Cómo le aguanta el pellejo, eso sí que no lo sé, pero bien sé que el burgués se pita al pobre verdejo. Violeta Parra

Tanto la derecha como la dirigencia zapatista del CNI denuncian el proyecto del Istmo de Tehuantepec en el estado de Oaxaca, como uno de los megaproyectos de la 4T, esto es una verdad a medias. Sí, López Obrador ha dicho que el proyecto transístmico, que incluye la modernización del Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), es uno de los megaproyectos que invertirá para el sexenio, sin embargo, estos deseos no se planean de un día para otro, menos de un sexenio a otro.

El Istmo ha sido un lugar clave tanto para las relaciones comerciales como para la estrategia política y militar desde el imperialismo español. Ahora, el plan de un tren que conecte el océano Pacífico con el Atlántico se remonta al siglo XIX con Benito Juárez, a quien se le olvidó lo oaxaqueño cuando sentó las bases en el tratado McLane-Ocampo para saquear el Istmo con concesiones a privados, beneficiando no sólo económicamente sino también políticamente a Estados Unidos, ya que también se le otorgaba, entre otros, el permiso de libre tránsito para sus tropas. Éste tratado no lo ratificó el Senado de Estados Unidos pero sí le otorgó al gobierno la mitad de lo prometido, 4 millones de pesos. Luego en el Porfiriato se le otorgó la concesión a la empresa inglesa, Pearson & Son Ltd, y sus locomotoras transportaban las mercancías que provenían de Asia hacia Europa, su auge fue en 1913 y transportaba 850 827 ton. Esto se redujo prácticamente a nada cuando un año después se apertura el canal de Panamá.

Cabe aclarar que el Canal de Panamá transformó radicalmente a América Latina, aceleró la industrialización, gracias también al boom económico chino, de países como Chile, Brasil, Argentina, Barbados, y hasta ciudades gringas como Seattle. Para que esto fuera una realidad, Estados Unidos intervino militarmente para hacer avanzar el proceso de independencia panameña y ya con los liberales en el poder, ceder la concesión a la burguesía norteamericana. Tan vital es para la burguesía y el imperialismo el control geoeconómico que pasó por alto las más de 25 000 muertes de quienes construyeron el canal.

En todos los sexenios desde López Portillo se ha querido retomar la implementación del corredor transístmico, con Zedillo era el Corredor Interoceánico, con Fox era el Plan Puebla-Panamá con 44 millones 519 mil 80 pesos erogados (¿a dónde se fue?), con Peña fue el Plan Istmo Puerta de América y se implementaron las zonas francas llamadas Zonas Económicas Especiales (ZEE).

La ambición de la insipiente burguesía nacional no descansa. Actualmente el FIT es una paraestatal ferroviaria que solamente tiene el nombre, ya que los ferrocarriles son de Ferrosur, filial sureña de Ferromex (Grupo México) de Fernando Larrea.

El proyecto ha llamado la atención de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación (IMMEX), en una zona donde se tiene nula presencia por parte de este tipo de empresas, ya que su llegada al país desde hace 50 años se ha enfocado en la instalación de sus plantas en la franja fronteriza y el Bajío. La burguesía nacional no perderá la oportunidad de jugarse una posición de beneficio en la guerra comercial, de enero a septiembre de 2019 China perdió 12% de las ventas a Estados Unidos, de las cuales, México ha capitalizado el 6%. Esto les daría una ventaja de traslado con respecto al canal, de 6 días a sólo 7 horas 40 min.

Este proyecto, en manos de Rafael Marín Mollinedo (quien estaba encargado de las ZEE durante Peña), aparte de modernizar el FIT (alrededor de 300 kilómetros de vías ferroviarias), requeriría de “rehacer” los puertos, para recibir a los barcos que realizan el comercio entre Asia y Estados Unidos. Por ejemplo, Playa Brasil sería transformada en una terminal de usos múltiples del puerto industrial, el cual también contaría con una terminal de contenedores, una zona de terminales industriales, escolleras y dragado. Todo esto conllevaría una inversión pública estimada en 9 mil 700 millones de pesos y otros 8 mil millones de inversión privada y cerca diez años para consolidarlo.

Quienes crecimos cerca de las vías del tren sabemos de la pobreza que se vive a lo largo de las vías. La pobreza causa desesperación, la desesperación busca atajos, la delincuencia organizada y el saqueo de los trenes, como un atajo de la miseria, justifican la presencia de los cuerpos represivos, ahora Guardia Nacional, y éstos justifican la violencia y la impunidad con la actúan con el fin de garantizar la seguridad del capital.

López Obrador ha repetido hasta el cansancio sobre las supuestas consultas populares, cuando los campesinos indígenas y pobres en San Francisco del Mar, San Francisco Ixhuatán, Juchitán, Zanatepec y Santa María Xadani han solicitado amparo en contra del megaproyecto. Las cartas están sobre la mesa y la pregunta nunca es si habrá beneficio o progreso, la pregunta es ¿para quién?


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