Mucho hemos escuchado del glifosato por su presencia descomunal en la agroindustria y los hallazgos científicos sobre sus componentes cancerígenos. Se ha vendido a los campesinos como un herbicida de amplio espectro, es el más usado en la agricultura y en la jardinería para matar hierbas y arbustos, con el fin de satisfacer la demanda creciente de producción agrícola a bajo costo y rápido crecimiento. Estas dos demandas capitalistas pasan una vez más por encima de la salud de quienes producimos y consumimos los alimentos, la clase trabajadora.

El glifosato se ha demostrado dañino tanto para la salud, como para el ecosistema. El agua, la tierra y los polinizadores se han visto contaminados, ya que en su degradación se encuentra el metabolito cancerígeno. Nos han impuesto una industria artificial, voraz y coercitiva que lleva al campesinado pobre a producir veneno en la tierra y así poder vender rápido y barato, pero el gran problema es la agricultura a gran escala de los terratenientes ricos y las grandes multinacionales.

El Departamento de Salud en Estados Unidos, ha concluido en los efectos tóxicos del glifosato, inclusive se publicó en 2020 la quinta edición de la Antología de Toxicología del Glifosato. Entonces, ¿por qué no se ha prohibido su uso en México? Este herbicida introducido hace 46 años, ha generado ganancias billonarias a la agroindustrial trasnacional, Bayer-Monsanto, quien aparte de controlar el mercado internacional de semillas, tiene comprado tanto a grupos de estudio de la OMS, como a las secretarías de salud durante los gobiernos de derecha.

La SEMARNAT, en noviembre de 2019 impidió la importación de 1,000 toneladas de glifosato hasta determinar sus efectos, lo que ha abierto una guerra contra la 4t de millonarios como Bosco de la Vega.

Pero por sólo poner un ejemplo de la toxicidad del componente, está el caso de El Mentidero, Austlán en el estado de Jalisco, donde se realizó un estudio a 146 niños en una secundaria que presentaban irritación en la vista, dolor de cabeza y vómitos, y resultó ser que en el 100% de los casos, había glifosato en su organismo. La Secretaría propuso erradicar el uso del herbicida, que desde 1981 se ha utilizado, para 2024. Es peligroso dejar esta decisión a tan largo plazo por la grave crisis social y sanitaria que estamos viviendo, producto del capitalismo, que derivará tarde o temprano en una crisis alimentaria y hambruna de las capas más pobres de la sociedad, la mayoría.

Las reformas que se puedan ganar en este corto sexenio se perderán en el siguiente si es que no se da una batalla frontal y revolucionaria contra los empresarios y la clase capitalista, que ya ha sacado los dientes sobre la prohibición del glifosato. Sin el respaldo del pueblo organizado, será inútil dar la batalla desde una institución que en más de una ocasión se ha visto corrompida por las trasnacionales capitalistas para hacer del territorio mexicano y de sus defensores lo que les plazca.

La sustentabilidad ha sido abogada por cientos de especialistas en el tema, pero este término entra en contradicción irreconciliable con los pilares que sostienen al capitalismo. La ganancia pasa por encima de la explotación, de la expoliación y erosión del medio ambiente, no hay reforma ni campaña verde lo suficientemente fuerte para enderezar una industria insostenible.

Cuando los campesinos pobres y los pueblos indígenas piden la industrialización del campo, no se refieren a la semilla transgénica ni a plaguicidas mortales, se estima que el 80% de los suelos agrícolas mexicanos se han degradado por la dependencia a la producción de monocultivos masivos.

Es necesario luchar por transformar el sistema capitalista, así como también, aprender de los errores stalinistas, con los koljoses y sovjoses, para lograr el socialismo que dote de herramientas y maquinaria para la industrialización del campo, la colectivización de la tierra y la suficiencia alimentaria de manera digna y segura.


banner libres y combativas

banner

banner

banner libres y combativas

banner revolutionary left

banner sindicato de estudiantes

banner revolucion rusa