesionado a las diferentes huelgas, pugnado al mismo tiempo por una huelga general de 24 horas contar la política antiobrera de Calderón y los patrones. La tenacidad y la decisión de los compañeros de la gasolinera Belem para ya no seguir permitiendo que sus derechos se pisoteen deben servirnos de ejemplo y de inspiración para el conjunto de la clase obrera.


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