El negocio bancario, cuestión de mafias
Hay que expropiarlos sin indemnización

En el sistema capitalista, la burguesía, que se siente ama y señora de la sociedad por derecho natural, suele disfrazar su dominio con frases grandilocuentes acerca del “beneficio colectivo”, de la “defensa de la patria”, etc. No obstante, cuando la crisis aparece, de hecho y sin importar el derecho, toma y arrebata para tratar de salvarse.

En este contexto, es muy común escuchar a los gobernantes hacer llamados a los trabajadores, para que se sacrifiquen a favor de mantener el crecimiento económico–esto cuando hay auges–, o a sacrificarse para salir de una la mala situación económica. En general cuando se trata de hacer sacrificios, siempre los deben hacer los demás y no los capitalistas. Cuando se trata de apoyos gubernamentales siempre se trata de los capitalistas y no de los trabajadores. De hecho para la ideología capitalista, el dinero invertido en los trabajadores es un desperdicio “populista”, pero el dinero destinado a rescatarlos de sus bancarrotas o fraudes es un “deber patriótico”.

Recientemente se dio a conocer que el Sistema de Administración Tributaria había dejado de cobrar 31 mil millones de pesos a Banamex desde 2007. Uno pensaría que en años anteriores la aportación de Banamex al fisco ha sido considerable, tomando en cuenta que, por ejemplo, en el año 2006 el monto de impuestos por pagar era de 6 mil 232 millones pesos. La realidad es muy distinta; ni un solo año Banamex ha entregado un peso a Hacienda, la razón es que por obra y gracia del oficio de ser banquero, el gobierno les reintegra el monto de sus impuestos bajo la forma de “crédito fiscal”. Dichos recursos, por supuesto, se dan por perdidos. La única “razón” por la que Banamex adeuda esa fortuna es que el SAT, bajo las nuevas normas, no encuentra bajo qué rubro descontarle esos impuesto al banco.

Desde que el banco fue adquirido por Citi Bank en el 2001 a la fecha, se debieron pagar a Hacienda un monto de alrededor de 50 mil millones de pesos. No obstante, al mismo tiempo que eso sucedía, Banamex reportaba a su matriz en Estados Unidos montos equivalentes al 10% de los beneficios totales mundiales de dicho organismo financiero. Entre el 2001 y el 2009 se han trasferido unos 12 mil millones de dólares, es decir prácticamente el equivalente al costo de la venta de Banamex, que fue de alrededor de 12 mil 500 millones de dólares.

Otro elemento que es digno de señalar es que el gobierno omitió el cobro de impuestos por la venta de Banamex en el 2001, es decir unos 3 mil 500 millones de dólares. Sumando a los montos de utilidades a la casa matriz y a los impuestos no pagados (12 mil millones, 3 mil 500 y unos 4 mil millones respectivamente) hablaríamos de un monto cercano a los 20 mil millones de dólares que han dejado de ingresar a las arcas nacionales con la operación privada de Banamex. Apuntemos que estamos hablando de un solo banco, que si bien es el más importante, tan sólo representa un pequeño ejemplo de lo que sucede con el 90% de la banca que está en manos privadas. Comparemos este desfalco con la argumentación del gobierno para privatizar los fondos de pensiones, que por cierto, corren el peligro de quebrar totalmente y hasta la fecha se han registrado enormes pérdidas para los trabajadores.

Recientemente ante la crisis de Citi Group, se han esparcido los rumores al respecto de que es altamente probable que Banamex vuelva a ser adquirido por los banqueros mexicanos que lo vendieron en el 2001. El rumor ha crecido a partir de que a finales de febrero cuando se dio a conocer que el gobierno norteamericano aparte de haber inyectado más de 45 mil millones de dólares a Citi Bank, se apropiaría de hasta el 36% de las acciones adquiriéndolas por un monto de 25 mil millones de dólares.

Es sabido que las leyes mexicanas prohíben a las entidades bancarias privadas que sus propietarios sean gobiernos extranjeros, no obstante, pese a la evidente violación de la ley, ni el gobierno parece muy interesado en obligar a Banamex a cumplir la ley, ni el propio Citi Bank parece muy interesado en vender. La razón es muy simple: Banamex es un mecanismo de transferencia neta de recursos hacia la burguesía norteamericana, por lo que la venta de Banamex profundizaría la crisis de Citi Bank, algunos hablan que actualmente Banamex vale alrededor de 8 mil 500 millones de dólares, pero eso es nada comparado con la trasferencia de recursos que el gobierno norteamericano ya le ha entregado.

Para el gobierno mexicano y para el Citi Group violar la ley mexicana no es un problema, sino una costumbre. La disyuntiva que tienen no es si continúan o no en el negocio, sino la “argumentación” que emplearán para presentarlo a la población mexicana. En suma, es el mismo tema que tienen con el SAT: Banamex no le va a pagar impuestos ahora ni nunca al presente gobierno, el cual está a su servicio. Banamex no va a dejar de representar un “dinero-ducto” hacia CitiGroup mientras gobierne Calderón. Si en un determinado lapso no encuentran una “justificación” continuarán actuando con la misma desfachatez y cinismo que hasta ahora han tenido, pero eso sí, si alguien osa señalar esa inconmensurable sangría, robo y desfalco, exigiendo a la burguesa que cumpla sus propias leyes, inmediatamente arrojarán toneladas de basura y no dejaran de tacharlo como “enemigo de México”.

Tampoco los antiguos dueños de Banamex tienen mucha prisa: Roberto Hernández, Alfredo Harp y Manuel Medina Mora, recibieron por la venta del 2001: 6 mil millones de dólares en efectivo y el 50% restante en acciones. Así, en los hechos son también propietarios de Citi Group y hasta hace poco figuraban como miembros del consejo de administración y funcionarios de dicha transnacional financiera en América Latina.

Somos testigos de un escandaloso y cínico desfalco en el que miembros connotados de la burguesía mexicana han decidido financiar el corrupto negocio bancario norteamericano con el gobierno como cómplice. No obstante el tamaño del cinismo de estos engendros no ha llegado a su límite; no está descartado que en un momento determinado, los tres alegres compadres (Roberto Hernández, Alfredo Harp Helú y Manuel Medina Mora) decidan, para cubrir las apariencias, fungir como prestanombres de Citi Bank en México, implementando una farsa de “compraventa” para cubrir las apariencias. Por ello, han dado pasos en el sentido de aparecer como desligados de la administración de CitiGroup y mostrarse públicamente como simples tenedores de acciones.
Recientemente la revista Forbes, mostraba en su lista de supemillonarios a Roberto Hernández y a Harp Helú junto al Chapo Guzmán, el conocido narcotraficante. En realidad no están tan lejos, las sospechas de que Hernández fungió como lavador de dinero del narcotráfico durante los sexenios de Salinas y Zedillo nunca se han desvanecido. En el fondo pese a tener distintos giros, todos forman parte de una clase parásita que explota el trabajo de los demás y no dudan en actuar en beneficio de su “negocio” aunque ello implique miseria, violencia y muerte.

En estas circunstancias los trabajadores no podemos permanecer como espectadores pasivos de la farsa que Citi Group, los tres alegres compadres y el gobierno están montando. Debemos exigir la expropiación bajo control de los trabajadores de todo el sector bancario, esa es la única manera de detener el desfalco que frente a nuestros ojos se continúa realizando con los recurso que generamos los trabajadores mexicanos.

En ciertas circunstancias la indemnización puede tener sentido, especialmente cuando se trata de empresas pequeñas, en las cuales el pequeñoburgués está en general tan arruinado como sus propios trabajadores, no obstante, en el caso de Banamex, ésta ya ha sido pagada no una sino varias veces y no se debería seguir entregando a los vampiros nacionales y extranjeros ni un centavo más.

Por supuesto que una demanda como la expropiación sin indemnización tiene una clara connotación política: un gobierno como el de Calderón es un fiel sirviente de la burguesía y al igual que Obama en Estados Unidos o Ernesto Zedillo en la década pasada, sería capaz de “nacionalizar” algún negocio burgués ruinoso para, una vez saneado con finanzas públicas, volverlo a entregar a la burguesía. Una nacionalización para salvar a la burguesía no sirve de nada a los trabajadores. Por lo tanto, se necesita un gobierno que no haya surgido de la complicidad con la camarilla burguesa y que incluso se les enfrente.

En el contexto de esta crisis, el gobierno de Calderón intentará chantajear al pueblo trabajador con la vieja frase “hay que sacrificarse por México” y con ese pretexto se lanzará al ataque en contra de las escasas conquistas que aún poseen los trabajadores.

Especialmente importantes serán las luchas en contra de los intentos por flexibilizar las relaciones laborales, incluso ya se está hablando de legalizar los contratos por horas y días sin derecho a basificación, de ilegalizar formalmente las huelgas, de eliminar los derechos de antigüedad y eliminar las indemnizaciones por despido injustificado entre otras cosas.

De hecho, muchas empresas están recibiendo dinero del gobierno pretextando los paros técnicos sin que en los hechos los estén realizando, es decir con el pretexto de la crisis están implementando fraude tras fraude.

Es el momento de decir ¡ya basta! Los trabajadores debemos movilizarnos en contra del intento del gobierno por hacer que carguemos con los costos de la crisis. Hoy, la caída de Calderón no es una cuestión simplemente de quién gobierna sino es también una cuestión de defensa básica de las escasas conquistas que aún tenemos los trabajadores.

Por supuesto construir una alternativa revolucionaria es una tarea que debemos ir construyendo y que, en la medida de que no se realice, significaría serias limitantes para la lucha de las masas. No obstante debemos señalar que un primer paso es la movilización y la lucha contra el actual gobierno y que los dirigentes de los sindicatos y del movimiento en torno a Andrés Manuel López Obrador, incluidos los dirigentes del PRD, tienen la responsabilidad histórica de llamar o luchar con mecanismos como la huelga general.

¡Por la nacionalización sin indemnización de la banca!
¡Por la caída de Calderón, huelga general!
¡Luchemos juntos por construir una alternativa obrera y revolucionaria!
¡Únete a la Tendencia Marxista Militante!

 


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