Este año, los cañeros se encuentran en lucha, en una pugna por la supervivencia material de ellos y sus familias. El conflicto, largamente anunciado, al menos desde marzo, lleva a los trabajadores del sector a movilizarse por hacer visible su problemática, negada, en los hechos, por el régimen. La combinación de diferentes factores provocaron una caída del precio final del azúcar refinada que ha dejado en la quiebra a decenas de miles de productores de caña de azúcar. Ante ello la reacción a sido demandar al gobierno federal la ayuda directa a los productores para poder resarcir el daño. Toda esta situación, más allá de los factores particulares, tiene su razón en el caótico funcionamiento del capitalismo y los desordenes provocados por la patronal azucarera.

En México hay cerca de 180 mil productores de caña de azúcar, repartidos en 15 estados. El principal estado es Veracruz donde hay 65 mil productores y están ubicados 20 de los 50 ingenios azucareros del país, además de producir el 46% del total nacional de azúcar. La importación de jarabe de fructuosa, como alternativa barata (que no saludable) para las refresqueras y conexas, la importación irregular de azúcar refinada, el aumento en la producción de caña en más de dos millones de toneladas y, si faltaba algo, las afectaciones provocadas por los huracanes en algunas de las regiones productoras se han combinado para producir un desastre económico que ha dejado en números rojos a miles de cañeros.

Pero es de primera importancia esclarecer los hechos en su proceder. La catástrofe provocada por la conjunción de hechos es sólo posible en la economía de mercado, es decir, en el capitalismo. Recordando a Marx, preguntamos: ¿en qué época se ha visto que aumentar la producción, de caña en este caso, sea condición para la ruina de los trabajadores? ¿Qué el intercambio comercial de alimentos entre distintas regiones del planeta acabe en hambre para la población? La respuesta es una trágica realidad.

Se afirma que incluso la existencia de factores como el aumento de la producción o el cambio tecnológico en la industria que utiliza esas materias primas como insumo sólo llevan a situaciones como la que actualmente vemos debido a la forma irracional de funcionamiento de la economía de mercado. Pero no tiene por qué ser así, en el combate entablado en estos meses se dan los primeros brotes de una alternativa, será el propio proceso de lucha el que acerque esta conclusión a contrastarse con la realidad y, llegado el momento, ponerse en práctica.

La condición de debilidad económica del campo mexicano, es extrema en la industria azucarera. Los patrones e industriales del sector azucarero son históricamente un lastre para la industria. Muchos de los problemas actuales tienen su raíz en el parasitismo de la patronal azucarera. Son varias las ocasiones en que el Estado mexicano, desde 1974, ha “expropiado” los ingenios azucareros para sanear sus finanzas, absorbiendo sus deudas por millones de pesos para finalmente devolver las empresas funcionando a los dueños privados, para que estos puedan parasitar y explotar obreros a sus anchas hasta quebrar nuevamente las empresas y que la historia se repita. Por supuesto, cuando la historia habla sobre los campesinos y obreros agrícolas productores de la materia prima el dinero desaparece como si nunca hubiera existido.

Por ello, esta lucha tiene que satisfacer las demandas inmediatas y, después, utilizar la experiencia para sacar conclusiones. Atacar, nuevamente, el problema pero con una perspectiva más amplia, que termine con el ciclo descendente y caótico de la industria. Controlando mediante consejos de campesinos, jornaleros y obreros el proceso, fiscalizando las finanzas de plantíos e ingenios, oponiendo el poder de los trabajadores organizados al de los patrones, sus cámaras y su Estado. Por supuesto para ello se necesita también organizaciones adecuadas.

Así, uno de los aspectos relevantes de esta lucha es el cuestionamiento y desconocimiento, por parte de los productores, de las direcciones nacionales de la Unión Nacional de Cañeros (UNC) de la Confederación Nacional de Propietarios Agrícolas (CNPR) y la Unión Nacional de Productores de Caña de Azúcar (UNPCA) de la Confederación Nacional Campesina (CNC). Se profundiza el proceso de desgaste y rompimiento de la cadena de transmisión entre el PRI y el campesinado y los obreros agrícolas. Proceso que ya se ha dejado sentir en varias ocasiones desde 2003. Las posibilidades de ganar la lucha se encuentran en proporción directa a la capacidad que tengan los cañeros de reorganizarse dejando de lado toda la burocracia estatal, patronal y gremial que chupa recursos para beneficiar camarillas corruptas y mantener quieto a todo el sector en beneficio de la “paz social”, es decir, de la apacible explotación de campesinos y obreros por la burguesía nacional y el imperialismo.

Por el momento, los cañeros han levantado el plantón con la promesa de ayuda del gobierno pero el problema cañero seguirá mientras subsista el capitalismo. Entonces, habrá que continuar la movilización hasta la victoria final de los trabajadores sobre la propiedad privada y el capital. 


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