A un año de la crisis de las ‘subprime’ en EEUU

Un año después del colapso de las subprime en EEUU, el sistema financiero mundial se tambalea. A pesar de las inyecciones de liquidez de la Reserva Federal (FED), el Banco Central Europeo (BCE), el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón, el mercado crediticio sigue seco y las pérdidas de la banca mundial y de los principales mercados bursátiles alcanzan niveles sólo comparables con los del crac de 1929. A este panorama desolador se suma el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, mientras la economía real se arrastra pendiente abajo sin freno a la vista. Todos los elementos para una profunda recesión de la economía mundial están cristalizando a un ritmo sincronizado.

A pesar de esta dura realidad, no son pocos los que se resisten a reconocer que el problema es el capitalismo. Las páginas de los principales diarios están trufadas de artículos de opinión de catedráticos, directores de escuelas de economía y un sinfín de "especialistas", que se lamentan por la "falta de transparencia" y la opacidad con la que grandes bancos de inversión y agentes financieros cubrieron sus operaciones. En vista del desastre, estos "sabios" del hecho consumado no dejan de escribir solemnemente a favor de una regulación más estricta que sea capaz de controlar las transacciones de capital y los movimientos de los grandes fondos de inversión. Pero ¿cómo no se les había ocurrido antes? Cuando las cinco mayores entidades de inversión estadounidense -Goldman Sachs, Merrill Lynch, Morgan Stanley, Lehman y Bear Stearns- tenían un nivel de deuda en 2007 de 41 a 1, es decir, que por cada euro contante y sonante que captaban se endeudan por 41, todos estos sabiondos no decían esta boca es mía. Testas así podrán ser coronadas con el Nobel de Economía, pero son incapaces de comprender la auténtica naturaleza de las crisis del capitalismo.

Una gangrena recorre el sistema financiero

En la búsqueda de más controles y "transparencia", la última cumbre del G8 en Tokio instó a la banca mundial para que en un plazo de 100 días hiciera públicos el volumen real de sus fondos infectados de dudoso reintegro, un agujero que según fuentes oficiales ronda ya el billón de euros. Cien días después, el 22 de julio, los bancos confirmaban que no habían hecho los deberes, y el G8 se retiró en silencio, confirmando que no se puede poner puertas al campo.

Con todo, el calado de la infección es de tal magnitud que está obligando a los gobiernos de todo el mundo, empezando por el de EEUU, a realizar una vasta operación de rescate para que la gangrena del sistema crediticio mundial no se transforme en un crac descontrolado. Bastan algunos ejemplos.

1.- Los beneficios de la banca europea en el primer trimestre del año se hundían. Los resultados conjuntos de las 10 grandes entidades europeas por valor bursátil, excluidos BBVA y Santander, sumaron 203 millones de euros, un 99,06% menos que en el mismo trimestre del año anterior. Otro tanto ha pasado con la banca de inversión en EEUU. Citigroup registró su tercer trimestre consecutivo de pérdidas, acumulando 17.500 millones de euros de saldo negativo en este año. Merrill Lynch por su parte, tuvo unas pérdidas trimestrales de 4.650 millones, que elevan a 18.650 millones el rojo acumulado en lo que va de año.

Y si alguien pensaba que la situación podía ir a peor, estaba en lo cierto. El BCE ha dado una nueva vuelta de tuerca anunciando un cambio en la normativa que rige sus subastas de dinero. El eurobanco planea exigir más garantías para facilitar créditos cuando la contrapartida sean bonos hipotecarios, cuya colocación en los mercados se ha vuelto casi imposible. Con esta medida, que supuestamente pretende evitar nuevos "fraudes", aumentará la presión para la refinanciación de la deuda empresarial, superior al 100% del PIB en algunos países como en el caso del Estado español y Francia, y por consiguiente la amenaza de quiebra para miles de empresas europeas. Una dinámica que podría terminar arrastrando a muchos bancos en la caída.

2.- Las bolsas han sufrido una auténtica hecatombe, acabando con la burbuja que infló en la última década la cotización de empresas y bancos a niveles estratosféricos.

3.- El gobierno de EEUU se ha visto obligado a intervenir en la quiebra de Fannie Mae y Freddie Mac, las dos grandes hipotecarias del país con un total de créditos concedidos por valor de más de 5 billones de dólares y cuyas acciones cayeron un 84 y un 75% respectivamente en la sesión de Wall Street del pasado 7 de septiembre. Se trata de la más vasta operación de rescate económico que la historia de EEUU registra para evitar el colapso del sistema financiero mundial (se calcula que la administración norteamericana podría inyectar más de 200.000 millones de dólares en ambas entidades). Como ocurrió en Gran Bretaña con el Northen Rock y en los EEUU, hace apenas cuatro meses, con Bearn Sterns y en el mes de julio con IndyMac Bancorp, el estado capitalista ha recurrido al viejo truco de nacionalizar las pérdidas después de haber privatizado masivamente las ganancias. ¡Socialismo para los ricos, capitalismo para los pobres!

La recesión llama a la puerta

Hoy, con los datos en la mano, las previsiones de los marxistas han sido confirmadas: la economía está recorrida por una crisis de sobreproducción que no respeta las fronteras nacionales, y se extiende como una mancha de aceite en una economía mundial integrada a una escala nunca vista en la historia. Ésta es la razón de que los organismos económicos internacionales tengan que revisar a la baja sus estimaciones de crecimiento, o mejor dicho de decrecimiento.

El PIB de la zona euro ha registrado un descenso del 0,2% entre abril y junio, la primera caída del PIB desde la puesta en marcha de la moneda única. Las cifras señalan un estancamiento profundo de la actividad económica: Gran Bretaña e Italia ya están con indicadores abiertamente recesivos, mientras Alemania y Francia se deslizan con fuerza por la misma pendiente1.

En el caso de la economía estadounidense, el relativamente buen comportamiento del PIB norteamericano en el segundo trimestre (con un crecimiento del 0,5%) ha estado condicionado por el paquete fiscal del gobierno Bush, pero los indicadores fundamentales de la actividad, como el consumo, el desempleo y la producción industrial, por no hablar del desastroso panorama del sector financiero, siguen empeorando2. Los economistas de la Unión de Bancos Suizos (UBS) insisten en que la primera economía del mundo entrará en recesión en el segundo semestre del año "una vez que el impacto de las medidas monetarias y fiscales se disipe".

En el resto del mundo las perspectivas son también desalentadoras, como en el caso de la tercera economía industrial del planeta, Japón, cuyo PIB se contrajo un 2,4% interanual en el segundo trimestre. Las razones que explican este hundimiento son principalmente dos: por un lado, la caída de las exportaciones a consecuencia de la atonía de los mercados estadounidense, europeo y de las economías emergentes de Asia, donde la reducción de compras de vehículos y de bienes electrónicos está creciendo formidablemente; por otro, la pérdida de potencia del consumo interno (que disminuyó un 0,5% por la escalada inflacionista que vive el país). Tampoco China se libra de las consecuencias del parón económico. Según The New York Times (4 de septiembre de 2008): "Las fábricas chinas informan de un descenso en el número de nuevos pedidos de junio. Las exportaciones apenas crecen. El mercado inmobiliario se debilita. La ralentización del crecimiento de China ha hecho que el precio mundial de algunos metales como el cobre, el estaño, el zinc y el aluminio hayan caído en las últimas semanas debido al cierre o al recorte en el consumo de las voraces fábricas chinas. Pero aunque las dificultades de China pueden hacer que se reduzcan las presiones inflacionarias en todo el mundo, también amenazan con ralentizar aún más el ya de por sí débil crecimiento económico mundial (...)".

Después de un año de crisis, los marxistas podemos republicar todas nuestras previsiones sin temor a ser corregidos por los hechos. Tal como señalamos, la perspectiva de la estanflación es hoy una realidad dramática para cientos de millones de personas en todo el mundo. También las tendencias proteccionistas, que se ciernen como una amenaza sobre el comercio mundial y pueden hacer aún más dura la recesión, se están fortaleciendo como pone de manifiesto el fracaso estrepitoso de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la llamada Ronda de Doha.

La lacra del desempleo, la reducción impune de los salarios y el aumento de la jornada laboral a los niveles del siglo XIX; el genocidio perpetrado contra miles de millones de seres humanos a través de la especulación capitalista de los alimentos; la barbarie legal desatada contra los inmigrantes que huyen de la miseria impuesta por la opresión imperialista; la vuelta al rearme y la guerra fría, como expresión del enfrentamiento económico y militar entre las diferentes potencias que se disputan el control del planeta... Todo ello prueba que este sistema ha dejado de jugar un papel progresivo. Pero no basta con comprender las causas del problema, hay que levantar una alternativa viable para acabar con la dictadura tiránica del mercado. Y esta alternativa no es otra que la lucha revolucionaria por la transformación socialista del mundo.

NOTAS

1. En junio, la producción industrial de los 27 países de la UE cayó un 0,3% respecto al mismo mes de 2007. En el caso del Estado español la caída ha sido en realidad un desplome en toda regla, un 9%. En lo que se refiere al consumo, el mes de agosto ha sido aciago para las potencias europeas mostrando una contracción fuerte en las ventas de automóviles, con caídas en torno al 10% en Alemania, en Italia un 26,4%, en Francia un 7,1% (Renault ha presentado un expediente para despedir a 4.000 trabajadores) y un 16,6% en el Reino Unido. También se puede observar la contracción en el derrumbe en bolsa de las principales empresas de telecomunicación europeas durante el año 2008: Vodafone, -31,31%; Tele2, -14,28%; Telefónica, -26,65%; Telecom Italia, -43,48%; Deutsche Telekom, -29,49%; France Telecom, -22,48%; British Telecom, -27,41%; KPN, -18,57%; Portugal Telecom, -22,17%. Es decir, todos los datos muestran que el corazón de la producción industrial está afectado de lleno por la recesión.

2. EEUU cerró agosto con un incremento del desempleo de cuatro décimas respecto a julio. La tasa de paro se eleva al 6,1%, la más alta en cinco años, hasta un total de 605.000 empleos perdidos por la crisis desde enero. EE UU está destruyendo una media de 76.000 puestos de trabajo mensuales, y la tasa de parados podría llegar al 7% en 2009. En la industria la situación empeora día a día, hasta el punto de que en Wall Street se especula con que las grandes automovilísticas de Detroit (General Motors, Ford Motor y Chrysler) pudieran llegar a declararse en quiebra. La caída en las ventas de agosto muestran el impacto de las restricciones del crédito, el alto precio de la gasolina y el encarecimiento de la cesta de la compra. Las ventas de GM, el mayor fabricante nacional, cayeron un 20,3%; las de Ford fueron aún mayores, con un descenso del 26,5%, mientras Chrysler las superó con una caída del 34,5%. Sus rivales asiáticas no tuvieron un comportamiento mucho mejor: Toyota, número dos en EE UU, vendió un 9,4% menos en agosto; Honda, también registró un descenso en las ventas del 7,3%. En los últimos 12 meses se vendieron 13,7 millones de coches en el mercado estadounidense, frente a los 16,3 millones en agosto de 2007.


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