Chiapas se encuentra en una crisis de violencia imparable contra comunidades indígenas, zapatistas, migrantes y defensores del territorio. Esta crisis cada día fue y es atizada por los gobiernos de Manuel Velasco y Rutilio Escandón; los únicas que le han hecho frente, son las autodefensas y policías comunitarias, mientras el gobierno de AMLO continúa con sus políticas de alianzas con políticos corruptos como los últimos dos gobernadores del estado.

Basta de alianzas con políticos de la derecha

La política de acuerdos y alianzas con partidos conservadores y arribistas que ha establecido AMLO y Morena para conseguir pasar por la vía parlamentaria sus políticas, han tenido un costo garrafal para miles de trabajadores, que como resultado de ellas han vivido bajo el yugo de los gobernantes que llegaron de manera oportunista montándose en la cuarta transformación, pero aplicando en los hechos las mismas políticas reaccionarias de los regímenes anteriores.

Un claro ejemplo, por lo lejos que ha llegado, son los gobiernos de Manuel Velasco y Rutilio Escandón en Chiapas, ambos cobijados en algún momento por Morena e incluso por AMLO, han tenido una política criminal de represión al movimiento magisterial, normalista y de trabajadores de la salud, entre otros. Actualmente Rutilio guarda silencio, cómplice frente al avance del crimen organizado y las desapariciones, asesinatos y desplazamientos (al menos 2,000 personas) que la comunidad indígena está viviendo. Se trata de la mayor ofensiva contra las comunidades indígenas desde la masacre de Acteal en 1997.

La política de alianzas le habrá valido a Morena para obtener algunos escaños en un parlamento maniatado -que ha sido incapaz de aprobar la propuesta de Reforma eléctrica o la eliminación completa del outsourcing-, pero esta política ha tenido un costo muy alto para los campesinos pobres, trabajadores y jóvenes, fortaleciendo la alianza criminal entre grupos de narcotraficantes, paramilitares y miembros del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).

Si bien finalmente la crisis del gobierno de Chiapas se ha cristalizado en la ruptura entre el PVEM y el Grupo Tabasco, al que pertenecen Adán Augusto, Secretario de Gobernación, y su hermana Rosalinda López, administradora general de la Auditoría Fiscal Federal y esposa del gobernador Rutilio, esto solamente ha agudizado el conflicto y la confusión, sin que haya medidas claras por parte de Morena ni del gobierno federal para detener la descomposición del régimen chiapaneco después de haberlo alentado con su apoyo.

El avance del crimen organizado

Por mucho tiempo, Chiapas no fue atractivo para el narcotráfico, se encontraba entre los estados con menor incidencia delictiva y con mucha cohesión de las comunidades indígenas, pero eso ha cambiado en los últimos años.

El narcotráfico ha crecido de manera alarmante en el estado, tan sólo en 2021, las víctimas letales a manos del crimen organizado han crecido 58%, entre estas se encuentran migrantes mujeres, comunidad sexodiversa, niños y hombres centroamericanos que son levantados, violados y en muchos casos asesinados. El móvil principal es la trata de personas que se ha incrementado también junto con la entrada del narcotráfico, pero esta lacra no podría extenderse tanto, sino fuera con la complicidad de las empresas de hotelería y transporte.

Actualmente, la droga, especialmente el crack y la cocaína han inundando los pueblos y comunidades más pobres, afectando especialmente a la juventud.

Las rondas de grupos armados en motocicletas, lanzando tiros al aire para generar miedo y control son cada vez son más comunes, así como los toques de queda impuestos por estos grupos y los narcobloqueos. Así ha ido escalando la violencia hasta el día de ayer 14 de junio, en que San Cristóbal de las Casas fue totalmente tomada por los grupos criminales, generando un clima de terror para la comunidad en la que incluso se habla de un muerto por una bala perdida.

La otra cara de la violencia y el narcotráfico es la violencia machista, que ha echado mano de los usos y costumbres como el “Pago de la novia” para maquillar la trata de niñas que terminan en grandes redes de prostitución y en las grandes cifras de desapariciones del estado, en este contexto, Rutilio ha desaparecido el Observatorio de Violencia Sexual y de Género en el estado.

La resistencia del EZLN

La organización comunal, en especial de las bases zapatistas son un obstáculo para que estos grupos controlen el territorio chiapaneco, y por ello los ataques que ya se desarrollaban contra estas comunidades de manera esporádica, se han recrudecido.

La ORCAO un grupo paramilitar que nace en los noventas, ligado al EZLN, se escindió de él en 2001 y se convirtió en un enemigo. Hoy, este grupo principalmente es quien está haciendo el trabajo de reprimir, desplazar y liquidar a miembros de la comunidad zapatista e incluso ha recibido dinero del gobierno para supuestos programas sociales, en una ocasión solicitó 300 mil pesos so pretexto de construir una escuela y esos recursos, según acusa el EZLN, fueron a parar a compra de armas. Esta organización de choque ha reprimido además a normalistas y otros sectores.

Desde el EZLN, se han hecho llamados al gobierno para atender la situación, entre las ideas que se hicieron públicas, afirmaron que “el gobierno estatal pretende desestabilizar al gobierno federal”, que aparentemente no se ha enterado de esta ofensiva, y si es así, no tiene intenciones claras de pararla. Durante el gobierno de AMLO van al menos 33 asesinatos de miembros del CNI y dos desaparecidos (al momento de escribir este artículo).

La única vía es la movilización y la autodefensa organizada

Ante el panorama desolador de desplazamiento y violencia auspiciado por muchos gobiernos locales, algunas comunidades han confrontado a los caciques de estos gobiernos. En septiembre del año pasado grupos recién creados de autodefensas tomaron e incendiaron el palacio municipal de Altamirano y establecieron autoridades comunales, encarcelaron al gobernador, Pinto Kanter y a su esposa por su abierta colusión con el crimen organizado, otro caso fue el de Emiliano Zapata y Pantelhó, en esta última comunidad, se asesinó al activista Pedro Simón y también se detuvo a los gobernantes: Los Herrera. Cópala, Venustiano Carranza, entre otros son municipios que han desarrollado el mismo escenario.

El grupo de autodefensa más fuerte del momento es El Machete y surgió como la respuesta más organizada a la impunidad de los grupos criminales, armándose con equipo arrebatado a la Guardia Nacional. Este grupo ha dicho en sus declaraciones que se organizan contra la violencia, asesinatos, secuestros, desapariciones, extorsiones y despojo que ocasionan organizaciones criminales en contubernio con las autoridades políticas y cuerpos policiacos, con ello dejan en claro la completa degradación estatal que existe en Chiapas y la profunda desconfianza en las instituciones que se ha generado entre capas cada vez más amplias de la población.

El EZLN ha actuado denunciando los vínculos de corrupción que existen detrás de la crisis en Chiapas, además convocó a una movilización en octubre de 2021, que, si bien no fue masiva por las condiciones de pandemia, sin duda son el camino a seguir. El problema más grande que enfrenta el EZLN es la reducción de sus bases en los últimos años, lo que le obliga a replegarse y le facilita el avance al crimen organizado, por ello el llamado al gobierno federal para solucionar el conflicto, sale completamente del guion que ha seguido el comandante Galeano en los últimos años.

Sin duda la resistencia de las comunidades zapatistas es un gran ejemplo, pero la táctica de la guerrilla demuestra su agotamiento, el aislamiento, el mantenerse al margen siendo sólo “un ejemplo”, sin participar activamente generando vínculos son otros sectores en lucha ha tenido un costo alto para la guerrilla zapatista que, como otros ejemplos en la historia latinoamericana, surcan un camino de dispersión y debilitamiento debido a su táctica foquista de aislamiento que no se corresponde con la situación actual en donde amplios sectores se organizan y luchan, no necesitamos más luchas aisladas sino la unificación de todas ellas bajo un único programa revolucionario que reconozca las necesidades de cada sector pero que golpee de manera conjunta al enemigo común que es el sistema capitalista y sus gobernantes.

Mientras se desarrollaba un movimiento masivo en Chiapas, con marchas y paros magisteriales, con la participación de varios sectores en lucha, el EZLN no dejaba de replegarse y si llamaba a movilización la hacía sólo de sus bases.

La unidad de la lucha entre el Zapatismo y los sectores que como ellos han denunciado a los gobiernos verdes de lo que son: criminales, será fundamental no sólo para confrontar al crimen organizado y parar su avance, sino incluso para mantener las conquistas de las comunidades zapatistas.

Ante la coalición criminal del PVEM y el narcotráfico y el abandono del gobierno federal, el único camino es la lucha, la auto-organización y la unidad del movimiento para defender a las comunidades zapatistas, campesinos, normalistas y al conjunto del pueblo trabajador.


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