Publicamos a continuación un artículo sobre el centenario de la histórica huelga en las minas de cobre de Cananea (México), el homicidio de los mineros de Pasta de Conchos y la trascendental huelga de 270 mil mineros, que representan un presagio de aDefendamos la autonomía sindical, unifiquemos el movimiento y democraticemos los sindicatos

Samuel Santibáñez

Militante - México

Contenido

• Introducción

• Similitudes históricas

• El “Factor Pasta de Conchos”

• La dirección del sindicato minero

• La defensa de la autonomía sindical

• El ataque convertido en su contrario

• Programa de lucha

• Mineros: Lucharon ayer, luchan hoy

• El Congreso del Trabajo

• El Mercado Mundial

• El Factor de la dirección

• El Porfiriato

• El Partido Liberal Mexicano

• La naturaleza de clase del anarquismo

• El papel de la clase obrera

• Huelgas previas a Cananea

• Los acontecimientos de la huelga de Cananea

• Conclusiones

Introducción

A cien años de la histórica huelga en las minas de cobre de Cananea, el homicidio de los mineros de Pasta de Conchos y la trascendental huelga de 270 mil mineros, representan un presagio de acontecimientos convulsivos en los cuales la clase obrera jugará un papel fundamental, así como la huelga de Cananea representó un presagio de la revolución Mexicana de 1910. Además, los eventos trágicos en Pasta de Conchos y la combatividad de los trabajadores por defender su autonomía sindical, muestran que muchas de las condiciones en las relaciones sociales de explotación que desencadenaron los eventos de Cananea, se siguen reproduciendo hoy día. Es necesaria la unidad de los trabajadores con un programa y métodos que permitan avanzar en la lucha contra las deplorables condiciones laborales contra las cuales ofrendaron sus vidas los mineros de Cananea, sólo así su sacrificio, como los cientos de mineros que han muerto en las minas durante un siglo, no serán en vano. Por ello recordar a nuestros hermanos caídos hace 100 años y sacar las lecciones pertinentes es la mejor manera de honrarlos.

Al cierre de la edición de este material, salen a la luz pública dos acontecimientos que ratifican que con la tragedia de las familias mineras de Pasta de Conchos, se ha despertado a un batallón pesado de la clase obrera. El primero es el surgimiento del Frente Nacional para la Unidad y la Autonomía Sindical (FNUAS) en cuya declaración de principios se incluye la promoción de la democracia, unidad sindical y la lucha contra el hecho de que sea el gobierno quien defina si se legaliza o no la existencia de los sindicatos y sea el gobierno quien defina a quién se le otorga la llamada “toma de nota”, es decir, quien dirige el sindicato. El frente estará conformado por Unión Nacional de Trabajadores (UNT), la CROC, la CROM, la CRT, la COR y el Frente Sindical Mexicano. El FNUAS nace para luchar por: contratación colectiva, mejores salarios y empleo digno; pero también por la instauración de una "política de recuperación del crecimiento económico y del empleo de calidad, un programa nacional de recuperación del salario, el fortalecimiento de la educación pública, laica, gratuita y de calidad y la defensa de los recursos naturales y las empresas estratégicas". Después de una enorme lista de casos de división del movimiento obrero, en años pasados, durante todo un periodo de derrotas y dócil sometimiento de las direcciones sindicales a la clase dominante, el detonante de Pasta de Conchos viene a demostrar la sincronización del movimiento obrero organizado con el proceso de la lucha de clases en el resto de América Latina.

Furia

Esta sincronización no sólo se da en términos de trabajadores en general, como fue en el caso de la lucha contra el desafuero de López Obrador, sino se da en el terreno de las organizaciones tradicionales del movimiento obrero fundamentalmente motivadas por procesos políticos más que económicos, si bien la política es economía concentrada. Un proceso de unidad del movimiento obrero que tiene como fundamento material, años de explotación económica, acumulación de tensiones que están llegando al límite del hartazgo y que están empezando a encontrar un cause a través del dolor e indignación de Pasta de Conchos sumado al ataque hacia la autonomía del sindicato minero. La necesidad haciendo uso de la casualidad. Durante muchos años ha habido muchos accidentes donde miles de mineros han perdido la vida. ¿Por qué es ahora cuando la sangre de 65 compañeros provoca el ataque del gobierno y la patronal con la correspondiente ola de huelgas y proceso de unidad del movimiento obrero organizado? Mientras que el gobierno Fox esperaba echar tierra al dolor de Pasta de Conchos atacando al sindicato minero para proteger al Grupo México, ha detonado un movimiento obrero que empieza a tener su propia lógica y que está obligando a los dirigentes sindicales a ponerse al frente de la lucha. Los dirigentes que no se pongan al frente de la lucha serán rebasados y sustituidos por otros más combativos.

El segundo acontecimiento al que hacíamos referencia al inicio, es el encarcelamiento del delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Sindicato de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM), Indalecio Pérez Morones, por haberse puesto al frente de la lucha de la sección 298 del sindicato en la mina La Caridad, de Nacozari de García, Sonora, que estalló una huelga desde el 24 de marzo pasado en demanda de incremento salarial del 15 por ciento y por mejorar las condiciones de seguridad laboral. Pérez Morones está acusado de diversos delitos por parte, no sólo del Grupo México y el ayuntamiento de Nacozari de García, sino también por Bancomer, debido a que en esta institución bancaria se encuentran 4 millones de pesos de fondo de resistencia de los mil 200 mineros de la mina La Caridad, mismos que les han sido negados, razón por la cual, los mineros hicieron un bloqueo a los inmuebles de Bancomer, siendo el bloqueo otro de los motivos por los cuales Indalecio Pérez Morones está encarcelado. Eso demuestra que la burguesía se unifica y actúa como un solo hombre contra su enemigo de clase, el movimiento obrero, y utiliza a su sirviente en turno, el gobierno de los patrones y banqueros, como palanca jurídica para atacar al movimiento de los trabajadores.

Hasta el cierre de esta edición los trabajadores han anunciado la radicalización de acciones en caso de que Pérez Morones no sea liberado. Ya el ataque está unificando al movimiento, pues el Consejo Sindical Permanente, que aglutina a unos 300 mil trabajadores sonorenses de 28 organizaciones, propuso iniciar una campaña de solidaridad con los mineros en huelga en demanda de incremento salarial y mejoras en las condiciones de trabajo. ¡La unidad hace la fuerza! También se dio el caso en San Luís Potosí de la conformación de un Frente opositor a la minera San Xavier, golpeadores de la cual, agredieron a dos activistas del Frente por estar repartiendo volantes. Esto es un indicador del miedo que la patronal tiene de que se difundan ideas que orienten al movimiento minero. Es un ejemplo también de que está surgiendo organización proletaria en diversos puntos del país y es necesario que encuentre un cause que le unifique nacionalmente.

Sobreviviente

Así como Porfirio Díaz envió a San Juan de Ulúa a los obreros que dirigieron la huelga de Cananea en 1906, hoy, cien años después, tras la tragedia de Pasta de Conchos y el ataque al sindicato minero, Fox encarcela a un dirigente obrero, Pérez Morones, por ponerse al frente de la lucha. Se han detonado huelgas, movilizaciones y un proceso de unidad del movimiento obrero, precisamente en un periodo preelectoral en el que los partidos burgueses PRI y PAN, perderán la elección presidencial frente a la esperanza que para millones significa el PRD, independientemente de su dirección reformista, precisamente en un periodo en el que México parecía estar ajeno al proceso de polarización social que se gesta en el conjunto de América Latina, con acontecimientos de enorme convulsividad social, revoluciones y contra revoluciones en uno y otro país. Marx explicó que en ocasiones la revolución necesita al látigo de la contra revolución. Todos los ataques al movimiento minero se están convirtiendo en su contrario, están acelerando la radicalización del movimiento y están llevando a los trabajadores a obtener conclusiones sobre la necesidad de organizarse. Es urgente sacar de la cárcel a Pérez Morones, o de otra forma, podría haber más represión pues se estaría enviando un mensaje de debilidad si no se hace la presión suficiente, cuando no es así, pues el débil es el gobierno.

Similitudes históricas

El 1º de junio de este año se cumple un siglo de los heroicos acontecimientos de la huelga de los trabajadores de la mina Oversight de la Cananea Consolidated Copper Company, en Sonora. El hecho en sí mismo, es un suceso que debe ser recordado por los activistas actuales del movimiento obrero, pero su centenario adquiere una mayor connotación por el momento que atraviesa la lucha de clases en México y en el mundo. Sin hacer una comparación mecánica, hay similitudes históricas que se nos presentan relevantes. La huelga de Cananea se dio en el sector pesado de la clase obrera que representan los mineros, un sector que día a día vive el espasmo de la amenaza de terribles condiciones de trabajo: decenas de metros bajo tierra, con una oscuridad, polvo y un ambiente asfixiantes que vienen a otorgar un peligroso aderezo a las condiciones laborales, con consecuencias funestas que se han repetido decenas de veces en la historia, con miles de mineros muertos y heridos, como la reciente tragedia de la mina Pasta de Conchos, en Coahuila . Sin duda, una de las actividades más riesgosas, es precisamente la de los mineros. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que en el mundo cada año mueren más de 15 mil mineros, además de que esta actividad laboral provoca en los mineros enfermedades como silicosis –de hecho, 37 por ciento de los mineros de América Latina sufre de silicosis causando 5 mil muertes por año–, neumoconiosis, sordera, secuelas por las vibraciones e invalidez. Según datos de la OIT, a escala mundial las minas emplean a más de 30 millones de trabajadores, y de éstos, unos 10 millones laboran en vetas de carbón como en el caso de Pasta de Conchos. También calcula que otros 13 millones trabajan en lo que se denominan minas pequeñas, las cuales son artesanales y en las que los accidentes son hasta siete veces más frecuentes que en las grandes minas.

Aspirina para silicosis

Todo de conjunto hace una combinación de hechos que resuena fuertemente, como un golpe de un martillo en la roca, en la conciencia de clase de los mineros. Eso provoca que se armen de valor para luchar por sus derechos, que cuestionen, en primera instancia, su entorno inmediato y también el funcionamiento del sistema en el que viven. Es por eso que los mineros de 1906 como los de ahora, tras un letargo de años de inmovilidad y sometimiento a la clase dominante, vencen el miedo a luchar, a perder el empleo, a pasar hambre, se atreven a organizarse y saltan a la lucha. Así como en 1906 fueron los mineros quienes expresaron el fermento revolucionario de los trabajadores mexicanos del campo y la ciudad, en 2006, con el encadenamiento de una decena de huelgas en los últimos años y el terremoto que ha significado la tragedia de Pasta de Conchos, han sido los mineros quienes están expresando el hartazgo de las masas y la cercanía del límite físico y moral a la explotación capitalista y la ausencia de un futuro digno de ser vivido bajo el capitalismo.

El “factor Pasta de Conchos”

La tragedia de la mina Pasta de Conchos fue un “accidente anunciado” pues los dueños, el Grupo México, se negaron a mantener las condiciones de seguridad en condiciones óptimas. “El Grupo México ha sido uno de los grandes beneficiados con las privatizaciones de empresas estatales. En 1988 obtuvo 95 por ciento de Mexicana de Cobre. En 1990 adquirió 100 por ciento de la mina de Cananea. En 1997, en asociación con Union Pacific e ICA, logró la concesión de las líneas de ferrocarril del Pacífico Norte, del Chihuahua Pacífico y la línea corta Nogales-Cananea. Curiosamente, Juan Rebolledo Gout, vicepresidente de la compañía, fungió como subsecretario de Relaciones Exteriores en el sexenio de Ernesto Zedillo.” (La Jornada 280206).

Sesenta y cinco compañeros quedaron sepultados en las entrañas de la mina, de ellos, sólo 25 eran sindicalizados pues el resto eran subcontratados, es decir, no eran trabajadores de base y por tanto no tenían prestaciones. Esta práctica de trabajo subcontratado es una cuestión aberrante que el sindicato debería combatir fulminantemente y no hacer lo que los dirigentes sindicales hacen hoy, que colaboran con la empresa aceptando el trabajo subcontratado a cambio de recibir 50 pesos semanales por cada trabajador subcontratado.

El Grupo México omitió los servicios de mantenimiento para ahorrar dinero y priorizar la producción, por tanto la responsabilidad absoluta de estas 65 muertes recae sobre las espaldas de la patronal, que entabló una guerra de declaraciones con el gobierno estatal sobre las posibilidades de rescate que resultaron ser una farsa, prolongando así el dolor de las familias mineras, quienes, pese a la tragedia mantuvieron en alto la dignidad proletaria y se negaron a recibir las indemnizaciones sin la entrega de los cuerpos de los compañeros caídos. Incluso, en un momento dado, se llegó a la ruptura entre el gobierno federal y el estatal. Posteriormente vendría un ataque a la dirección del SNTMMSRM imponiendo desde fuera a Elías Morales; esta imposición detonó una huelga general de 48 horas de 270 mil mineros de las 130 secciones del sindicato, con marchas y manifestaciones mineras en todo el país. Una huelga con motivaciones políticas, no estallada por motivos económicos y sin duda la más grave confrontación del movimiento obrero y el gobierno Fox. ¡Un hecho histórico! que vino a romper los límites regionales de las luchas de los sectores pesados de la clase obrera. Hidalgo, Coahuila, Guerrero, Chihuahua, Querétaro, Michoacán, Guanajuato, Estado de México, entre otros estados, realizaron una jornada de lucha se dio con tomas de locales sindicales, marchas, bloqueos e incluso estallamiento de huelgas como los casos de la de sección 207 de Agua Prieta, Sonora, la sección 201 de Sombrerete, Zacatecas, en la sección 298 de Nacozari de García, Sonora y es sintomático el caso de Mittal Steel en Lázaro Cárdenas, ya que nuevamente en esta huelga la empresa pagará el 100 por ciento de los salarios caídos y que no se afectarán las prestaciones legales y contractuales de los 800 obreros que paralizaron labores 9 días, en demanda de respeto a su autonomía sindical. Los trabajadores afiliados a las secciones 3, de Pachuca, así como la 200, 232, 233 y 299 de Ciudad Sahagún, marcharon de la carretera Sahagún-Pachuca a la Plaza Juárez de la capital hidalguense. Ante el palacio de gobierno, los más de mil manifestantes pidieron la salida inmediata de Elías Morales. Las secciones 271 y 273 de Michoacán convocaron a una marcha a la que se unieron organizaciones sindicales como las de estibadores, de comerciantes, la Confederación Regional Obrera Mexicana y esposas e hijos de los agremiados. Todas estas acciones en contra de la destitución de Napoleón Gómez Urrutia, el dirigente sindical desconocido por la Secretaría del Trabajo. Internacionalmente también hubo expresiones de solidaridad, los trabajadores del acero de la United Steelworkers (USW), anunciaron que realizarán un paro en apoyo al sindicato minero, en todas las empresas que Grupo México tiene en Estados Unidos el próximo 1° de mayo 2006 (el 1° de mayo no es festivo en EUA), en tanto que la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas (FITIM), colocó una denuncia ante la OIT en contra del gobierno de México, por ''violación a los derechos a la libertad sindical".

Tenemos que resaltar el hecho de que los más importantes movimientos de los trabajadores se están dando en el seno del sindicalismo corporativista oficial, con el caso de los mineros y con las fricciones por la dirección del Congreso del Trabajo, lo que se da a pesar de sus direcciones, quienes por años y años han lucrado individualmente con las cuotas sindicales y han convertido a la dirección sindical en una fuente de prebendas para sí mismos, esto es más cierto incluso en sindicato minero, ya que Gómez Urrutia heredó el puesto de líder sindical, así como se hereda cualquier cosa, el padre, un cacique sindical por cuatro décadas, impuso al hijo en la dirección del sindicato –por cierto, antes de ser dirigente obrero, Gómez Urrutia fue compadre de Gerardo Larrea, una de las principales cabezas de Grupo México, quien incluso intercedió para que Napoleón consiguiese la toma de nota como secretario general del sindicato minero–, sin embargo, es precisamente en el sector minero donde se dan estos casos de combatividad usando nacionalmente al sindicato. Llegados a este punto, los sectarios deben haberse jalado los cabellos, sin entender un ápice de los procesos reales en el movimiento obrero. ¿Por qué los más importantes movimientos de los trabajadores se están dando en el seno del sindicalismo corporativista? Esto sucede debido a que antes de formar una nueva organización, los trabajadores intentan una y otra vez rescatar sus organizaciones tradicionales, lo cual refleja un fermento subterráneo que antes ó después encontrará un cause combativo y, ratifica la tesis de los marxistas del Militante, respecto a que los procesos principales de la lucha de clases se darán a través de las organizaciones tradicionales del movimiento obrero, los sindicatos y el PRD. Respecto a éste último, nuestra tesis se vio ratificada con el movimiento de masas que derrotó a Fox en la lucha contra el desafuero de López Obrador.

La dirección del sindicato minero

El caso minero explica de forma muy clara cómo en un momento dado, los dirigentes se ven obligados a ponerse al frente o de otra forma se ven rebasados por la base del sindicato. ¿Quién puede negar el papel de Napoleón Gómez Urrutia como comparsa de la patronal y del gobierno? ¡Nadie! Y sin embargo, se mueve, como diría Galileo Galilei.

El heredero

En abril del año 2000 “dos facciones pelearon entonces la dirección obrera. Una estaba encabezada por Morales, entonces secretario del consejo general de justicia y vigilancia, y Benito Ortiz, secretario de trabajo del organismo; la otra, por el hijo del líder del gremio desde 1960, Napoleón Gómez Sada, doctorado en Oxford, gerente de empresas paraestatales y dueño del grupo Zeta Consultores, negocio que presta servicios a varias empresas cuyos trabajadores también pertenecen al sindicato minero.

“En esa fecha Gómez Urrutia fue nombrado secretario general suplente por su padre, con la clara intención de heredarle el puesto. El otro grupo impugnó la designación, argumentando que el júnior no era trabajador minero ni contaba con cinco años de afiliación sindical. La Secretaría de Trabajo negó dar la toma de nota. En represalia 10 de los objetores fueron expulsados del gremio, acusados de ser corruptos, traidores y vender contratos colectivos. Aparentemente limpio el camino, el grupo de Napoleón modificó los estatutos para facilitar la llegada del heredero a la dirección. Sin embargo, en agosto de 2000 la Dirección de Registro de Asociación de la secretaría le negó definitivamente el registro.

“La situación cambió drásticamente con el gobierno de Vicente Fox. Abascal, nuevo secretario de Trabajo, estaba entonces interesado en pactar una alianza con el Congreso del Trabajo, y Gómez Urrutia le servía a sus propósitos. Mágicamente apareció una antigua credencial del líder, notariada, que lo acreditó como trabajador minero con más de cinco años de antigüedad. El Ejecutivo lo aceptó entonces como representante nacional sindical.” (Luís Hernández Navarro. La revuelta minera).

La defensa de la autonomía sindical

La consigna de la defensa de la autonomía sindical sólo tiene sentido se liga absolutamente a la consigna de la democracia sindical. ¿Para qué defender la autonomía si los dirigentes siguen haciendo de las suyas con el control del sindicato, siguen enriqueciéndose y defendiendo a la patronal? No tiene ningún sentido autonomía sin democracia. Defender al sindicato para democratizarlo y rescatarlo como un instrumento de lucha. Es totalmente correcto y necesario defender al sindicato frente a la ofensiva patronal y del gobierno, pero, una vez dicho esto, hay que someter a los dirigentes a la voluntad de la mayoría y ¿cómo se consigue eso? Hay que tomar del cuello al dirigente y decirle: “Bien, ya te defendimos, ahora debes responder enérgicamente frente a la patronal por todas nuestras demandas, debes dejar de conciliar y luchar combativamente por mejorar nuestras condiciones de trabajo y de vida”. Las bases sindicales deberían rescatar un método histórico del movimiento obrero para controlar a su dirección:

1.- Todo dirigente debe ser elegido en asamblea democrática en función del programa que defienda y no por arreglos cupulares a espaldas de los trabajadores.

2.- Cualquier dirigente del sindicato NO DEBE GANAR MÁS ALLÁ DEL SALARIO MEDIO DE UN OBRERO CALIFICADO. La dirigencia sindical debe vivir para el sindicato y no del sindicato.

3.- Todo dirigente debe informar a la base del sindicato, de sus actividades, con regularidad y por escrito.

4.- Aquel dirigente que no cumpla con las responsabilidades con la base del sindicato, debe ser revocado, en cualquier momento, por la misma asamblea que lo eligió.

Con este método sí que adquiere relevancia la defensa de la autonomía sindical, de otra forma, sólo estaríamos defendiendo las aspiraciones personales de los dirigentes. La unidad sindical no debe ser una unidad abstracta y sin principios, debe ser una unidad basada en la defensa de un programa de clase y métodos combativos.

El ataque convertido en su contrario

El gobierno federal, de un plumazo, desconoció la representatividad de Napoleón Gómez Urrutia, colocando al frente del sindicato minero a un elemento títere, Elías Morales, provocando conatos de violencia al interior del sindicato minero. Mientras el gobierno Fox no sancionó al Grupo México por su responsabilidad absoluta en la tragedia de Pasta de Conchos, arremetió contra el sindicato –para intentar tender una cortina de humo y desviar la atención de la empresa como auténtica responsable–, sacando a la luz un presunto fraude de Gómez Urrutia. Esta intromisión del gobierno federal está provocando la respuesta, no sólo de los mineros sino de grandes sectores del movimiento obrero organizado en los sindicatos tradicionales, está provocando la unidad en la acción de los sindicatos agrupados en el Congreso del Trabajo y los de la UNT, no solo en movilizaciones conjuntas sino ahora a través del FNUAS. Las direcciones de los sindicatos de electricistas (SME), de los trabajadores del Seguro Social y de los telefonistas, convocaron a una marcha unitaria “En defensa de la autonomía gremial y en apoyo a los mineros. Con puños levantados y coros de '¡Mineros, mineros, mineros!’ y ‘¡No están solos!’, partió desde varios puntos de la ciudad la marcha inédita de sindicatos y organizaciones independientes, como pilotos, tranviarios, del Colegio de Bachilleres, la industria nuclear, Monte de Piedad, de la industria azucarera, Frente Auténtico del Trabajo, Central Cardenista Independiente, que son contrarias a los sindicatos del Congreso del Trabajo (CT) y que ahora están unidos en defensa de la autonomía sindical y en contra de lo que califican de ‘persecución’ de Napoleón Gómez Urrutia.” (La Jornada 080306).

Fuerza

La unidad de acción está llegando al grado de que está convocada una huelga general, por definir fecha. Si se nos permite un poco de ironía, debemos agradecer a la miopía política de Fox por esta cuestión. Por supuesto cabe la posibilidad de que las direcciones sindicales lleguen a un acuerdo con el gobierno federal y no estallen la huelga general, pero, independientemente de que la huelga se lleve a cabo o no en este periodo, es innegable que la situación del movimiento obrero es tal que, antes ó después, una huelga general es inevitable.

No cabe duda que la realidad rebasa a la conciencia, y mas aún la de algunos dirigentes sindicales, que han sido incapaces de pasar a los hechos la consigna de "Huelga general", pero no podrán maniobrar indefinidamente y se encontrarán con que la burguesía es incapaz de ofrecer concesiones, paralelamente a que los trabajadores no permitirán que le sean arrebatadas las escasas concesiones con que siguen contando aún, eso llevará a una inevitable confrontación en las calles entre las clases.

El ejemplo que han dado los mineros marca el camino de las luchas. La huelga general es el método correcto para unificar al proletariado, en la lucha por una vida digna aunque se trate de un sector en particular, el minero, este hecho pone en el archivo muerto todo prejuicio sobre la huelga general, los mineros demostraron que es posible llevarla a cabo y al mismo tiempo pone de manifiesto que la huelga general debe ser discutida y preparada en el primer punto en la orden del día de toda central sindical.

Por la debilidad del gobierno y la fortaleza del movimiento obrero, es probable que Fox una vez más sea derrotado y Gómez Urrutia sea nuevamente reconocido por el gobierno federal. La debilidad de Fox se comprueba en el hecho que, en tanto que la Secretaría del Trabajo desconoce las negociaciones con Gómez Urrutia, parte de los empresarios, por ejemplo, Grupo Peñoles, Luismin, Frisco, Autlán, Minera San Francisco del Oro, Bombardier, Minera Nukay, Komatsu y otras ya plantearon que negociarán con el comité anterior y no con el de Elías Morales. Esto expresa claramente elementos de polarización en la ecuación de la lucha de clases. La clase dominante es incapaz de ponerse de acuerdo en qué pasos prácticos dar y cómo darlos. En vez de hacer un solo frente con Fox que ha desconocido a Gómez Urrutia, no, le contradicen y se niegan a negociar con Elías Morales; eso es un claro síntoma de debilidad de la clase dominante. La debilidad invita a la agresión, por tanto, el movimiento obrero debe pasar a la ofensiva de manera decidida. No sólo se puede derrotar fácilmente a Fox en términos del respeto a la autonomía del sindicato minero y de castigo a los culpables de la tragedia de Pasta de Conchos, también se puede dar una ofensiva en términos de incrementos salariales y mejoras a las condiciones laborales, no sólo del sector minero sino del conjunto de la clase obrera del país. Fox podría dar marcha atrás ante la amenaza de estallar la huelga general y el reconocimiento de Gómez Urrutia sería usado por las direcciones sindicales para intentar desinflar la convocatoria a la huelga. Claro es que lo que está en juego aquí no es la personalidad de Gómez Urrutia y la intromisión de un gobierno de derechas en los asuntos internos del sindicalismo, sino cómo un hecho concreto está detonando una explosión que está liberando enormes tensiones sociales acumuladas por años. Una variable conectando con otra, con otra y otra, de forma que el proceso puede salir del control de las dirigencias sindicales. En más de una ocasión los trabajadores del SME han detenido el ataque al sector eléctrico, durante la lucha de los trabajadores del IMSS en contra de la reforma del Régimen de Jubilaciones y Pensiones, la burguesía aún pudo imponerse y los dirigentes aún tuvieron margen de maniobra. Ahora el grado de confrontación entre las clases ha subido de nivel involucrando a uno de los principales batallones del movimiento obrero, los mineros, demostrando la incapacidad del gobierno de usar siquiera a un “dirigente obrero” doctorado en Oxford y que heredó el sindicato. Si se han visto obligados a atacar a Gómez Urrutia, que es un caso extremo de corrupción y degeneración del corporativismo sindical, imaginemos el nivel de debilidad del gobierno que se corresponde inversamente con el grado de fortaleza del movimiento obrero. Una de las principales armas de la burguesía es hacer creer a los trabajadores que son débiles y que el gobierno es todopoderoso. En este periodo es todo lo contrario, el régimen en crisis, los partidos burgueses en crisis, un gobierno Fox que “nada de muertito” desde hace muchos meses, que sólo se sostiene por la política de colaboración de clases de las direcciones sindicales y del PRD, que han decidido encausar todo al frente lectoral de julio y traspasar la estafeta de gobierno a López Obrador. En este momento existen las condiciones objetivas para que la clase obrera mexicana transforme radicalmente la sociedad, pero aún hace falta desarrollar más las condiciones subjetivas, hace falta que los sectores avanzados de la clase obrera tengan más claridad política y capacidad organizativa, qué programa y qué métodos de lucha son necesarios para transformar la sociedad y hacia dónde. En pocas palabras, hace falta un partido marxista de masas. La vida enseña, solía decir Lenin. Y los obreros mexicanos están ya en el camino de la lucha por la transformación social, se ha despertado al volcán, ya no duerme más el México bronco, el tigre se está dando cuenta de su poder, se ha abierto un periodo que permitirá a los trabajadores avanzar en su organización sindical y política, asistimos al periodo más convulsivo desde los años 30, grandes oportunidades tendrá la clase obrera para obtener de la práctica las conclusiones pertinentes que le llevarán a comprender los estrechos límites de la política reformista, del reformismo sin reformas a que se verá sometido el gobierno AMLO y, por consiguiente, la necesidad de una política socialista para tomar el poder y transformar la sociedad.

Así, aunque en este periodo no se lleve a cabo una huelga general, en lo sucesivo muchos más razones serán las que detonarán tarde o temprano una huelga general. Una huelga general de amplios sectores del movimiento obrero significará un enorme paso adelante en la lucha de clases de este país. Y, como en 1906 con la huelga de Cananea, el papel de los mineros quedará registrado en la historia como un elemento clave de este proceso. Las consignas y el programa en este periodo puede ser el siguiente:

¡El movimiento obrero es fuerte y el gobierno es débil!

¡Pasemos a la ofensiva!

¡A convertir la defensa de la autonomía sindical, en democracia sindical!

Programa de lucha:

1.- ¡Sigamos el ejemplo de los mineros! Indemnización total a las familias de los mineros de todos los accidentes que ha habido, no sólo de Pasta de Conchos.

2.- ¡Sigamos unificando la lucha, sigamos coordinándola y hay que extenderla a cada rincón del país! A coordinar al movimiento minero con la lucha por la democracia y unidad sindical, contra la reforma de la ley del ISSSTE, contra las privatizaciones, en defensa de la educación pública y la seguridad social.

3.- ¡Es momento de pasar a la ofensiva impulsando desde abajo una huelga general de 24 horas!

4.- No al trabajo subcontratado en ningún sector, por la base a los quince días laborados.

5.- ¡Ni un accidente más! Capacitación y condiciones óptimas de higiene y seguridad industrial a todos los trabajadores. Revisión inmediata y arreglo de las condiciones de seguridad de todas las minas y fábricas del país.

6.- Incremento salarial inmediato a 7 mil pesos por mes, más prestaciones.

7.- Por un gobierno PRD que luche por un programa socialista.

Consternación

Mineros: lucharon ayer y luchan hoy

El Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, nacido en 1934 al calor del periodo cardenista en Pachuca Hidalgo, llevó a cabo por vez primera una huelga por incremento salarial de 50 por ciento y por la ampliación del contrato colectivo de trabajo a minas que no lo tenían, el 8 de agosto de 1944 durante la Segunda Guerra Mundial. En ese entonces su nombre era Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros. “La huelga afectó a más de 105 minas y fundidoras y se extendió por casi 40 días por la necedad patronal. El movimiento culminó con triunfo.” (La Jornada 020306). El sindicato minero surge en un periodo álgido de la lucha de clases que obligó a Lázaro Cárdenas a nacionalizar el petróleo, si bien la dirección sindical contribuyó a la explotación de los trabajadores debido a su política de conciliación de clases, en diversos momentos históricos ha llevado a cabo luchas importantes para conseguir y defender conquistas. Es por eso que el sindicato minero tiene tradiciones de lucha que los trabajadores de hoy las están rescatando.

La mayoría de las luchas mineras del último periodo han concluido en éxitos parciales.

Algunos ejemplos: la sección 270 de Mezcala, Guerrero, que estalló la huelga el 3 de febrero 2006, al rechazar el ofrecimiento de 4 por ciento directo al salario y 2 puntos porcentuales en prestaciones. La huelga de la fracción 11 de la sección 242, de Tlalnepantla, por un aumento de 6 por ciento directo al salario, 2 por ciento en una sola exhibición y 2 por ciento en prestaciones. Paralelamente a estas huelgas en febrero 2006, otras 8 secciones del sindicato: 3 de Pachuca, Hidalgo; 30 de Naica, Chihuahua; 64 y 74 de Torreón, Coahuila; 259 de Palaú, Coahuila; 275 de Tulpetlac, Estado de México, y la fracción uno de la sección 162 de Ahuazotepec, Puebla. También asistimos a la lucha de los trabajadores del complejo minero Lázaro cárdenas, que se mantuvo en huelga por 22 días, lucha que arrojó el pago del 100 por ciento de los salarios caídos. Además de que la empresa se vio obligada a retirar las demandas penales presentadas en contra de los trabajadores. Esto es un hecho a resaltar, ya que los patrones pasaron de tratar de encarcelar a los trabajadores más activos de la huelga, a pagar el 100 por ciento de salarios caídos, además de que se logró el cumplimiento del contrato colectivo de trabajo así como los acuerdos y convenios pactados en años anteriores, que beneficiaban a los trabajadores. La empresa se comprometió además a incrementar 5 plazas sindicalizadas, realizaron los ajustes correspondientes para el pago de salarios y prestaciones por recategorización, puntos que originaron el conflicto.

Todas estas secciones tuvieron el ofrecimiento de un incremento de 10.5 por ciento, distribuido de la siguiente forma: 6 por ciento directo al salario, 2 por ciento en una sola exhibición y 2.5 por ciento en prestaciones. Este ofrecimiento de la patronal fue una victoria, ya que en la última huelga minera en octubre de 2004, se consiguió el pago de un bono de productividad, así como la entrega de 5 por ciento de las acciones de la mina a los trabajadores. La conquista del 10.5 por ciento puso a los mineros a la vanguardia de las victorias laborales no sólo por el aumento en sí, sino por el hecho de que la lucha se llevó a nivel nacional y porque reflejaba el fermento que ahora ha aflorado claramente a la superficie tras el factor Pasta de Conchos.

Frustración

Para clarificar el nivel de la victoria, la comparación con otros sectores resulta ilustrativa. En la pasada huelga de los trabajadores de la UACH, se consiguió un aumento de poco más del 5 por ciento, en la universidad de Veracruz, la huelga consiguió 3.3 por ciento de aumento, lo que comparado con el 10.5 por ciento, deja entrever la fuerza de los batallones pesados del proletariado. No es que el 10.5 por ciento de aumento venga a resolver todos los problemas, ni mucho menos, pero sin duda es un síntoma de las presiones desde abajo y eso es lo que resaltamos en este proceso.

El Congreso del Trabajo

Durante la época de oro del priismo, los secretarios generales de los sindicatos del Congreso del Trabajo y su ala más poderosa, la CTM, eran elegidos en la práctica por Fidel Velásquez, o bien, visto de otra forma, no podían llegar a la secretaría general sin el visto bueno de presidente en turno. La aristocracia obrera jugaba el papel de defensor del régimen y la patronal, sometiendo a los trabajadores en una ocasión tras otra durante un largo periodo; era la época de los pactos sociales y los topes salariales en los que Fidel Velásquez se ufanaba anunciando años tras año con pompa y circunstancia, aumentos salariales del cero por ciento.

Espera

En esa época, la aristocracia obrera contaba con el control férreo de todas las centrales sindicales corporativistas del priismo, contaba con sustanciales puestos en la estructura del estado, gobernaturas, alcaldías, diputaciones, senadurías, etcétera. El movimiento obrero parecía condenado a una eternidad de postración. El proceso de debilidad del movimiento obrero tocó fondo con los acontecimientos de la caída del llamado “Socialismo real” en la Unión Soviética y los países del Bloque del Este. La burguesía pasó a la ofensiva ideológica con su frustrado discurso del “Fin de la historia”, el “Nuevo orden mundial”, se abriría según ellos una época indefinida de orden y progreso en la que las revoluciones nunca volverían a aparecer en el escenario. Fue el periodo de la los ataques “neoliberales” que infringieron derrota tras derrota al movimiento obrero en los sexenios de Miguel de la Madrid, Salinas y Zedillo. En ese entonces, cuando los marxistas de Militante explicábamos que tarde ó temprano la situación cambiaría, éramos vistos de soslayo por muchos activistas del movimiento obrero y estudiantil, como bichos raros e ingenuos. ¡Qué poderosas son las ideas del marxismo revolucionario! Resulta una suprema ironía que tantos hayan abandonado el marxismo –algunos explícita y otros implícitamente– precisamente cuando la historia ha reivindicado sus principales postulados como si se hubiera hecho en un laboratorio. La burguesía, los reformistas, los estalinistas y las sectas, no tienen la más mínima idea de los procesos reales que se están desarrollando a escala mundial.

La situación que describimos generó un largo periodo de frustración de las luchas que encontraron cause en el llamado “sindicalismo independiente” que atomizó y dispersó al movimiento obrero. Salvo la excepción de la CNTE que correctamente no se escindió del SNTE –y por ningún motivo debe escindirse–, la mayoría de las expresiones independientes del corporativismo sindical oficial, terminaron, por la vía de los hechos, reproduciendo en mayor o menor medida las prácticas corporativistas del sindicalismo oficial, eso demuestra que no hay medida organizativa que pueda resolver un problema político. El caso de la dirección del STUNAM es un ejemplo claro; dice La Jornada del 29 de enero 2006: “… hay una ‘cadena de corrupción’, que si bien comenzó en la época de Pérez Arreola y Olivos Cuéllar, en la gestión de Agustín Rodríguez ‘ha tenido auge’. Asegura que los llamados ‘préstamos rojos’ del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado se ‘venden entre 3 mil y 5 mil pesos’; que las plazas se ofrecen en ‘40 mil’; que durante 10 años se hizo ‘negocio’ con los seguros de vida de los trabajadores, pues de un ‘total de 10 millones 464 mil 314 pesos que manejaron los que firmaban y administraban esto, se llevaban más de un millón de comisión. ¿Y quiénes firmaban? El secretario de previsión social en turno con el secretario general". Es necesario luchar por la transformación del STUNAM en un instrumento de lucha. El hecho de ser “independiente” del sindicalismo oficial, no fue obstáculo para que la dirección cayera en prácticas corporativistas. Esto se debe a que más que una “independencia” organizativa de los sindicatos oficiales, lo que se necesitaba entonces y ahora, es una política de “independencia de clase” que luche por conformar alas de izquierda dentro de los sindicatos, construir una alternativa que defienda un programa de clase con métodos combativos y no conciliatorios con la burguesía.

Las condiciones de la economía mundial, la agudización de las contradicciones del capitalismo en todo el mundo, el giro a la izquierda del péndulo de la lucha de clases internacional como una expresión de la necesidad histórica de trascender el capitalismo por ser un sistema caduco y enfermo, todo esto explica en última instancia, el proceso de resquebrajamiento del Congreso del Trabajo, que se expresa por supuesto en situaciones concretas e incluso hasta cierto punto sesgado por el papel de las personalidades.

Incertidumbre

Tras la muerte de Fidel Velásquez, no ha habido una figura fuerte que cohesione a las direcciones sindicales oficiales. El periodo de Rodríguez Alcaine, quien sustituyó a Fidel Velásquez, aún se caracterizó por su relativo margen de maniobra para cohersionar al movimiento obrero. Tras la muerte de Rodríguez Alcaine se desataron los demonios en la lucha por la dirección del Congreso del Trabajo. Pero en última instancia, más que la ausencia de una personalidad fuerte, el punto del proceso de división del Congreso del Trabajo radica en la imposibilidad de la aristocracia obrera de abastecer todos los puestos en la estructura del Estado que exigen los distintos grupos. El pastel de los puestos es cada vez menor, los ataques a los trabajadores con cada vez mayores, la respuesta desde abajo está impulsando a luchar. Todo de conjunto está rompiendo el status quo del corporativismo sindical, tanto el oficial como el independiente y, si se levanta una alternativa consistente programática y organizativamente en el seno de los sindicatos, este proceso podría derivar en una nueva situación que permita el avance en la lucha por la democracia sindical y la transformación social.

Indignación

Una escisión importante del Congreso del Trabajo sobrevino en 1997 con la conformación de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), aglutinando a sindicatos muy importantes como los de Teléfonos, el Sindicato Mexicano de Electricistas y a los trabajadores del IMSS, el sindicato de trabajadores de Volkswagen, trabajadores universitarios, entre otros. El surgimiento de la UNT fue un aviso del ulterior proceso de resquebrajamiento del Congreso del Trabajo, que ha tenido más escisiones ligadas al proceso de descomposición del PRI –como la de Elba Esther Gordillo–, que reflejan el fermento desde abajo en las fábricas y centros de trabajo. La UNT por un periodo encabezó las luchas más representativas, por ejemplo, las del SME, las de los trabajadores universitarios, la de Volkswagen y la de al defensa del RJP del IMSS. Pero a la par, subterráneamente estaba gestándose el movimiento minero con una decena de huelgas desde 2001 que pasó a un nivel superior por el factor Pasta de Conchos.

Esto explica en parte que Napoleón Gómez Urrutia, el dirigente minero, se haya opuesto a la llamada Ley Abascal que busca reformar reaccionariamente la Ley Federal del Trabajo y que estuviera inmiscuido recientemente en la pugna por la dirección del Congreso del Trabajo. Fox metió las manos en la reelección de Víctor Flores, dirigente ferrocarrilero caracterizado por enriquecerse personalmente con el proceso de privatización del sector y, especialmente destacado en aplicar métodos gangsteriles para mantenerse en la dirección tanto del sindicato ferrocarrilero como del Congreso del Trabajo.

Son 38 los sindicatos que conforman el CT, pero hay disparidad en la cantidad de sindicatos que tienen la toma de nota, es decir, que son reconocidos por el gobierno; una cifra es que sólo 25 tienen toma de nota y, por tanto, derecho a voto, y otro dato dice que son 32. El caso es que en la elección formal, Isaías González Cuevas, líder de la CROC y vicepresidente del sindicato minero, fue apoyado por 14 organizaciones entre ellas, y no es casual, recibió apoyo del SNTE, quedando como presidente del CT, Gómez Urrutia como primer vicepresidente y como segundo Cuauhtémoc Paleta, secretario de la CROM, quienes en sus discursos criticaron el anquilosamiento de esta central y se comprometieron a servir de "cirujanos para revivir este muerto". Después, el 15 de febrero 2006, sobrevino la reacción de Fox y Víctor Flores apoyado en la CTM, cuestionando el resultado electoral ante la Secretaría del Trabajo y generando confrontación entre grupos de golpeadores de cada bando, quedando en entredicho la situación jurídica de la dirección del CT. Posteriormente se dio Pasta de Conchos y a la fecha la dirección del CT sigue en el limbo.

El mercado mundial

Producto del ligero repunte económico en el pasado 2004, en algunos de los países más desarrollados, particularmente en China, la demanda de productos mineros se incrementó de manera significativa. Así mismo la inversión aumentó en este sector, por ejemplo las inversiones chinas en AL se concentraron en la industria minero metalúrgica.

Esta tendencia internacional también alcanzó a nuestro país, los datos publicados en la página de la SEGOB nos dan una idea del crecimiento de este sector en el 2004. "Mittal Stell conglomerado siderúrgico internacional, registró un incremento de 298 por ciento en su utilidad neta, ubicándola en 4 mil 700 millones de dólares en 2004. Su filial en nuestro país es Imexsa, pero tiene presencia en otros 13 países". Además tenemos el ejemplo de Grupo México, que durante el año pasado renegoció su deuda con los bancos internacionales, lo que le valió una mayor calificación por parte de una de las corredurías más importantes del mundo (Standard and Poor's). Esto significa que los banqueros han aumentado su confianza en que este sector pueda desarrollarse dejando tras de sí cuantiosos beneficios, mientras tanto, a los obreros muertos en Pasta de Conchos, les pagaban 600 pesos por semana.

Los economistas burgueses tienen más confianza que reservas, en que los precios internacionales ayudarán a este sector: "La demanda mundial de cobre se estima, crezca 4.2 por ciento en el presente año, debido al menor dinamismo en el desarrollo de los países industriales. Por lo mismo, se espera que la cotización siga alta en el primer semestre y empiece a declinar a partir del segundo, promediando entre 1.16 a 1.20 dólares la libra. ”

En cuanto al plomo. "Podría estar alcanzando precios máximos, luego de que en cinco semanas sus derivados presentaron un importante avance. Este año se estima que su consumo podría crecer 3.5 por ciento”. Con otro tipo de metales se tienen estimaciones similares.

Sin embargo, el ligero repunte del año pasado, se ha visto opacado por las cifras de desempleo de países como Estados Unidos, China, Alemania, entre otros, lo que indica que esto se pudo lograr, con base a la mayor explotación de la clase obrera y, no sólo a la inversión productiva, con lo cual, la productividad no podrá seguir creciendo como espuma de cerveza. Más bien será una burbuja que pronto puede explotar, no solo por el hartazgo de los trabajadores, si no por sus propios limites físicos.

Además, no basta con inversión y crecimiento en una sola rama de la economía, si esta no es capaz de arrastrar al conjunto, se verá inmersa en el contexto mundial de crisis y, éste será el caso para la minería.

Dolor

El factor de la dirección

Las condiciones de los trabajadores en el México de 1906 son parecidas a las de hoy: salarios miserables, condiciones laborales infrahumanas, la opresión de un régimen económico asfixiante, etc. Estas y otras condiciones de los trabajadores del campo y la ciudad condujeron a múltiples estallidos sociales que anunciaban la revolución. En concreto, el estallido de Cananea se dirimió con la sangre proletaria regada en las calles, una dolorosa derrota que sin embargo puso de manifiesto –a pesar de la abrumadora mayoría campesina de la población mexicana–, el papel de la clase obrera en las relaciones de producción y su decida disposición a luchar por un futuro distinto. Fue la ausencia de un partido proletario armado con las ideas del marxismo, lo que encumbró en la dirección revolucionaria a la pequeña burguesía soportada en el campesinado pobre, dejando a la clase obrera en un papel secundario, llegando incluso en un momento determinado en el declive del proceso revolucionario, a colocar a los obreros enfrentando a los ejércitos del campesinado pobre a través de los conocidos “batallones rojos”.

El factor de la dirección en la lucha de clases es un elemento determinante. Un año antes de la huelga de Cananea, en Rusia, también como México un país atrasado con una mayoría aplastante de población campesina, el proletariado y el campesinado pobre habían estallado una revolución, demostrando –como en México– la energía revolucionaria de las masas que es la auténtica fuente de transformación social y que sirvió al partido bolchevique como un primer “ensayo general” que, tras febrero de 1917, le permitió a Lenin y Trotsky obtener las conclusiones necesarias para dirigir la Revolución de octubre y llevar al proletariado ruso al poder, transformando colosalmente la historia, no solo de Rusia, sino de la humanidad entera.

En la actualidad, las condiciones objetivas para la revolución socialista están más que dadas y eso está demostrado no sólo en términos económicos (la burguesía destruyendo brutalmente las fuerzas productivas y el reaccionario cinturón de fuerza que significan los estados nacionales), sino en el hecho de que en muchos países los trabajadores del campo y la ciudad han dado batallas épicas, que sólo no han concluido en la toma del poder por los trabajadores debido a la ausencia de una dirección marxista de masas dispuesta a ir hasta las últimas consecuencias en la lucha. Los casos de Venezuela y Bolivia (por cierto, en éste último caso, con los mineros como la vanguardia de la lucha), son un ejemplo, por un lado, de un proceso inacabado ya que el péndulo de la historia ha girado a la izquierda contundentemente aunque no de forma definitiva y, por otro lado, son un ejemplo de la colosal fuerza del movimiento de los trabajadores y por tanto, todo activista conciente y honesto, debe seguir detenidamente los acontecimientos de las luchas obreras en esos países.

Vista Panorámica de The Cananea Consolidated Copper Company (circa 1908)

El porfiriato

En México, el porfiriato creía estar sentando las bases de un futuro indefinido de “orden y progreso” cuando en realidad estaba abriendo la puerta a la revolución democrático-burguesa de 1910. El fermento de la lucha de clases se estaba gestando de las profundidades de las minas, en el violento crujir de las hollinosas fábricas vomitando humo y en el monopolio de la tierra en un puñado de terratenientes. “Hacia 1910, las principales inversiones de capital en la economía mexicana –excluida la agricultura– se concentraba en los ferrocarriles (40 por ciento del total), la minería (17 por ciento), y los bancos (17.3 por ciento), seguidos más de lejos por la industria (6.6 por ciento) y el petróleo (5.9 por ciento). La mayoría de estas inversiones –el 77 por ciento– era capital extranjero”. La construcción de miles de kilómetros de vías férreas hacia Estados Unidos, el pujante crecimiento económico del Oeste arrebatado a México en la guerra de 1846-1847, la Guerra Civil en Estados entre los Confederados del Sur y los Estados del Norte, que acabaría con la victoria de estos últimos en 1865, la consolidación del capitalismo industrial en Europa Occidental, Japón y Estados Unidos, todo de conjunto dio una sólida base material al porfiriato e impulsó la creación de centros industriales y, concretamente mineros, en todo el país, fundamentalmente en el norte. El capitalismo en México se desarrolló de forma desigual y combinada. A la par de los grandes centros fabriles surgieron poblaciones de forma caótica, tal como observamos hoy día, por ejemplo, en la industrialización que tiene por base a las maquiladoras. Poblaciones sin servicios educativos, de agua potable, transporte y salud. Es fácil imaginar las restricciones políticas para la organización sindical y el alto grado represivo del porfiriato a las expresiones de la lucha de los trabajadores. Esta situación explica en parte porqué el largo período de la llamada “paz porfiriana” fue roto no por la acción del campesinado pobre, sino por las primeras grandes luchas del proletariado industrial. Fue en estas condiciones donde el Partido Liberal, liderado por Ricardo Flores Magón, logró cierto nivel de incidencia.

Como explica Marx, la burguesía no puede existir sin la clase obrera. Burguesía y proletariado son antípodas mutuamente incluyentes. Básicamente, para que la burguesía pueda expropiar la riqueza al proletariado, éste último debe transformar la materia en mercancías. Es por eso que el desarrollo capitalista durante el porfiriato engendró concentraciones industriales y vías de comunicación a través del potente tendido de ferrocarril, que a la postre se convertiría en su contrario, sirviendo a la movilidad de los ejércitos del campesinado durante la revolución. La dictadura porfiriana, como todo régimen bonapartista, se basaba en el aparato represivo del Estado para conservar “el orden”, tal fue la razón de la existencia de un ejército federal basado en la leva, es decir, los campesinos pobres eran reclutados por la fuerza al ejército, siendo esto un factor con su peso específico para que, al volver a sus lugares de origen, los campesinos tuviesen conocimientos militares. Esto, combinado con el desarrollo de los polos industriales a los que hemos hecho referencia “… dio los centros para que la rebelión que maduraba en las masas del campo no fuera una simple revuelta campesina, sino una revolución. Por eso no fueron levantamientos campesinos locales, sino grandes huelgas obreras las que recogieron más directamente la influencia de la situación mundial, concentraron la de la situación nacional y expresaron en centros de peso económico la inquietud revolucionaria de las masas de todo el país”. En este contexto se inscribe la huelga de Cananea.

El Partido Liberal Mexicano

La corriente liberal magonista nace en 1901. La publicación de su periódico Regeneración, desempeñó un importante papel en el surgimiento del comité organizador del Partido Liberal Mexicano que, desde St. Louis Missouri en junio de 1906, coordinó la creación de los círculos liberales, dos de los cuales se organizaron en Cananea. El programa del Partido Liberal, que llamaba a derribar a la dictadura de Porfirio Díaz y a realizar una serie de reformas políticas y sociales, incluía en una primera etapa:

1.- Voto libre, no reelección presidencial.

2.- Supresión de caciques y jefes políticos regionales.

3.- Educación laica obligatoria hasta los 14 años y mejores sueldos para los maestros.

4.- Nacionalización de las propiedades del clero.

5.- Jornada laboral de ocho horas.

6.- Descanso dominical obligatorio.

7.- Salario mínimo de un peso y mayor en las regiones de más alto costo de la vida.

8.- Reglamentación del trabajo a domicilio y del servicio doméstico.

9.- Prohibición del trabajo a menores de 14 años.

10.- Higiene y seguridad en los centros de trabajo a cargo de los patrones.

11.- Indemnización por accidentes de trabajo.

12.- Anulación de todas las deudas de los peones y abolición de las tiendas de raya.

13.- Fundación de un banco agrícola.

14.- Restitución de ejidos de los pueblos y distribución de las tierras ociosas entre los campesinos pobres así como protección a la raza indígena.

Ricardo y Enrique Flores Magón

Es claramente un programa progresista que sin embargo se mantenía dentro del marco del capitalismo, es decir, era un programa reformista que reaparecería después en la Constitución de 1917. Ricardo Flores Magón giró después al anarquismo y a la necesidad de una revolución social armada que expropiara a los expropiadores, es decir, los capitalistas y terratenientes. Las huelgas de Cananea y Río Blanco influyeron en el giro del magonismo, lo mismo que hicieron, entre sectores de la clase obrera mexicana, las posturas anarcosindicalistas de la Industrial Workers of the World (IWW) de Estados Unidos, que pasaba entonces por su mejor época militante.

En la primera década del siglo pasado Cananea vino a dejar patente, como lo ratificaría después la huelga textil de Río Blanco, que las luchas obreras aspiraban no sólo a luchar por sus reivindicaciones inmediatas, sino que, con la intervención del Partido Liberal, apuntaban hacia un horizonte nacional. A pesar de la derrota de los mineros, al año siguiente otra importante huelga estalló. En enero de 1907, en la región de Orizaba, en el Estado de Veracruz, trabajadores de las fábricas textiles de Río Blanco, se pusieron en huelga por las malas condiciones de trabajo a que eran sometidos; entre las que se contaban jornadas de 12 horas, salarios sometidos a multas, y control sobre las actividades que realizaban los trabajadores, el resultado fue un importante número de heridos y muertos.

La presencia de las ideas anarquistas en el movimiento obrero era lo más avanzado del momento en México y no cabe duda que significaron un importante paso adelante en la organización y conciencia del movimiento obrero, pues los obreros sin organización seríamos simple carne de explotación. Sin embargo, todo error en términos teóricos necesariamente tiene repercusiones negativas en términos prácticos y las ideas del anarquismo son erróneas de inicio a fin. Esto no demerita en absoluto el valor y heroísmo de los obreros anarquistas y el sacrificio y honestidad revolucionaria del Partido Liberal, que tuvo el enorme mérito de establecer una organización revolucionaria orientada al movimiento obrero en una situación que –si bien el peso cualitativo de la clase obrera era en extremo importante– estaba caracterizada porque la clase obrera aún no imprimía su peso decisivo en la lucha de clases y, el campesinado pobre era el principal actor cuantitativo de la lucha de clases. Muchos activistas del Partido Liberal lucharon contra la dictadura de Porfirio Díaz con la firme decisión de derribarle, incluso al grado de ofrendar su vida en el intento, de hecho Ricardo Flores Magón murió el 21 de noviembre de 1922 en la prisión de Leavenworth, Kansas, Estados Unidos y es por tanto, uno de los miles y miles de mártires del movimiento obrero nacional y mundial.

Es por eso que es de vital importancia estudiar los aciertos y errores del anarquismo, y en general de todas las expresiones históricas del movimiento obrero, para realmente ofrecer tributo a nuestros mártires, evitando en lo sucesivo, cometer los mismos errores nuevamente. Flaco favor haríamos a los mártires del movimiento obrero y en concreto a los muertos de la huelga de Cananea y a los muertos de la mina de Pasta de Conchos, si no estudiáramos la historia como una forma de prepararnos teórica y organizativamente para enfrentar los acontecimientos a los que estamos asistiendo y asistiremos. Así, los marxistas del periódico obrero Militante, quienes somos parte de la Tendencia Marxista Internacional que tiene trabajo en más de treinta países, nos agrupamos en torno a nuestro periódico diario virtual www.marxist.com y de donde extraemos un texto sobre las ideas del anarquismo.

La naturaleza de clase del anarquismo

Sin dejar de reconocer el espíritu heroico de los militantes anarquistas, cometeríamos un error grave en la lucha por la transformación socialista de la sociedad, si no señaláramos los límites teóricos del anarquismo y sus consecuencias prácticas. Al fin y al cabo la revolución socialista es una cuestión práctica y para nosotros, como marxistas revolucionarios, la validez de cualquier aportación en el terreno de las ideas se mide por su contribución al triunfo de la lucha contra el capitalismo, contra una sociedad injusta que somete a la mayoría de la población del planeta a la miseria y a la opresión y, que históricamente, ha dejado de jugar un papel progresista. La controversia entre el marxismo y el anarquismo no es algo nuevo.

Existe mucho material escrito por los propios clásicos (Marx, Engels, Lenin y Trotsky por un lado y Proudhon, Bakunin, Kropotkin y Malatesta por otro) y a él remitimos a todos los que quieran profundizar más en el tema. Pero si algún sentido tiene ahora un material sobre el anarquismo desde el punto de vista del marxismo revolucionario, es para situarlo en el contexto actual de la lucha de clases. Por esta razón, en la polémica con los seguidores del anarquismo, los marxistas empezamos por plantear los siguientes interrogantes: ¿Se puede derrocar el capitalismo y el Estado que lo sostiene? ¿Cómo? ¿Con qué fuerzas? ¿Con qué métodos? ¿Qué papel juegan los partidos y cuál debe ser nuestra posición, como revolucionarios, hacia ellos? ¿Y hacia los sindicatos, hacia las elecciones, hacia el parlamento? ¿Qué reivindicaciones debemos defender y cuáles combatir? Viejas preguntas que están en la cabeza de miles de jóvenes y trabajadores que se aproximan ahora a la participación consciente en la lucha.

En la historia del movimiento obrero internacional, bajo la bandera del anarquismo lucharon millones de trabajadores, campesinos y jóvenes revolucionarios. Por ejemplo en España, la CNT (anarquista) en los años 30 del siglo pasado era la organización que agrupaba mayoritariamente los sectores más combativos y sacrificados del movimiento obrero, que entregaron su vida en los frentes combatiendo el fascismo. El espíritu de los trabajadores anarquistas en los años 30 sí debe ser para todos los revolucionarios una fuente de inspiración —desde luego para los marxistas es así— y una prueba de la capacidad revolucionaria de la clase trabajadora. Nosotros distinguimos como un hecho muy positivo el “espíritu anarquista” de luchar contra la opresión del Estado, contra la hipocresía y las maniobras de la burguesía, contra la participación de los dirigentes obreros en estas maniobras, contra la mentalidad práctica y posibilista que caracteriza a la burocracia que se forma en los partidos y los sindicatos obreros. No sólo compartimos este “espíritu anarquista” sino que lo consideramos también parte del verdadero “espíritu marxista”; es en realidad un “espíritu revolucionario” que se genera espontáneamente en las masas y que está presente hoy en muchos trabajadores y sobre todo, jóvenes.

Lo que no compartimos es la ideología anarquista que, como el marxismo, es un sistema completo de ideas y no simplemente un espíritu, o la simple suma de nociones sueltas.

El anarquismo y el marxismo tuvieron una influencia clarísima en la lucha de clases desde mediados del siglo XIX. Cualquier ideología que alcanza determinado eco e influencia refleja también (de una manera más o menos directa, más o menos consciente) los intereses de determinadas clases sociales. Establecer estas relaciones ayuda siempre a comprender la auténtica naturaleza de esas ideologías y situarlas en su contexto histórico.

El anarquismo proclama como objetivo alcanzar una sociedad en la que los individuos se relacionen libremente, según su propia voluntad. En el terreno económico esto se concreta en la defensa de una sociedad libre de productores que intercambian libremente las mercancías, asociándose libremente entre ellos.

A principios del siglo XIX, la gran masa social estaba compuesta por pequeños productores en el campo y en la ciudad. El individualismo anarquista tenía una base social en la que apoyarse. Los pequeños productores querían preservar esa libertad característica de la fase inicial del capitalismo frente al surgimiento de grandes fábricas, al creciente papel de la banca y la actuación del Estado al servicio de la gran burguesía.

De hecho, Proudhon, el precursor más inmediato del anarquismo, defendía una economía mercantil pero sin su desarrollo ulterior inevitable: la concentración del capital, la desaparición de la libre producción como efecto de la libre competencia, y la aparición del monopolio... es decir, un capitalismo imposible. En el terreno político Proudhon aspiraba a la disolución del poder central en pequeñas comunidades inspiradas en la época medieval.

Los anarquistas del siglo XIX denominaban al anarquismo como “la Idea”. Aunque el radicalismo anarquista atrajo a sectores descontentos y oprimidos de la sociedad, los primeros activistas de la “Idea” no proclamaban la lucha de clases sino el humanismo (quizá de esta idea se extrajo el nombre de la sociedad secreta “Unión Liberal Humanidad” que se formó en Cananea previamente a la huelga).

La característica fundamental de este periodo es que la clase obrera no había puesto su sello en los acontecimientos. La presencia del anarquismo en España, Italia, Rusia y más tarde en México, era debida precisamente a su atraso económico en comparación con los demás países capitalistas y la consecuente debilidad de la clase obrera.

La crisis del anarquismo de fin de siglo, más que por los efectos de la represión policial, era el reflejo de que la lucha se polarizaba cada vez más claramente entre la burguesía y la clase obrera.

La Internacional bakuninista celebró su último congreso en 1877. Después de esta fecha,


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