La derecha impuso un periodo extraordinario legislativo para los días 11, 12 y 13 de junio; en esas fechas el régimen pretenderá aprobar las leyes secundarias de la contrarreforma petrolera aprobada en diciembre de 2013. Por los funestos efectos que tendrá dicha medida sobre los trabajadores, resulta fundamental impulsar el plan de lucha adecuado para frenar a Peña.

Lecciones de 2013

Frente los planes privatizadores para reformar el Artículo 27 Constitucional y para poner al alcance de los capitalistas el petróleo mexicano, la organizaciones proletarias responderían de diferentes maneras, sólo compartiendo un rasgo en común: el de luchar cada una por su propia cuenta, fragmentando y debilitando al movimiento de masas en consecuencia.

Así PT, Movimiento Ciudadano y PRD optaron principalmente por la lucha parlamentaria, relegando a un segundo plano al movimiento de masas. El PRD con Cárdenas al frente, además impulsaría una campaña que colectaría un millón 700 mil firmas reclamando un consulta ciudadana en la que las masas pudieran decidir si se abría o no el petróleo a la burguesía. Morena convocaría a cincos concentraciones masivas entre el 8 de septiembre y el 1 de diciembre. Y la UNT lanzaría acciones más que opacas.

Así, y ante la inminencia de la aprobación de la reforma a principios de diciembre, el PRD y Morena, de nuevo cada uno por su cuenta, llamarían, los primeros, a una movilización consistente marchar alrededor de la columna de la Independencia durante 75 horas; por su parte los segundos convocarían a un “cerco simbólico” del senado. En ambos casos la participación de las masas sería muy pobre (en particular en el caso del PRD) a consecuencia de un inexistente llamado serio a la lucha.

La lucha parlamentaria fracasó, la petición de la convocatoria a la consulta ciudadana interpuesta por el PRD fue rechazada, además los actos de masas de Morena no lograron el impacto necesario como para verdaderamente hacer temblar a la burguesía; y las acciones de la UNT no crearon ni una ligera ráfaga de viento como para cuando menos despeinar el copete de Peña. Todo ello no fue suficiente y el 11 de diciembre los partidos de derecha lograron aprobar la contrarreforma petrolera.

¡Golpeemos todos juntos!

La derrota de la promulgación de las leyes secundarias que pretenden consolidar la contrarreforma petrolera, podría significar un fuerte descalabro para los planes privatizadores de Peña y a la vez podría derivar en toda una trasformación que podría a la derecha sobre las cuerdas y a la clase trabajadora en condiciones para avanzar contra sus enemigos a un nivel no visto en los últimos años.

Dado todo lo que podríamos perder en caso de que se aprueben las leyes secundarias, pero también teniendo en cuenta todo lo que podríamos ganar en caso de que estas sean derrotadas, los trabajadores debemos demandar de nuestros dirigentes un plan de acción que contenga todos los ingredientes necesarios para poder imponerle nuestra voluntad al Régimen. Para ello es necesario sacar las lecciones necesarias del pasado para no cometer los mismos errores en esta nueva etapa de la lucha en defensa de PEMEX.

Es necesaria la unidad de acción: todas las organizaciones obreras, tanto sindicales como partidarias, deben acordar un programa de lucha que unifique al movimiento de los trabajadores en un Frente Único que acuerde acciones para golpear todos juntos el mismo día y a la misma hora. Las acciones aisladas y por separado, tal como sucedió en 2013, sólo dividen al movimiento de masas dispersando y desperdiciando sus fuerzas. No hay nada más favorable para Peña que un movimiento obrero divido por sus dirigentes, mismos que no comprenden la importancia de la unidad.

Otra medida es la de impulsar una plataforma reivindicativa que si bien defienda al petróleo, al mismo tiempo recoja otras demandas tales como la derogación de las contrarreformas laborales y educativas, la defensa de la tierra para el campesinado pobre y de las universidad pública para los hijos de los trabajadores, así como el derecho a un salario digno y empleo estable, entre otras consignas. Sólo un programa de lucha de esta naturaleza podrá unificar al movimiento de los trabajadores de la ciudad y del campo.

Además se requiere profundizar la lucha pues la experiencia de 2013 demostró que la masividad de las concentraciones, tal como fue en el caso de Morena, no es suficiente. Por ello es necesario pasar a las acciones unificadas y a la convocatoria de una huelga general de 24 horas, como condición para hacerle sentir a Peña el alcance real de la fuerza de los trabajadores luchando y obligarlo a retroceder. Por ejemplo sin una mayor beligerancia de la lucha superior a lo hecho en 2013, es casi un hecho que sean derrotadas las recientes campañas de firmas impulsadas por el PRD y Morena, cada uno por su lado, para exigir la consulta ciudadana en 1015.

También el Frente Único en defensa de PEMEX tendría que ser purgado de elementos que representan un freno para el movimiento y son garantía de traición. Por ello Cárdenas inmediatamente debería organizar la lucha para expulsar a los chuchos y demás agentes del Régimen al interior del PRD y por su parte AMLO, también en lo inmediato, debería romper con todos aquellos empresarios que se le han unido y que son un pesado lastre con el fin de evitar que el movimiento avance.


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