Este 28 de septiembre salimos a las calles en exigencia de nuestro derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, para tener un acceso eficiente a salud sexual y reproductiva, así como mecanismos de educación sexual. Miles de mujeres y personas gestantes salimos a las calles en una sola voz, demostrando la fuerza que puede tener nuestro movimiento, incluso en lugares controlados por la derecha, como León, Guanajuato. Así, mostramos que a la derecha se le hace frente con un movimiento combativo y unificado.

Un camino de lucha

No es casualidad que en los últimos tres años hayamos logrado avances significativos con la despenalización del aborto y su legalización en ya 10 estados; ha sido producto de un movimiento cada vez más masivo, del paro feminista del 2019 y de las cientos de manifestaciones que hemos realizado en cada estado de la república. Nadie nos ha regalado nada. 

Este año hemos vuelto a tomar las calles, desde Mexicali hasta Mérida, pasando por una gran manifestación en Puebla y en la CDMX; todas hemos salido a defender nuestro cuerpo de la mercantilización e intromisión de la iglesia y el Estado. 

Nos queda mucho por lo que protestar

Sin embargo, aún nos queda mucho por qué luchar: aún faltan dos tercios de los estados para la legalización del aborto, falta garantizar la cobertura eficiente de nuestro derechos sexuales y reproductivos con amplitud, desde la planificación familiar (con un surtido amplio de anticonceptivos seguros) hasta la cobertura de aborto en todas las clínicas públicas en todo el país, con la medicación y orientación necesaria y libre de prejuicios. También falta luchar contra la violencia gineco-obstétrica, garantizar atención sanitaria para padecimientos graves como cáncer de útero, mama y VIH; todo esto es aún muy precario y se evidenció tras la pandemia.

Necesitamos garantizar el derecho a decidir también para las que deseamos ser madres, con condiciones laborales dignas que nos permitan decidir en libertad y disfrutar de esa decisión, en vez de someternos a presiones y situaciones frustrantes, inclusive a penalizaciones laborales, por ella.

También nos falta la conquista de una educación sexual sin tabúes y sin prejuicios dentro de la educación pública, que sea integral y reconozca la diversidad sexual. 

Nuestra lucha va mucho más allá de exigir que el derecho al aborto figure en las leyes; necesitamos que sea una realidad para quien desee acceder a él, pero también implica una lucha por un servicio de salud digno. Tras la pandemia, quedó clara la bancarrota de este sector, el abandono y saqueo que ha sufrido por décadas y cómo se ha privilegiado la atención privada en consultorios farmacéuticos debido a la ineficiencia para la atención en las clínicas públicas. Los servicios de salud sexual fueron marginados aún más, por no hablar de los cierres de clínicas especializadas y la escasez de medicamentos en los tratamientos y seguimiento a enfermedades como SIDA, cáncer, etc. ¡Necesitamos con urgencia un aumento en el presupuesto a la salud pública!

Fortalecer la lucha para avanzar y combatir a la derecha

Es fundamental ampliar este movimiento a todos los sectores afectados por la discriminación y los prejuicios conservadores, especialmente a la comunidad sexodiversa, integrándola con fuerza como personas gestantes, pero también como el sector más marginado entre los marginados ante el acceso a una salud sexual digna: no es gratuito que la esperanza de vida entre la comunidad trans sea de 35 años, o que no se reconozcan a las personas intersexuales y no binarias ante el sistema de salud. 

Pese a que hemos dado grandes pasos en nuestra organización y presencia en las calles, la realidad es que tenemos mucho por delante y nos enfrentamos a un contexto internacional especialmente adverso; el avance de la ultraderecha en países como Polonia o Estados Unidos con la respectiva ofensiva para arrebatar nuestros derechos conquistados es una alarmante advertencia de que ningún derecho que ganemos hoy estará seguro mientras no tiremos por completo a este sistema capitalista, machista y patriarcal. 

Pese a la legalización formal del aborto en varios estados, tenemos una ofensiva de la derecha y sus instituciones, como la iglesia católica u organizaciones antiderechos, actuando a todo vapor para obstaculizar este derecho; las autoridades estatales también son parte de este complot, así como los propios centros de salud escudados en la reaccionaria objeción de conciencia.

El mismo secretario de salud de Baja California declaró: “Desde que se publicó el decreto, hasta la fecha, han acudido a solicitar la interrupción del embarazo poco más de 200 personas, de las cuales han calificado para llevar a cabo este proceso 159 en total. El resto afortunadamente han podido ser disuadidas

Las tareas que siguen incluyen ampliar el movimiento al conjunto de los y las oprimidas, de la comunidad sexodiversa y continuar la lucha en cada escuela, centro laboral y colonia por fortalecer un feminismo revolucionario y anticapitalista; además, salir masivamente a las calles cada fecha histórica, pues hay que mantener una lucha permanente ahí en donde estemos y preparar una gran huelga feminista que pare todo hasta que arrebatemos cada uno de los derechos que hasta ahora se nos han negado.

¡Únete a Libres y Combativas y conforma tu comité de lucha!


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