A finales del mes de enero de este año, en el contexto del combate al robo de gasolinas, se hizo de conocimiento público la investigación que se realiza contra Hidrosina, el grupo gasolinero más grande del país con 200 estaciones. Grupo Hidrosina es acusado de ser complice en el robo y venta de combustibles, y más recientemente se ha dado a conocer que recibió mil 182 millones de pesos en contratos de suministros del gobierno de Peña Nieto. Lo que representa un incremento del 878% con respecto a los recursos recibidos en el sexenio anterior.


En artículos anteriores, hemos señalado que el robo de combustibles por su volumen implica no solo la perforación de ductos, que representa apenas el 20% del robo, sino a una red de distribución paralela en la que necesariamente estaban involucradas gasolineras. Idea que es ratificada precisamente con la investigación contra Hidrosina. Pero si además consideramos que se trata del grupo gasolinero más grande, podemos afirmar que el saqueo no era un accidente sino precisamente un modus operandi de la comercialización de gasolina acelerada por la reforma energética. Recordemos que la reforma de Peña Nieto contemplaba principalmente, además de la exploración en aguas profundas, el fin del monopolio de la venta de gasolinas. Lo que además de los gasolinazos incremento necesariamente el robo de combustibles, no mediante la perforación de ductos, sino desde las centrales de distribución.


La concesión para la venta y distribución de gasolina en 35 gasolineras en cuatro estados del país a Antorcha Campesina o bien la cesión de derechos para operar gasolineras a exfubolistas del club América, ambas hechas por el gobierno de Peña Nieto deja claro que lo anterior no es ninguna casualidad. Por el contrario, como señalamos, se trata del resultado de la reforma energética impulsada por la derecha, la burguesía y el gobierno priísta de EPN. El combate al robo de gasolinas, no puede desligarse de la venta de gasolina robada realizada en los establecimientos que desde hace un año han dejado de ser propiedad exclusiva de PEMEX. En ese sentido, la única alternativa consecuente para terminar el negocio del huachicol es la renacionalización de la distribución y venta de gasolinas, así como del conjunto de la industria petroquímica. Solo de ese modo se podrá terminar con la fuente de ingresos de los ladrones de gasolina de cuello blanco.


El ejemplo de William Jorge Karab Kassam, uno de los hermanos dueños de Hidrosina, es un ejemplo no solo de la rapacidad de la burguesía sino del estrecho vínculo entre la corrupción y el enriquecimiento. Es decir, de que el problema de la corrupción es el sistema económico mismo. Pues el mismo dueño de la empresa en investigación por la venta de gasolina robada, está involucrado con el lavado de dinero del gobierno de Javier Duarte. La lucha contra el robo de gasolina y la corrupción, no son ajenos a la lucha por la transformación radical de la sociedad. Por el contrario, la única forma real de erradicar esos males es mediante la transformación profunda y radical del sistema, la destrucción de la economía basada en los beneficios privados y la construcción de una sociedad donde la riqueza se distribuya democráticamente al conjunto de la población.


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