Continuar la movilización hasta resolver nuestras demandas 

Levantar una alternativa democrática y combativa en las escuelas contra la manipulación de los charros  

En los últimos años las condiciones del trabajo docente se han hecho cada vez más difíciles. Junto con otros sectores de los trabajadores, a las y los trabajadores de la educación nos han aumentado el grado de explotación. Ya no solamente son los grupos gigantescos o la falta de presupuesto y material en las escuelas.

Ahora es también la extensión del calendario escolar, la formación continua burocrática, las tecnologías que extienden nuestra jornada de trabajo, etc. Todo esto producto de políticas que precarizan el trabajo docente impulsadas por los gobiernos del PAN y PRI y con las que Morena no ha roto, sino solamente limado algunos de sus filos, cambiado la fraseología, pero manteniendo la orientación neoliberal.

Antes esto, miles de docentes han salido a la lucha los últimos años en todo el país, para exigir que se cambien, se mejoren las condiciones, que se cumplan las promesas. Ahora toca el turno para la CDMX de parar y demostrar que se puede generar un cambio.

Las luchas que ha habido, demuestran que hay ganas de luchar, que la rabia se ha acumulado y que estamos dispuestos a empujar hasta conseguir nuestras demandas, a defender nuestros derechos, gobierne quien gobierne.

Consignas y métodos correctos

Es importante movilizarse con demandas que reflejen las necesidades de la base, a la vez que luchamos por conseguirlas con consignas y métodos correctos, que aumenten y fortalezcan tanto la organización como la consciencia de clase de las maestras y maestros.

Dignificar el magisterio, mediante el alza general de percepciones, la eliminación de la precarización del empleo, la cancelación de las reformas regresivas anteriores, etc. no tiene que ver con “revalorizar al magisterio” apelando al más egoísta orgullo profesional, ni justificando la diferenciación salarial o promoviendo la competencia entre maestros so pretexto de los posgrados, o entre docentes y personal administrativo y manual. Esa división sólo nos debilita.

Debemos empujar la organización y la movilización combatiendo la política estrecha, gremialista, de los charros, los viejos y los nuevos, y cualquiera que pretenda adular al magisterio para conseguir mesas de negociación cerradas en las cuales la base no tiene voz ni voto.

Por el contrario, debemos adelantar un discurso, explicaciones, argumentos que conecten la rabia con la tradición combativa y socialista del magisterio. Que nos vuelvan a situar como trabajadores asalariados, con consciencia de clase, defendiendo no que el maestro debe ganar más que el de intendencia, sino que todos los trabajadores deben ganar dignamente. Que es necesario que los de arriba, las autoridades, no sólo ganen menos, sino apostar por destruir el monstruo burocrático que es la SEP para liberar a la educación.

Volver a ganar el derecho a dirigir

En los conflictos más importantes de los últimos años ha sido la CNTE quien ha encabezado la lucha, pero en muchas otras luchas, menos sonadas, en los estados, han sido los charros quienes se han puesto al frente, para conseguir poco, engañar y descarrilar el movimiento, pero esto ha sido por que el magisterio democrático no ha estado presente con la suficiente fuerza como para presentar una alternativa.

El caso del paro del 15 de noviembre es similar, sobre todo la aparición de nuevos actores capaces de capitalizar y manipular el descontento, es una seria advertencia para la CNTE. Si dejamos de movernos, el espacio vacío puede ser ocupado.

Necesitamos volver a posicionar a la CNTE en el horizonte de miles de docentes. Muchas maestras y maestros tienen una visión deformada de qué es la CNTE o de plano ignoran su existencia. Tenemos que revertir años de propaganda falsa del SNTE, de los gobiernos, de los medios de comunicación de la burguesía y extender nuestra acción, impulsando un sindicalismo democrático, asambleario, y de combate.

Las fechas más significativas de la lucha contra el charrismo, como 1998 o 2008 por no hablar de la Primavera magisterial de 1989 son hoy una experiencia lejana. Por ejemplo, las y los maestros que tengan menos de 15 años de servicio sólo la sabrán de oídas. Ciertamente la CNTE tiene una tradición de casi 44 años y al mismo tiempo hay muchas maestras que no la conocen bien. La CNTE tiene que volver a ganar el oído y la confianza de cada nueva generación de maestros y con ello el derecho a dirigir sus luchas.

Y esto sólo se puede lograr demostrando la viabilidad de la Coordinadora palmariamente a la amplia base magisterial. Los charros llamaron un día y se deslindaron, o consiguieron algunas cosas y desmovilizaron y acabaron con el paro. La CNTE debe presentar un plan de lucha sostenido, que no sea un día hoy y otro paro para quien sabe cuándo. Volver a las escuelas, a las asambleas, integrar más compañeras y compañeros y plantear la forma en que continuaremos la movilización.


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