Compañeras y compañeros:

En 2022 ya lo dijimos claro: la UNAM responde con comunicados vacíos que “lamentan” y ofrecen “asesoría legal”, pero no actúan. La lógica sigue siendo la misma: lavar la ropa sucia en casa, tapar las responsabilidades, y dejar a la comunidad estudiantil en la indefensión. Hoy lo repetimos con rabia: nuestras vidas no le importan a la cúpula universitaria.

El lunes 22 de septiembre perdimos a un compañero del CCH-Sur: fue asesinado en el estacionamiento del plantel, delante de una alumna; un trabajador que intervino resultó herido; y el agresor intentó suicidarse. Ese mismo día, también se suicidó un estudiante de la Facultad de Arquitectura en las vías del metro Copilco.

No son casos aislados. En los últimos nueve años, al menos 12 estudiantes han muerto entre asesinatos y suicidios: Lesvy (CU, 2017); Miranda Mendoza (CCH-Oriente, 2018); Jennifer Sánchez (CCH-Oriente, 2019); Aideé Mendoza (CCH-Oriente, 2019); Carlos Sinuhé (FFyL, 2017); Víctor Manuel (Odontología, 2017); Adrián Clara Chagoya (FFyL, 2018); Luis Roberto Malagón (Derecho, 2018); Óscar Yael (FES Acatlán, 2024); un desconocido encontrado en CU en agosto de este año; Jorge González (Arquitectura) y Jesús Israel (CCH-Sur) —todas pérdidas que exigen verdad y justicia.

La juventud somos la primera víctima de la degradación social: narcotráfico, precariedad, violencia machista, soledad, falta de acceso a salud mental pública. Este sistema capitalista, machista y degradado prioriza su “funcionamiento” sobre nuestras vidas: madres y padres explotados, educación deteriorada, servicios de salud insuficientes, infraestructura en ruinas. De seguir así, no hay futuro para nosotrxs.

Además, las ideologías reaccionarias, fascistas y misóginas —como los incels y sus redes— están generando más violencia. El agresor de CCH-Sur dejó un mensaje claro en un grupo de incels explicando su motivación; y después del hecho han circulado llamados anónimos a reproducir ataques contra las manifestaciones. Eso es peligro real, y exige denunciar y desactivar estas redes y las ideologías de odio que promueven.

No queremos más control: rechazamos tajantemente la respuesta policial y securitaria. Cámaras, torniquetes, revisiones y credencialización no detienen la violencia estructural; solo sirven para amedrentar y criminalizar al estudiantado. Los ejemplos están ahí: cuando asesinaron a Lesvy o a Luis Roberto, las autoridades ocultaron pruebas; las cámaras no resolvieron los casos ni hicieron justicia.

Exigimos, y lo exigimos ahora:

  •         ¡Basta de criminalizar a la juventud! No más medidas que nos traten como presuntxs delincuentes.
  •         Cese inmediato de actitudes violentas y autoritarias por parte de funcionarixs universitarixs; suspensión administrativa de quienes agreden o revictimizan.
  •         Programas públicos, gratuitos y accesibles de salud física y mental: al menos 2 psicólogxs por centro de estudios y recursos reales para intervención y prevención.
  •         Educación pública de calidad, integral y libre de violencia; presupuesto democrático y participativo.
  •         Redirección del dinero: que no se sigan engordando los sueldos de la cúpula mientras faltan baños y techos fallan. Democratización del presupuesto y remoción de quienes lo administran mal.
  •         Infraestructura digna ya: baños funcionales, alumbrado, mantenimiento de espacios, condiciones mínimas para estudiar y habitar la universidad.
  •         Más y mejores espacios de cultura, deporte y recreación accesibles para todxs.
  •         Políticas claras contra ideologías misóginas y fascistas: bloqueo y seguimiento de redes, campañas educativas y sanciones a quienes promuevan el odio.

La seguridad no se consigue con cámaras de vigilancia; se construye con un vida digna en comunidad, servicios públicos de calidad, educación científica, acceso para todxs a recreación sana y cultura.

Llamamos a la acción: organicemos comités de lucha en cada escuela, asambleas abiertas y unidad con las familias y trabajadorxs. No permitiremos que la respuesta sea mano dura contra nosotrxs: la única salida es la organización independiente y combativa de la comunidad estudiantil.

¡Ni una muerte más por la indiferencia y la impunidad! ¡Por Jesús Israel, por todxs, por nuestro futuro: la lucha continúa!

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